Capitulo 34: Sus ojos abiertos

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Narra Peter

Oriana fue trasladada a la habitación unos minutos después y las enfermeras entraron con ella, desde ese momento no tenemos ninguna noticia, cada dos horas salen unas enfermeras y entran otras para cambiar de posición, pero ninguna responde a mis preguntas.

Mis padres pasaron a la mitad de la noche para saber alguna novedad, pero se tuvieron que ir porque Osvaldo tenía "reuniones" que atender. Mi relación con el no mejoro en ningún sentido. Ni siquiera ahora que tendríamos que estar tan unidos, pero realmente como me llevo con mi padre en este momento es lo que menos me interesa

Tres enfermeras avanzaron por el pasillo de manera apresurada y entraron a la habitación de mi hermana.

- ¿Qué pasa? – grite antes de que cerraran la puerta, mi respiración se aceleró y sentía como el pecho se me cerraba.

Siento que con cada segundo que pasa pierdo a mi pequeña hermanita y esta vez es para siempre. Recuerdo a la nena que me molestaba si no le hacia la merienda hace diez años. ¿Cómo pude abandonarla de esta manera? Siempre fue la única que entendía todos mis problemas, y cuando ella tuvo uno yo no supe escucharla. Si algo le pasa no me lo voy a perdonar nunca.

Julia se levantó de su asiento y trato de tranquilizarme. Pero lo único que logro fue que pensara lo peor.

- Chicas lleven a Julia a casa, no quiero que este acá, mañana es la cesárea y es muy peligroso para Olivia. – le dije mientras acariciaba su vientre, en el que estaba mi pequeña princesa. – Si pasa algo yo – hice una pequeña pausa pensando lo que podría estar pasando en la habitación. – yo las llamo.

Las tres asintieron y comenzaron a alejarse por el pasillo.

Una enfermera se asomó a la puerta y todos nos levantamos atentos a sus palabras.

- La paciente está despertando, solamente puede pasar uno – dijo sonriente y sentí como una mochila de cien mil kilos se caía por mis hombros.

Pablo apoyo su mano en mi hombro y me empujo a la puerta para que reaccione. Asentí y seguí a la enfermera. Adentro de la habitación había olor a jazmines, la flor preferida de Oriana. Me acerque hacia su cama y pude ver como sus ojos se iban abriendo de a poco para conectar con los míos. Tome su mano y le sonreí para que sepa que está todo bien.

- Hola hermanita – sonrió al escuchar mi voz pero no dijo nada.

Abrió su boca para emitir un sonido y me acerque a ella para escucharla.

- Lo siento – dijo con apenas un hilo de voz. Una lágrima recorrió mi rostro y esboce una sonrisa.

- Shh... tontita – acaricie su rostro, extrañaba tanto su voz. – ahora no es tiempo para pedir disculpas.

Narra Oriana

El resto del día fue un ir y venir de todos mis amigos y familiares. Me traían regalos y flores que terminaron de ocupar todo el sillón para visitas. También estuve una hora adentro de una sala conectada a distintas maquinas que tomaban mi presión, mi pulso y todo lo necesario para asegurar que no había tenido ningún problema durante el coma.

Vino mi padre para pasarme el último parte sobre mi "relación" con Francisco. Hasta que mi madre entro en la habitación para callarlo pude escuchar que el tema de la convivencia estaba solucionado, y apenas salga de este lugar voy a vivir con él en una casa en el country donde viven mis padres y los suyos. Por más que deteste la idea de vivir con el supongo que va a ser una forma más para olvidarme de "ya saben quién", y por lo que escuche la casa es tan grande que voy a poder no cruzarme con él en todo el día. También me conto que los medios adoraban la pareja y querían entrevistas apenas volviéramos del "viaje" en el cual todavía sigo.

Hablando de Julian, no vino a verme en todo el día, lo cual me parece algo extraño ya que cuando le pregunte a Peter no tan disimuladamente me dijo que ya le había mandado un mensaje de texto, pero no lo respondió. Creo que está muy ocupado con su nueva vida.

- Prométeme que nunca más vas a estar en coma amiga – grito Jenny mientras me abrazaba.

- No puedo prometer que voy a seguir viva si me seguís sacando la respiración María Eugenia – se rio delicadamente y se separó de mi avergonzada. – ¿Que cuentan mis tres amores? Bueno en realidad cuatro – recordé mientras señalaba la panza de Julia.

- Nada que no te podamos contar después, tenes que descansar – me dijo Mariel mientras miraba su reloj – yo me voy a quedar con Jenny así Peter se va con Julia a la habitación.

- El lado bueno es que no me voy a perder el nacimiento de mi pequeña sobrinita – acaricie su panza una última vez y me despedí de Julia – Si mi hermano se desmaya, trata de que alguien lo grabe – le susurre y ella se rio.

La enfermera vino un rato después para avisarme que dentro de dos días me iba a poder ir, ya que no habían encontrado ninguna secuela grave. Pero también me dijo que tenía que empezar rehabilitación por mi adicción, no me agrado mucho la idea de eso, pero me calmaron diciendo que solamente va a ser una persona que me acompañe a todos lados para asegurarse de que no me drogo devuelta.

Pase el resto de la noche con mis amigas hablando sobre todo lo que había pasado estos cinco meses. Él bebe de Lola nació hace dos semanas prematuro, pero por lo que pudieron saber por los rumores, ya estaba afuera del hospital viviendo con su madre. No me voy a preocupar por eso realmente.

También me contaron que Julian ya estaba viviendo con su novia y se los ve muy felices juntos, pero ella no es muy carismática así que no se hablaba con ellas.

Supongo que fue fácil que me olvide de todos modos.




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