Capítulo 36 [Por siempre una promesa].

4.3K 218 1
                                    

Miré hacia la carretera, dónde el resto de los autos y sus dueños apuntaban hacia mí. Me sentía rodeada, y a la vez tan sola. Miré hacia atrás, dónde mi padre aún corría tras mi encuentro.

-¿Qué quieres de mí?-Un exhausto grito salió de mis labios-¿Qué mierda quieres de mí?

Jamás sentí la presión del mundo encima de mis hombros. Yo quería correr de ahí, pero mis piernas me lo impedían. Era el dolor físico, tanto como el emocional.

Y comencé a caminar. O más bien, a cojear. Sosteniéndome de los autos que permitían que yo lo hiciera. Odiaba que ninguno pudiera ayudarme. Mis lágrimas demostraban lo mucho que me preocupaba, y cuán en peligro estaba.

Una fuerte, y demasiado poderosa mano se posó sobre mis labios, mientras que un fuerte brazo se apoderaba del mío, y lo hacía girar, y girar, y girar. Me apegó hacia él, acorralándome contra su pecho.

Miré hacia los alrededores, mientras que su mano se humedecía lentamente por las lágrimas que goteaban sin parar.

Mi vista perseguía a los autos, exclamándoles lo mucho que les necesitaba, pero eso no funcionó. Nada lo hacía.

Mi vida se giró hacia la ventanilla de un auto. Unos ojos azulados, demasiado para ser normal, se clavaron sobre los míos. Mi mirada jamás se había sentido tan comprendida. Mi corazón jamás había llorado tanto. Mis manos jamás habían tenido esa impotencia tan grande. Era él. Era mi príncipe. Él no me había dejado.

Mis ojos pasaron a convertirse en un mar. Tan sólo cerré mis ojos, y agradecí a Dios.

El auto se frenó con fuerza, demasiado para ser normal. El ruido de las puertas al abrirse fue lo único que logré escuchar. Y mis ojos se cerraban más, y más. Mi fuerza disminuía, y el cansancio de apoderaba de mí.

Mi corazón latía al millón por hora.

No me importaba la situación. No me importaba lo lastimada que podría salir después de esto. Lo había visto. Puso haber sido una ilusión, pudo no haberlo sido. Lo vi. Él estaba allí. No me abandonó.

-¿Qué mierda estás haciendo, estúpido?-Una reconocible, y demasiado familiar voz se plantó en mis oídos. Giré mí vista lo más que pude hacia el estúpido que me sostenía.

Harry posó ambas manos sobre sus hombros, jalándolo con fuerza, y arrojándolo contra el auto.

Me sentí liberada. No era un sueño, mucho menos una ilusión. Mi príncipe había llegado por mí.

Y mis brazos comenzaron a temblar, al igual que mis piernas.

Y lo miré allí, con lágrimas en los ojos, y con una tristeza tan enorme en su mirada.

Corrió hacia mí. Jamás creí que el tiempo transcurriera tan lento. Ya me encontraba en sus brazos.

No puedo explicarlo, pero jamás había sentido algo como esto. Se llevó mi aire junto con el suyo. Nuestros cuerpos estaban tan juntos que el aire no podría interferir. Nada podría hacerlo.

Ambos sollozábamos, tanto que pensé que mi voz jamás saldría.

-¿Estás bien? ¡Dime que lo estás!-Él tomó mi rostro entre ambas manos. Había olvidado su pregunta. La debilidad me estaba ganando. Yo asentí con delicadeza.

-No me abandonaste-susurré.

-Te prometí que nadie jamás colocaría una sola mano sobre ti-susurró.

Lighters (Niall Horan).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora