Capítulo 3 [Ojos hipnotizantes].

10K 447 22
                                    

Sus ojos celestes, su sonrisa que me hipnotizó, la manera en la que no paraba de reír, su voz, su cabello, su caballerosidad, su gentileza, sus palabras, su personalidad…todo. Todo de él me había encantado.

¿Estaré enamorada? Vamos, ¿y todavía me lo pregunto? Sería una demente si dijera que no me enamoré de él. Sería deshonesta conmigo misma, y con mi corazón.

¿Cómo pudo lograr ese chico el enamorarme en tan sólo cuestión de minutos?

¿Saben? Me sentía protegida en los minutos que estuve a su lado. Me sentí…especial.

Mi corazón estaba a punto de salir, mi mente no dejaba de dar, y dar vueltas, y las dudas me inundaban. Solo quería verlo, quería ver su sonrisa de nuevo.

De tantas dudas, y preguntas, quedé profundamente dormida.

-¿Hija?-susurró mi madre suavemente mientras movía mi brazo, una y otra vez.

-¿Qué?-pregunté mientras colocaba la almohada sobre mi cabeza.

-Ya es hora de despertar-susurró con suavidad. Nunca en la vida me había despertado de esa manera, así que comencé a preocuparme.

-¿Qué sucedió?-pregunté alarmada.

-¿Por qué?-soltó una risotada.

-Nunca me despiertas tan calmada…-dije preocupada.

-Es sólo que pensé que estabas molesta conmigo.

-No estoy molesta con nadie-mentí.

-¿En serio?

-No.

-Hija…quiero hablar contigo. Sobre lo de anoche.

-Te escucho-dije sentándome en la orilla de la cama, y mirando hacia la ventana. Ella se sentó a mi lado.

-Sé que te molesta que tu padre y yo pasemos la mayoría del tiempo peleando.

-¿A quién no le molestaría eso?

-Hija…somos seres humanos. No siempre concordaremos en las mismas cosas…pero sí concordamos en algo, ambos te amamos con todo el corazón.

-¿Y por qué me lastiman así, mamá?

-No es nuestra intención lastimarte, corazón.

-Mamá. A mí me duele cada portazo que das-dije poniéndome de pie.

-Lo lamento, hija. Lo lamentamos mucho.

-¿Por qué hablas tú en lugar de papá? ¿El no se preocupa?-dije negando con la cabeza, mientras caminaba hacia la ventana.

Escuché como poco a poco se acercaba a mí, dando ligeros y delicados pasos.

-Claro que lo hace, ambos lo hacemos. Estamos preocupados por ti, y por lo que te pueda suceder si sales a altas horas de la noche.

-¿Te refieres a la noche de ayer?

-Exacto.

-No tenía a donde ir, mamá. No sabía qué hacer, simplemente…simplemente caminé y caminé.

-¿Y qué hiciste?

-Conocí a alguien.

-Oh-rió-¿Y ese alguien?-soltó una risa.

Comencé a reír, y retrocedí los pasos que segundos atrás había recorrido, caí boca arriba en la cama, y simplemente miré el techo, y reí.

-Es la persona más maravillosa del mundo.

Lighters (Niall Horan).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora