CAPÍTULO 36.

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-¡Angy!

-¡Estoy terminando! -grito de vuelta.

Hace media hora que desperté, aunque realmente me despertaron Luis y Lucas, ya que hoy, por algún motivo, mi alarma decidió no sonar, y hoy especialmente tenemos la fiesta sorpresa del cumpleaños de mi madre.

Hace un mes que la vengo preparando. Desde hace años que no hacemos nada por su cumpleaños, y decidí que este año, con mi padre lejos -ya que pusimos la denuncia y la orden de alejamiento - y con tanta gente que nos ha devuelto la felicidad, había que hacerlo.

Y para que mentir, ocuparme de la fiesta me ayudó bastante para no pensar en Eric. Por ese motivo llevo un mes organizándola, porque él lleva un mes fuera. Un mes con Damien. Un mes incomunicado.

Eso último no me lo dijo, porque en realidad no lo sabía ni él. Hace dos semanas, cuando mis nervios estaban a flor de piel por no saber absolutamente nada de él, me llamó. Era desde el teléfono de un policía que le vigila -por protección más que otra cosa -y al que dijo de todo con tal de que le deje hacer una única llamada.

Me dijo que todo iba bien. Damien le había dicho que lamentaba que él hubiera sufrido las consecuencias de la traición de Connor. Juró que él no tenía ni idea de que Eric iba en ese coche hasta que él fue a verle, y cómo era de esperar, le echó la culpa a los dos hombres que hicieron el trabajo sucio.

También dijo que le había costado volver a tener su confianza, puesto que Eric la última vez que estuvo ahí juró no volver, pero cuando le contó la mentira de que su tío estaba enfermo no dudo en aceptarlo e insistirle para que vuelva a trabajar para él.

Se llevó una gran desilusión cuando él se negó a aceptarlo, según me contó Eric, pero dijo que todo iba bien.

Desde entonces no sé nada más de él, pero supongo que eso es bueno. Si hubiera pasado algo ya nos habríamos enterado.

-¡Van a llegar antes que nosotros! -grita Luis, poco después.

Ruedo los ojos, irritada, y decido darme por vencida con mi intento de estar guapa. Únicamente me he maquillado para ocultar un poco mis ojeras. También quería hacerme un peinado diferente, pero con lo rebelde que tengo el cabello es casi misión imposible, por lo que tras recogerme el pelo en una coleta alta cojo el regalo que tengo preparado encima de la cama y salgo a reunirme con ellos al salón, donde me esperan impacientes.

-Camila se puede tirar un día entero en el centro comercial, no sé de que os preocupáis.

Los dos asienten, dándome la razón. Mi amiga desconecta del mundo cuando entra por la puerta y ve las tiendas, y hoy, que tiene la misión de entretener a mi madre no creo que vaya a ser diferente. Además, se la llevó con la excusa de buscar algo de ropa para su bebé, ropa unisex claramente, ya que todavía no saben que va a ser. Pero la sola idea de ir de a comprar ropa de bebé a mi madre la vuelve loca. Y a mi amiga, claramente, también.

No tardamos mucho en llegar a casa, donde Edward nos espera sentado en la puerta. No sé que hace ahí realmente, él tiene llaves de casa ya que después de poner la denuncia y la orden de alejamiento a ese hombre decidieron empezar a vivir juntos.

-¿Qué haces ahí? -pregunto nada más bajo del coche de mi amigo.

Una mueca apenada se forma en sus labios antes de ponerse de pie.

-Salí a tirar la basura y se me olvidaron las llaves dentro -confiesa, avergonzado.

Una risita escapa de mis labios y niego con la cabeza con diversión. Luis y Lucas sueltan una sonora carcajada, la cual es interrumpida por la mirada asesina que les echó, obligándolos a callar.

Bad Vibes. #Wattys2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora