CAPÍTULO 2.

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La mañana continúa bastante aburrida, y dado a que es el primer día del curso, y mi instituto es algo así, como de los peores de la capital, faltan más de la mitad de profesores.

Intento relajarme, y dejar ir la rabia que ese chico a provocado, y por suerte, ninguno mencionamos al nuevo, hasta que Lucas llega en el descanso a nuestro "escondite".

—Angy, ¿tienes un cigarro?  —pregunta, con una sonrisa idiota en el rostro.

Ese muchacho se pasa la vida sonriendo.

—Va siendo hora de que te compres tú lo tuyo —suelto divertida mientras busco mi cajetilla, lo que hace que suelte una carcajada.

—Algún día te los devolveré —se encoge de hombros —. Por cierto, ¿habéis conocido al nuevo? Todas las chicas hablan de él —dice y rueda los ojos al cielo con frustración.

Toda la rabia vuelve a mí en ese instante. Camila intenta sujetarme, pero no lo consigue, escapo de su agarre y me lanzo hacia mi amigo, quién me mira con el ceño fruncido mientras me acerco a él.

—¡No lo nombres siquiera!

Ríe divertido y eleva sus manos en señal de rendición.

—¿Te gusta acaso?

Cualquier signo de gracia se ha borrado de su rostro, y habla serio. Una risa carente de humor brota de mi garganta con su pregunta.

—Llegó de sobrado —escupo con rabia.

Lucas ríe, haciendo que mi ira aumente, por lo que cojo su brazo e intento echarle a empujones.

—¡Fuera! —grito —, ¡fuera de aquí!

Él eleva sus cejas, asombrado, para luego frenar en seco mis empujones.

—¿Qué te ha hecho? —pregunta curioso.

Le cuento tal y cómo le conocí, haciendo que rechine los dientes en el momento que le cuento sobre su amenaza.

—Te relajas conmigo —dice alejándose. Fue más una orden que otra cosa, y odio eso.

No tendría que haberme comportado así, él no sabía lo ocurrido, pero ya no importa. Además, él también paga con nosotros sus frustraciones.

Y gracias a eso y todo lo anterior llevo todo el día de mal humor.

Mis amigos quisieron quedar después de clases en mi casa, pero prácticamente se me quitaron las ganas al descubrir que el nuevo vivía a escasas calles de mí. Intenté que pareciera que me daba igual, pero tanto Lucas como yo rechinamos los dientes, por lo que decidieron dejar la quedada para otro día dado a nuestro mal humor.

Creo que a ellos dos les cae bien, no es algo que me moleste, es más, sabía que Cami le iba a hablar, ella siempre es amiga de todos, pero lo que me impresionó fue verla junto a Luis riendo con ese idiota.

No me importa, cada uno puede hacer lo que quiera con su vida, pero no lo llegó a entender del todo. Luis siempre fue alguien como yo, poco sociable, que con suerte reunió fuerza para intentar ser mi amigo hace años.

Al día siguiente ruego al cielo por no verle, y por suerte a primera hora no llega, lo que hace que esté de buen humor, por lo menos hasta segunda hora, que entra como si fuera el rey, prepotente y decidido, haciendo caso omiso de todas las tías que le miran boquiabiertas, para luego sentarse alegremente en el asiento de ayer.

Se enfunda en una conversación con mis amigos, en la cuál ni participo ni presto atención por más que intenten que diga algo respecto a su tema de conversación.

Bad Vibes. #Wattys2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora