-¿Niall?-susurré una última vez. El pronunciar su nombre ocasionaba un dolor inmenso en mi corazón. Escuché un largo suspiro al otro lado de la bocina.
-Por favor, amor. No hagas esto más difícil.
Aquella voz. Aquella tan peculiar voz se había apoderado de mis oídos. Si pudiera describir lo que sentí, y todo lo que mi corazón tuvo que hacer para permanecer con sus latidos normales, lo hubiese hecho.
La suavidad de sus palabras, cómo éstas se entrecortaban, cómo podía sentir el nudo en su garganta, simplemente, todo.
-Niall, Dios mío. No digas nada, por favor-susurré.
-Sé lo que te prometí, ¿de acuerdo? También sé lo que mi corazón prometió. Jamás te olvidaré, cielo. Nunca podría hacer eso. Es sólo que, no lo sé, yo…yo no lo entiendo-susurró.
-¿Qué cosa, cariño? Ambos afrontaremos esto, cielo. Sólo, por favor…
-No quiero lastimarte, ______.
-¿Lastimarme? Probablemente es la estupidez más grande del mundo.
-Lo hago, cariño. No quiero hacerlo. No lo mereces, tú no mereces nada malo, tan sólo…-hizo una pausa.
Sus sollozos al otro lado del teléfono, al unísono con los míos. Él susurraba mi nombre a sollozos, así como yo sollozaba el suyo.
-Te amo, ______. No importa lo que tu padre intente hacer por evitar nuestra relación, jamás funcionaría. Yo te amo, y te amaré por siempre. Eres todo para mí-yo lo interrumpí, odiaba hacerlo, pero era en realidad necesario.
-¿Mi padre?
-Eso no importa ahora, cielo. No cuelgues el teléfono, necesito escuchar tu voz, Dios mío-susurró.
-¿Mi padre?-repetí. Ésta vez, con un tono aún más alto.
-Yo no le agrado a tu padre, amor. Él solo quiere lo mejor para ti, y…-
-Demonios. ¿Qué te hizo? ¿Colocó una mano sobre ti, Niall?-Pregunté firme. Jamás había pronunciado su nombre con tanta firmeza.
-Te amo-susurró.
-Yo también te amo, cariño. Dímelo, ¿de acuerdo?
-Él no quiere que vaya a visitarte. Tampoco quiere que yo, verás, no quiere que mantenga contacto contigo-dijo en un hilo de voz, tan bajo, que muy apenas pude distinguir.
-¿Qué?-Yo exclamé-¿Él te hizo algo, Horan?
-Quiere que comiences una nueva vida, totalmente distinta. Fuera de problemas y…cargas-susurró.
-No eres una carga para mí. ¡Jamás serás una carga para mí! Dios mí, Niall. ¿Acaso se volvió loco?
-No, no, no lo sé…-sollozó.
-Escúchame, ¿de acuerdo?-susurré-Tú jamás llegarías a ser una carga para mí. Niall, ¿Cuándo entenderás que te transformaste en mi todo? Un día, tú me dijiste algo que jamás olvidaré. “Ni la distancia podría separarnos”. ¿Qué sucede ahora?
-No lo hace-susurró-Hasta ahora, te he compuesto dos canciones. He llorado un mar sobre mi almohada. Me duelen los dedos de tanto escribirte y escribirte cartas que no llegarán, y mi cabeza duele de tanto pensar en ti.
-Creo que jamás lo sabrás-susurré en una risita demasiado tímida.
-Me encanta escucharte reír-sollozó entre risas.
-Me encanta escucharte.
-Bebé, tú me encantas a mí.
-¿Qué haremos?-susurré.
Comencé a acariciar la bocina de mi celular. Sentía que lo acariciaba a él. Tan sólo, tan sólo lo pensaba.
-Ninguno lo sabe-susurró.
-Te extraño más que ayer.
El ruido de un cálido beso al salir de sus labios se plasmó contra mis labios.
-¿Te llegó? Es mi besito-susurró.
Pero tan solo comencé a llorar. Lloré más de lo que lo hacía hace un par de segundos.
-Lo recibí, cariño.
-Quisiera estar contigo, y darlos en realidad.
-Igual lo sentí-susurré.
-Yo también-Su voz se entrecortó.

ESTÁS LEYENDO
Lighters (Niall Horan).
Fiksi PenggemarEsta novela NO es mía. Derechos reservados a Cassandra Bravo.