Está todo muy oscuro, me es imposible ver nada, únicamente soy capaz de oír a una mujer llorar en la lejanía.
De pronto resuena el sonido de unos pasos acercándose, hasta que sólo se oye la voz de un hombre que hace eco en el lugar en el que me encuentro y me produce un inmenso dolor en el pecho.
—La culpa de esto es tuya.
Las palabras resuenan en mi cabeza como la peor de las torturas y busco desesperadamente por la habitación el dueño de la voz. La angustia casi me impide respirar, aumentando de manera sobrenatural en el momento en el que levanto la vista y mis ojos se posan en los suyos, oscuros y sin sentimiento alguno, llenos de rabia y rencor hacía mi persona.
Le observo fijamente, enfrentándole, aún cuando el temblor que se apoderado de mi cuerpo me delata, hasta el momento en el que levanta un puño y cierro los ojos casi por inercia.
Ahí está. Ha vuelto. Mi padre va a volver a pegarme.
Aprieto los puños con fuerza, pero antes de que pueda sentir el golpe, una voz familiar grita mi nombre a lo lejos, haciendo que abra los ojos en el momento y mi padre retiré su mano en el instante.
Me levanto empapada en los brazos de Eric, quien acuna mi rostro con una mano y me mira preocupado mientras yo miro hacía todos lados un tanto desconcertada.
¿Se puede saber qué mierda ha sido eso?
—¿Estás bien? —asiento débilmente mientras apoyo mi cabeza en su hombro.
—¿He gritado? —mi voz es fría, distante, sin expresión alguna, y él parece notarlo, pero únicamente asiente en respuesta —¿Llevas mucho llamándome? —niega con la cabeza y su ceño se frunce en confusión.
Un suspiro se escapa de mis labios, mientras intento aclarar todo.
Estoy más que confundida con lo que acaba de pasar. Camila y mi madre pasaban horas viéndome gritar hasta que mi pesadilla acababa y despertaba.
Ellas nunca consiguieron lo que acaba de hacer Eric. Nunca consiguieron despertarme. Mis pesadillas son un mundo cerrado en el que nadie entra, o por lo menos, nadie entraba.
—¡Angy! —grita obligándome a volver a la realidad. Levanto mi vista encontrándolo más agobiado y preocupado que antes.
—¿Qué? —sueno perdida, y por primera vez desde que desperté me percato en la fuerza en la que me sujeta y en la manera descontrolada de temblar de mi cuerpo.
—¿Qué ha pasado?
—Una pesadilla —intento sonar despreocupada, pero no lo consigo, sueno asustada y tímida, y odio sentirme así.
—Parecía que te mataban... —aprieta la mandíbula con fuerza.
Nos quedamos en silencio unos minutos, hasta que consigo que mi ritmo cardíaco vuelva a la normalidad y logro dejar de temblar. Eric no ha dejado de acariciarme y darme besos en el pelo mientras peleaba internamente por deshacerme del mal sabor que deja la pesadilla en mí y de los numerosos y malos recuerdos que trae consigo.
—Siento haberte despertado —susurro y escondo mi rostro en el hueco de su cuello.
—No digas tonterías —levanta mi cabeza sujetando mi barbilla y planta un suave beso en mis labios.
—Lo de mi padre me ocasionó pesadillas... —confieso tímida.
—¿Qué ocurre en ella?
Me tenso en el momento. No es mi tema de conversación favorito.
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Bad Vibes. #Wattys2021
Romance¿Amor? No. Esa palabra para ella no existía. ¿Promesas? Nunca. Eran cosas en las que no creía. ¿Hombres? Jamás. Era en lo que más le costaba confiar. Así era su vida. Así había aprendido a protegerse para no volver a sufrir. Pero ella no esperaba q...