Capítulo 46 [Promesas cumplidas y por cumplir].

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En el momento en que mis palabras abandonaban mis labios, él recuperó su postura. Se aferró a los barandales de su cama; un brillo especial iluminaba sus ojos.

-¿_______? ¡Cosita!-Sus piernas de nuevo corrían hacia los estúpidos barrotes que alguna vez dudaron en separarnos. Era ridículo pensar que eso nos fuese a separar.

Sus manos se posaron encima de las mías, rodeando por completo aquellos tubos de metal que se habían convertido en enemigos de ahora en adelante.

-Cariño…-susurré.

-No quiero estar aquí. Quiero estar allí, contigo.

-Estoy aquí.

-Pero yo quiero estar entre tus brazos-susurró.

-¿Cómo es que has quedado allí dentro?

-Eso no es importante.

-Mi pequeño elfo-susurré mientras deslizaba mi mano por debajo de la suya, logrando zafarme de ella. Atravesé uno de los tubos de metal, y posé mi mano sobre su rostro.

Él se estremeció tal y como un gatito lo hace en el momento en que su dueño le acaricia. Entrecerró sus ojos, dejándome en claro que ahora se encontraban húmedos.

-Te amo.

-Ahora lo sé-susurré.

-Lo haría todo por ti.

-Yo también te amo.

-No tanto como yo.

-Créeme-enredé mis dedos en su cabello con delicadeza-lo hago.

-Tengo miedo, _____.

Echó su cabeza hacia adelante, y tan sólo se acostumbró lentamente a mis caricias. Sus manos comenzaron a ser más delicadas.

-Yo también-susurré.

-Tengo miedo de lo que ese estúpido pueda hacer.

-No lo voy a permitir.

-Ni yo.

-Niall.

Él elevó su vista hacia la mía, ocasionando que un profundo mar, mejor dicho, sus ojos, ahogaran a los míos.

-Gracias por cumplir tu promesa.

-Una promesa es una promesa-sonrió mientras elevaba el meñique de su puño. Alzó una ceja, y en una hermosa sonrisa aguardó del mío. E

Entrelazamos nuestros meñiques al mismo tiempo que nuestros labios se curveaban automáticamente.

-Te quiero.

-¡Creí que me amabas!-Niall exclamó dramáticamente.

-Calla, tonto. También te amo-dije en una carcajada.

-Y yo a ti.

Posó su frente sobre el frío metal, y alzó sus labios. Parecía un pequeño pescadito atascado en una pecera. No pude evitar soltar una carcajada al mirarle así.

-¿Se te entumieron los labios?-Dije sarcásticamente.

-¿Me ayudas?

Posé mis manos por encima de las suyas, apretando sus puños contra los tubos de metal. Ambos comenzamos a reír antes de estar a punto de lograr nuestro cometido.

-Nada, ni siquiera esto va a impedir que estemos juntos-susurré sobre sus labios.

Él se animó a dar el primer paso. Posó sus frágiles y dañados labios sobre los míos, ocasionando que un millón de corrientes eléctricas me recorrieran de pies a cabeza.

Lighters (Niall Horan).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora