CAPÍTULO 24.

2.1K 115 1
                                    

Prácticamente me vi obligada a venir a clases, puesto que mamá tiene el día libre y si me hubiera quedado en casa se hubiera pasado toda la mañana preguntándome por lo ocurrido anoche y, la verdad, es algo de lo que no quiero hablar. Ni siquiera se lo conté a Camila, quien poco después de que ellos se fueran me llamó preguntándome dónde diablos me había metido.

Al contrario que yo, ella se paso casi una hora contándome que entre ella y Luis las cosas se habían arreglado. Digamos que me dio demasiados detalles, pero intento borrar la imagen de ellos haciendo eso, puesto que no es algo agradable imaginarme a mis mejores amigos debajo de las sábanas.

En otra situación la hubiera mandado a dormir a los cinco minutos porque no estoy de ánimo después de lo sucedido, pero ya que su pelea fue por mi culpa, dejé que divagara sobre todo lo ocurrido, aunque no pude evitar decirle mis quejas en el momento en el que me contó de su vida sexual. Pero omitiendo ese dato, me alegro bastante por ellos. Por lo menos algo bueno sucedió ayer.

-¿Vas a decirme que pasó ayer? -susurra Camila, quien a petición mía está sentada a mi lado.

-Estáis en las nubes -agrega Luis girándose hacía nosotras, puesto que se encuentra sentado delante nuestro, con él.

Mi mirada viaja de Camila a mi amigo, y por último a Eric, quien se encuentra recostado en la mesa con los audífonos puestos y los ojos cerrados.

-Nada, no pasa nada -miento, porque no me parece el momento ni el lugar de contarles nada.

-Luego vas a tener que contárnoslo -dice Luis antes de girarse hacia delante.

Asiento y guardo silencio ante su comentario porque se que lo tendré que hacer, o no me dejarán tranquila en todo el día.

El resto de la clase decido imitar a Eric y me coloco los audífonos para ponerme a mirar por la ventana, porque aunque quiera prestar atención a lo que explica la profesora no consigo despejar mi mente.

Hoy cuando llegué Eric todavía no estaba, lo que me dio la oportunidad de pedirle a mis amigos que uno de ellos se sentará conmigo, y por suerte en ese momento no preguntaron el motivo. Eric entró pocos minutos después. Habló con Luis y Camila hasta que la profesora le mando callar, pero a mí ni siquiera me dirigió la mirada. El resto de las horas ha sido igual, únicamente habla con ellos, yo soy como un cero a la izquierda, es como si hoy no existiera para él, y eso duele, demasiado.

Unos golpecitos en el hombro me obligan a levantar la vista y dejar mis pensamientos a un lado. Camila me hace un gesto con la mano para irnos, por lo que quito mis audífonos y me pongo de pie, dado que ya ha terminado la clase. Eric camina con Luis delante nuestro por el pasillo abarrotado de gente que desea salir.

Sé que lo de ayer estuvo mal, fatal, pero yo no quise pegarle, fue más bien un acto reflejo. Aún cuando en el fondo moría por sentir sus labios de nuevo junto a los míos.

De pronto toda la gente que camina delante nuestro se detiene en seco, provocando que los de atrás choquemos con sus espaldas.

-Mira por donde vas -escupe, echándome una mirada de rabia por encima de su hombro.

-No ha sido mi culpa -mascullo por lo bajo.

Suelta un bufido y apresura su salida, esquivando a todas las personas que hay en el pasillo formando tapón, debido a que a una chica se le han caído todos los libros.

-Vale -susurra Cami, elevando las cejas asombrada -. Eso ha sido muy raro.

-Ahora si que tienes que contarnos lo que os ha pasado -dice Luis, bastante serio.

Bad Vibes. #Wattys2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora