Narra Oriana:
- ¿De que estas hablando Osvaldo? - dijo mi madre mientras apoyaba la bandeja un mueble al lado de la puerta. Yo me encontraba parada mirando de manera desafiante a mi padre. Estaba completamente loco.
- Mi amor - contesto apenado - esto es algo que tengo que arreglar con Oriana - dijo señalándome.
- ¿Vos pensas que voy a dejar que uses a nuestra hija por negocios Osvaldo? - se acercó a mí y tomo mi mano. - Estas completamente fuera de tus cabales.
- Solamente vas a tener que fingir que estas con el Oriana, un par de fotos juntos y su imagen se limpia. - me miró fijamente, tratándome de convencer con ese plan macabro. ¿Dónde estaba el padre que años atrás me cuidaba como si fuera un diamante? Ahora me entregaba a un idiota. - La decisión ya está tomada.
- Lo siento, pero no puedo escuchar ni una palabra más de lo que estás diciendo papa. - lo interrumpí y solté una lagrima, esta situación me estaba superando. - Estas muy equivocado si pensas que voy a dirigirme la palabra con una persona como Francisco. Y menos pretender que no me hizo nada. - Bese la frente de mi madre, y abandone la habitación dejando a mi padre con la palabra en la boca, escuchaba los gritos de mi madre hacia él. Lo que más me dolía era que ella este en el medio de esta situación.
Tome mi bolso y mi abrigo y abandone instantáneamente el lugar. Camine hacia el auto y una vez dentro estalle en llanto. Todo había pasado tan rápido que no había tenido tiempo de procesar ni una palabra de lo que me había dicho mi padre. ¿Fingir estar de novia con Francisco?
Busque en mi bolso un frasco pequeño de vidrio que contenía pequeñas píldoras rojas. Calmantes. Los ingerí con un poco de agua que tenía dentro del auto. Y encendí el motor.
Llegue al edificio y estacione en mi parcela. Baje del auto y fui hacia la entrada. Busque mi entrega en la planta donde antes había dejado el dinero. Mi cuerpo se relajó cuando sentí en mi mano dos cajas completas de calmantes.
- ¿Oriana? - un escalofrío recorrió mi cuerpo. Escondí rápidamente las pastillas en mi bolso y me di la vuelta. - ¿Qué haces? - dijo Julián riendo.
Le devolví la sonrisa y me acerque a él.
- Nada, estaba viendo si la planta necesitaba agua - mentí algo nerviosa, pero para mi suerte él no lo noto. Y el rio. Pero su cara cambio en un segundo. ¿Me descubrió?
- Hey - toco mis pómulos con sus manos, suaves, tan... perfectas. - Estuviste llorando. ¿Qué paso? - me abrazo. No me pude contener y comencé a llorar devuelta recordando lo que había vivido anteriormente.
- Todo paso. - me alejo de el un poco para poder ver su cara. - Es muy largo. - agache mi cabeza.
- Están todos en mi departamento, queres que vayamos al tuyo a hablar o...
- No - lo interrumpí mientras secaba las pocas lágrimas que había soltado. - Es algo que les tengo que contar a todos. - Julián asintió algo confundido. Los dos nos dirigimos hacia el ascensor. Puse mi mano adentro de mi cartera para sentir una vez más las cajas de calmantes.
Estaba decidida a evitar a toda costa seguir el plan de mi padre, y para hacerlo voy a necesitar la ayuda de todos mis amigos. Por lo menos sé que puedo contar con ellos en cualquier situación. O si no, me quedare sola con mis calmantes de por vida supongo.
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Dame tu amor
RomansaRisas, amor, amistad. Eso era al comienzo de mi vida, pero esta cambio. Drogas, alcohol, perdición. No tengo a nadie. Estoy completamente sola... ¿Que camino debo seguir? Esta puede parecer la típica historia feliz, en la que la protagonista se ena...