La desesperación se apoderó de mí, tanto que mi corazón se aceleró al mil por hora. Eché mi cabeza hacia atrás, y oculté esa lágrima que un par de palabras habían logrado hecho aparecer.
En realidad, él tenía razón.
El temía tanto como yo el ser rechazado. El ser rechazada había formado parte de mi vida desde que yo tenía uso de razón.
Rechazada por mis compañeros de clases cada vez que yo me atrevía a dar mi insignificante opinión, y dejando en claro que a nadie le interesaba.
Así como era rechazada por mi propia familia, y dolía tanto que jamás intenté ponerme en los pies de alguien más.
Él había vivido mi vida.
Yo lo comprendía más de lo que él pudiese creer.
Un enorme suspiro se desprendió de mis labios. En cuanto mi pulmón logró tomar aire, me giré hacia Liam. Tomé impulso, y tan sólo lo observé por unos segundos.
-Conduce.
-¿A dónde?
-Al parque.
-Sabía que dirías eso. Estamos en camino-Me dirigió una sonrisa comprensiva. Intenté devolverla, pero me fue imposible. Tomé el valor de hacerlo, e hice de lado mis inseguridades. Le sonreí.
-Eres asombroso, Liam.
-No tanto como tú lo eres.
-¿Qué haremos ahora?
-Olvídate de eso. Sólo son Niall y tú en estos momentos-Extendió una mano hacia su algo ajustado pantalón, y removió de éste su moderno aparato celular-Llama a Zayn.
-¿Zayn?
-¿Prefieres que Louis desesperado Tomlinson le informe sobre esto a Niall? ¿O prefieres que Harry sin tacto Styles lo haga?
-Zayn.
-De acuerdo-soltó una carcajada.
Deslicé mis dedos sobre la superficie de ésta. Presioné sobre el nombre de aquel moreno que tantos buenos recuerdos lograba traerme.
-¿Zayn?
-¿_______?
-¿Podrías hacerme un favor?
-Por supuesto-su voz a través del teléfono me sacó una sonrisa incondicional.
-En cuanto Niall salga de allí… ¿podrías decirle que-Una mano se posó sobre el celular, siendo lo suficientemente capaz de removerlo de mis manos.
-Dile a Niall que tienen que regresar a casa debido a papelería de su familia. Él va a entender. ¿Qué? ¿La verdad? No, no te creo un tonto….vamos, Zayn. Sólo llévenlo al parque. Sí, el parque. De acuerdo. Adiós-elevó sus ojos en lo alto. Presionó el botón de terminar llamada, y tan sólo lo guardó de nuevo sobre su pantalón.
De tan sólo imaginar la expresión de mi pequeño duende, me partía el corazón. Jamás sentí tantas ganas de abrazarlo.
Ahora que conocía lo sucedido, lo único que quería hacer, era estar en sus brazos. Quería decirle que lo amaba, quería que él comprendiera que estaría con él en los peores y mejores momentos. Quería hacerlo sonreír.
-¿Crees que sea correcto?
-Estoy seguro que sí-sonrió.
Eché mi cabeza hacia atrás, quedando en un completo momento silencioso. No de esos momentos incómodos, si no…de esos en los que el silencio es un acompañante.
Miré hacia la ventana, mientras miraba como los árboles y carretera pasaban por nuestros lados a alta velocidad. Envidiaba tanto a aquellas aves que volaban y volaban sin importar nada. Sin temor a caer.
-Niall lo es todo para mí.
-Eso lo sé.
-Creo que él aún no logra entenderlo.
-Tú lo eres todo para él. Eres lo único que él tiene.
-Cuando él me contó lo sucedido con su familia…me sentí tan identificada. Sentí esa obligación de estar con él. Yo….quería. Jamás creí llegar a amar tanto a alguien de la manera en la cual lo amo a él.
-Te entiendo.
-Es ese sentimiento…él es más que un chico. Y esto es más que amor.
-¿Más?
-Mucho más. Liam, sólo quiero que él sea feliz-de nuevo eché mi cabeza hacia atrás. Me aferré del cinturón, y tan sólo aguardé aquella respuesta que tan guardada tenía.
-¿Sabes que tú lo haces feliz?
Lo miré.
-Él no deja de decirlo.
-Supongo que nunca lo vi de esa manera.
-Los chicos te queremos muchísimo, tú provocas esa sonrisa en nuestro mejor amigo…no tiene precio.
Curveé mis labios ante la delicadeza de sus palabras. El tiempo en la carretera corría rápido al estar a su lado. Ya podía notar como el sol se escondía tras las montañas, y cómo el cielo se tornaba rojizo. Tanto como las mejillas de Liam.
Cerré mis ojos, mientras tan sólo imaginaba esa escena perfecta que ni siquiera en sueños podría suceder.
El teléfono de Liam comenzó a vibrar, tanto que comencé a ponerme nerviosa, y salí de ese estado de fantasía en el que me había visto envuelta.
-¿Hola? ¿Está libre? ¡Gracias a Dios! Estoy por el kilómetro 74…sí. Eso no es demasiado lejos. Los veo pronto… ¡Hey! No lo arruines.
-¿Está fuera?
-Sí.
Mi felicidad se notaba a kilómetros de distancia.
-Espero que esto funcione.
-Lo hará, te lo prometo.
-Si tú lo dices…entonces está bien.
-Confía en mí. Saldrán adelante.
Un enorme anuncio de color verde bosque se posó sobre nuestras cabezas. Habíamos llegado. Dios mío. Mi piel se erizó en cuanto pude leer el nombre de mi ciudad natal. Moría por dentro. Me estremecí al tacto de la mano de Liam al posarse sobre la mía.
-Todo estará bien-yo asentí con delicadeza. Cerré mis ojos, e intenté concentrarme.
-Niall, Niall, Niall…-susurré hacia mis adentros. El decir su nombre me tranquilizaba, así como lo hacía el pensar en él. Tenía esa estúpida creencia de que si yo exclamara su nombre, él vendría a mi rescate.
-Estamos aquí.
Abrí mis ojos mientras lentamente me giraba hacia mi lado derecho. Allí estaba el parque. Se veía envuelto entre aquellos pequeños rayos de sol que apenas lograban interferir. El sol se ocultaba, y todo comenzaba a ser tan obscuro como la primera vez.
Tomé aire, tal vez lo suficiente, puesto que me atraganté y comencé a toser.
-Dios mío, estoy muriendo-susurré por lo bajo. Mis manos comenzaron a temblar en cuanto logré posarlas sobre la puerta.
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Lighters (Niall Horan).
FanfictionEsta novela NO es mía. Derechos reservados a Cassandra Bravo.