Capitulo 28: Desesperación

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- ¿Qué es esto? – pregunte confundida mientras miraba el camino de rosas que terminaba en una mesa para dos alumbrada por velas a su alrededor. Rick me miro confundido y encogió sus hombros. – Maldición. - Esto tiene que ser una trampa o algo para continuar con las estúpidas fotos.

Rick me ayudo a acomodarme en la mesa. Instantáneamente un hombre de traje se acercó a mí y me entrego unas flores. Pero no había ningún fotógrafo alrededor. 

- Bienvenida – Francisco se acercaba hacia mi sonriente y triunfante. Odiaba demasiado esa cara. - ¿Te gusta la sorpresa mi cielo? – acomodo su traje y se sentó enfrente mío.

- No me digas cielo – respondí con cara de desagrado - ¿Dónde está mi padre?

- Esta cena va a ser para nosotros dos Oriana, por más que no te guste vas a tener que reprimir tus actitudes de nena caprichosa y aceptar el trato de una vez por todas. – contesto enojado. Y luego volvió a sonreír como si nada pasara.

¿Qué le pasa a este chico? ¿Se le subió lo idiota a la cabeza o qué?

¿Quién se cree que es para tratar a una chica de este modo?

Amague a pararme pero Francisco me tomo de la mano y logro que me quedara en mi asiento.

- ¿Qué parte no entendiste? – rodee mis ojos y volví a tomar asiento.

- ¿Cuándo vamos a volver a Buenos Aires? – lo único que pensaba era bajar de ese avión y encerrarme en el departamento para siempre.

- Cuando tengan nuestra casa lista – contesto relajado.

- ¿Qué? – grite confundida. Todos los camareros se voltearon a ver qué pasaba. - ¿Cómo que nuestra casa?

- Si cielo, nuestra casa – sonrió y comenzó a mandar textos con su celular.

En ningún momento mi padre ni nadie menciono el mudarme con él, y si piensa que realmente va a ocurrir está demasiado equivocado. 

- Yo vivo en mi departamento – le respondí bruscamente tomando su celular entre mis manos para que me prestara atención – y no voy a vivir con vos.

- Si vos no queres vivir conmigo me da igual, pero la prensa va a tener que pensar que sí, porque si no el trato no está saldado.

- Sos un idiota – susurre mientras el mozo dejaba la comida sobre la mesa.

En realidad no me molestaba vivir con el, lo que viajaba por mi mente era vivir bajo las represiones de una persona como el, dejar de vivir mi vida, y cambiarla solamente para la conveniencia de su padre. Vivir con el seria aceptar las reglas que el o Felipe impongan y una vida así no podría ser para nada cómoda. Una casa lujosa con millones de empleados no iba a hacer que sea mas feliz, o que el tiempo se pase mas rápido. 

Volví hacia el departamento apenas los guardias me dejaron salir del restaurant. Entre dejando fuera a Rick, abrí una botella de whisky y comencé a beberlo del pico. Prendí un cigarrillo e invadí la casa con el humo.

No podía creer como había aceptado una locura como esta. Como pude abandonar mi casa y mis amigas por esta mierda de vida. Sentía que mi cabeza latía cada vez más fuerte y solamente seguía ingiriendo el whisky una y otra vez.

Los constantes golpes de Rick en la puerta comenzaban a retumbar más fuerte. Al cabo del tiempo sentía como había más golpes y más golpes los cuales ignoraba por completo, en este momento cualquiera que atraviese la puerta se iba a llevar un vidrio incrustado en la cabeza. Encendí la música a todo volumen y comencé a bailar sobre la cama. Sentía que de ese modo nada me molestaba realmente. Quería que todos notaran lo fastidiosa y caprichosa que podía ser si quería.

- Odio a Francisco, odio a mi padre, odio a Julian, odio mi vida – mis gritos llegaron hasta el siguiente continente.

Busque dentro de mi bolso mi caja de metal y tome una de las pastillas rosas que habían quedado de la última fiesta de Richard y la trague con alcohol. Abrí una botella de vodka, dejando la vacía de lado, sentía como había gente gritando afuera del departamento por lo cual trabe la puerta de mi habitación. 

Mi garganta comenzó a arder y podía sentir como todo mi cuerpo reaccionaba a los efectos de la pastilla. Mis piernas comenzaron a temblar y mi vista se ponía más nublosa con el avanzar del tiempo. Osvaldo gritaba mi nombre pero no me importaba, si quería hablarme era para decirme que tenia que aceptar todas las condiciones que imponga Felipe, ya que así salvaríamos a nuestra familia, por que es un trato millonario, como si nos hicieran falta millones. Como si realmente le importara que muera o que me manejen como un puto juguete.  

Perdí el equilibrio y caí sobre un mueble golpeando la botella. Sentí los vidrios rotos rozar con mi cuerpo y toda mi vista se volvió negra.

- ¡Oriana! – la voz de mi papa inundo toda la habitación y mi mente se puso totalmente en blanco.



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LES QUIERO DESEAR A TODOS MUY FELIZ NAVIDAD! 

Gracias por leer y si no es mucho pedir me gustaría que voten el cap, así yo se que realmente les gusta y ademas me ayudan a que mas gente conozca la novela ♥ 



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