-Si lo amas, ¿por qué no sonríes junto con él?
Su pregunta ingresó en mi corazón con una rapidez y fuerza increíble, y se detuvo allí, palpitando, una y otra vez, recordándole a mi mente lo débil que podía llegar a ser.
-Le prometí que lo haría.
-Él debe de ser el chico más adorable del mundo, entonces.
-Lo es, es mucho más que eso. Él es todo, todo para mí.
-Estoy seguro de que tú también significas todo para él.
Las palabras se me habían agotado, tan sólo dejé el cojín de lado, y dejé caer mi cabeza encima de mis manos. Cubrí mi rostro con delicadeza, y solté una risita.
-Eso parece.
-Esa es mi princesa-Él soltó una adorable y simpática risita-¿Porqué no te preparas para la visita de tu padre?
-No quiero verle.
-¿Ah, no?
Yo negué con la cabeza aún en mis manos.
-¿Por qué no?
-Vendrá tan sólo a discutir, abuelo.
-No discutas con él…tan sólo escucha lo que tiene por decir, reserva tus comentarios, y sigue adelante.
-¿Cómo es que siempre tienes consejos por dar?-Aparté las manos de mi rostro, y le sonreí.
-Sonreíste, ¿o no? Lo hago por tu sonrisa.
Incliné mi cabeza hacia un lado, y solté una tímida risita. Esperaba algún día tener la suerte de mi abuela, y casarme con un príncipe azul como él. Por suerte, yo ya conocía uno, y su nombre era Niall Horan.
Cuando pequeña, solía escribir en mis diarios personales jamás terminados cada detalle que me gustaría que éste tuviera. Jamás creí que esto fuera a florecer en él. No así.
Yo quería ser esa chica, por la cual él cruzara el mundo, por la cual él sonriera a pesar de todo, aquella a la cual él pudiese contar hasta el más mínimo secreto, esa en la cual él podría confiar su corazón.
Esa chica, su chica perfecta. La chica que cruzara su mente todos los días. La imagen que se figurara en su mente cada que él cierra sus ojos. La sonrisa que ilumine sus días…su chica.
Quería que él sintiera orgullo al decir mi nombre. Quería que él sostuviera mi mano y jamás la soltara. Quería ser su amuleto de la suerte. Quería ser los latidos de su corazón, sus nervios y sus emociones.
Lo quería de vuelta.
-Cariño, no quiero que sigas el ejemplo de tu madre.
Mis ojos se plasmaron como platos, y se clavaron con fuerza sobre los de él.
-No es que ella no sea un buen ejemplo a seguir, es sólo que…no quiero que tú sufras lo que ella ya sufrió.
-Ella no supo elegir, ¿cierto?
-Jamás supo hacerlo. Se dependía de los demás, y…tan sólo mírala.
Miré hacia mis alrededores, haciendo una extraña y confundida mueca, para así regresar hasta su mirada.
-Ella no está aquí.
-Exacto-susurró.
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Lighters (Niall Horan).
FanfictionEsta novela NO es mía. Derechos reservados a Cassandra Bravo.