Capítulo 32 [La ventana].

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Me alejé de él con delicadeza, y removí mi mano de su hombro. Agradecía a Dios por aún tener su presencia cerca de mí, sinceramente, él era muy importante para mí.

Era más que importante.

-Cariño, tu celular-mi abuelo susurró.

-¿Sí?

-Recuerda que él está sonriendo-guiñó un ojo hacia mí.

-Lo sé-miré hacia el suelo con una enorme sonrisa, y él pudo notarlo.

-Tu sonrisa vale muchísimo. Estoy seguro de que él siente cada una de tus sonrisas.

-Yo siento las de él.

Segundos después, mis piernas ya se dirigían hacia las escaleras, y por lo tanto, hacia mi preparación mental.

El ruido de los autos al pasar por la carretera era la música perfecta para mis oídos. Mi ventana acaparó mi atención en cuestión de segundos: ésta estaba cerrada.

De inmediato corrí hacia ella, y en un rápido movimiento, coloqué ambas manos sobre ésta, y jalé con fuerza, haciendo un doble esfuerzo debido a la dureza de ésta.

Y ésta logró abrirse, colocando en mi rostro una enorme sonrisa. Le mantenía abierta por una sola razón: tenía la esperanza de que Niall subiese por ella en cualquier segundo.

Lo sé, era estúpido, pero era aún más estúpido el renunciar a él. El renunciar a su sonrisa, a la calidez de sus palabras, a su tímida y peculiar sonrisa, a su amorosa risa, la manera en la cuál nuestras manos encajan a la perfección…él.

De inmediato corrí hacia mi maleta, dónde me coloqué de rodillas al suelo, y la observé por unos segundos. Repasé con mi dedo índice el contorno de su agarradera, la cuál había sido sostenida por las manos que más amaba.

Y por unos segundos, recordé como ambos tomamos la maleta entre nuestras manos, y bajábamos las escaleras al ritmo perfecto, lo suficiente como para mirarnos y seguir el paso de las escaleras.

Deslicé mi dedo por el compartimiento más pequeño de ésta, de dónde logré remover una pequeña libretita con hojas de color moradas desprendibles.

Tomé mi marcador permanente de color negro, y removí la tapa de éste con mis dientes.

Deslicé mis dedos desde arriba hacia abajo, escribiendo sobre cada uno de éstos pequeños pedacitos de corazón.

Sobre el primer trozo de papel, escribí la palabra “Mi” la cuál desprendí con facilidad, y corrí hacia la ventana. Me posé de rodillas frente a ella, y pegué el primer trozo de papel sobre la orilla izquierda.

De nuevo, y sobre una hoja nueva, escribí la palabra “Elfo” seguida de “Subirá” “Por” “Ésta” “Ventana”.

Una gran sonrisa de estúpida se dejó ver en mi rostro al haber logrado mi cometido. Mi ventana lucía más especial, y ésta me devolvía todas aquellas perdidas esperanzas que mis lágrimas se habían llevado junto con ellas.

“Mi elfo escalará ésta ventana”.

Y él iba a hacerlo. Iba a subir por ésta ventana tal y como lo había hecho la última vez. Él iba a tomar todos esos pedacitos de mi roto corazón, y los uniría de nuevo con todas las lágrimas que había derramado alguna vez.

Lighters (Niall Horan).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora