Parte 49 ¿Que es el amor?

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Abro mis ojos y estoy sola, en una habitación blanca con muebles del mismo tono, intento incorporarme pero no lo logro, mi brazo esta enganchando a un suero, siempre me aterraron este tipo de cosas.

La puerta se abre y me mantengo con los ojos cerrados, no porque no quiero  abrirlos, si no todo lo contrario, no tengo fuerza para hacerlo.

-Señor Moore ha pasado una semana, la señorita Burton sigue en coma, no veo esperanzas, en estos casos casi nunca entran en coma- dice un mujer pero no reconozco   su voz.

¡Hace una semana que estoy en coma, no puede ser!

-No puedo perder a mi mujer, no puedo perder a mi mujer y a mi hijo-dice y su voz se le quiebra.

-Lo siento por su hijo- dice y escucho que la puerta vuelve a cerrarse.

"Lo siento por su hijo" resuena en mis oídos, mi hijo, mi hijo ha muerto, mi bebé.
Unas lágrimas caen por mis mejillas y con esfuerzo desmedidos abro mis ojos.

Benjamin se acerca, su cara es como de haber visto una alucinación, las lágrimas  también caen por sus bellos ojos.

-Mi amor, mi Mel- se acerca y besa mis manos y mi rostro.

-Nuestro bebe- preguntó en un hilo de voz. El queda paralizado sin saber que responderme.- Ha muerto- afirmo y el asiente.

Unas lágrimas más cae por mis ojos, la tristeza es demasiada, los ojos de Benjamín son como una cachetada a mi corazón.

-Lo perdí, te perdí- digo quebrada.

- No mi amor, no mi amor, siempre me tendrás, porque soy tan egoísta jamás podría dejarte ir, perdón- dice y sus lágrimas me lastiman, necesito abrazarlo y acunarlo entre mis brazos, pero estoy tan débil que apenas puedo hablar.

Verlo en este estado me da ternura, mis sentimientos y mis miedos están desorientados, me encuentro en un estado ambivalente no sé si quiero llorar como una histérica o cerrarme en un silencio profundo. Me hubiera encantado no haber despertado, eso hubiera sido mejor que este pesar. Otra decepción, otro sufrimiento y otro lazo roto, en mi vida siempre fui perdiendo lo que más quería, siempre salgo lastimada en todo.

Benjamin me observa tratando de descifrar mi ensimismamiento, dirijo nuevamente mi mirada a él y noto su apariencia, parece haber envejecido unos diez años, tiene grandes y oscuras ojeras, su cabello esta desgreñado y para nada brilloso  como acostumbra estar ese negro azabache, su rostro esta pálido y lo noto más delgado.

- Te ves muy mal- digo sin pensar.

El levanta las comisuras en un intento de sonrisa.

-Lo sé- dice y me rodea con sus brazo, dándome un afectuoso y delicado abrazo - Te necesito tanto, te amo tanto- confiesa y yo no puedo detener las lágrimas.

- Tengo hambre - expreso y el ríe tristemente.

- De inmediato- sale por la puerta en busca de algo de comer, yo lo veo marchar.

Junto a la mesa de luz se encuentra un pequeño libro, lo tomo para dejar de pensar en mi pena por al menos un momento.

Hojeo el libro y leo la última página, siempre me atrae el final.

¡Ese es mi Jefe! (Wattys2015)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora