CAPÍTULO 16.

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Después de ese encuentro con Michelle no hago más que repetirme las palabras de Cami. Quiero creer que tiene razón, enserio, quiero creerlo, y si fuera Michelle sólo ni me preocuparía, es más, me hubiera reído, ella no no podría contra mí, contra nosotros, pero Lucas... le conozco, cumple lo que dice. Pero yo también, y no dejaré que hagan nada en contra nuestra, se están metiendo con la tía equivocada.

Aunque no sé como hará para cumplir su dichosa amenaza. No creo que me pegue a mí, y con Eric no puede, Eric es mucho más fuerte que él, ya se lo ha demostrado.

—Deja de pensar en eso —susurra Eric en mi oreja, sacándome de mis cavilaciones. Le sonrío desganada, y en ese momento me doy cuenta de que la pizarra está escrita entera. Maldita sea. ¿Cuánto llevo distraída?

—¿Qué es eso? —pregunto en un susurro a Eric, quien ríe con mi pregunta.

—Un trabajo, para el lunes.

—Tú vas conmigo —dice Camila rápidamente —. Los chicos ya se pusieron juntos.

Los tres me sonríen como completos idiotas, y no entiendo el por qué, pero tampoco pregunto, únicamente asiento y empiezo a copiar los apuntes de Eric acerca del trabajo.

No sé que mierda le paso a Cami, pero literalmente me secuestro en su casa para poder hacer el trabajo, y aunque insistí en que podíamos hacerlo el domingo, como hacemos habitualmente, ella se negó rotundamente y canceló los planes que teníamos con los chicos para hoy.

—Bueno, me voy —anuncio mirando el móvil.

Hace media hora que Eric no contesta a mis mensajes, por lo que asumo que se quedó dormido, cosa que es normal, dado que son las doce y media y hace más de dos horas me dijo que estaba muerto de sueño.

—Es tarde, quedate a dormir —pide poniendo ojos de cachorrito, sabiendo que con esa mirada haré cualquier cosa que me pida.

—Vale —respondo provocando que sonría y se lance a abrazarme —. Sólo dejame avisar a mi madre —digo y me separo para poder marcar el número.

—¿Con Camila? —pregunta mi madre por cuarta vez, haciéndome rodar los ojos con exasperación.

—Sí, mamá. Estábamos haciendo un trabajo y se nos fue la hora —digo con notable frustración en mi tono de voz.

—Ya... --suena como si no me creyera, y no encuentro el motivo —. Si estabas con Eric y quieres quedarte sabes que puedes decírmelo... —dice haciendo que mire el móvil incrédula por sus palabras.

—Siempre te lo digo, pero no estoy con Eric.

—¡La secuestre yo! —grita mi amiga a mí lado, haciéndome reír, y haciendo reír a mi madre también.

—Está bien, descansad —dice entre risas y cuelga sin darme tiempo a responder. ¿Por qué mierda todo el mundo hace eso?

Al poco ya estoy metida en la cama esperando a Camila, quien entra con un vaso de agua, y nada más apagar la luz la oigo quejarse por haberse dado un golpe con algún mueble en el pie. Intento no reírme, pero no lo consigo, una carcajada brota de mi garganta provocando que me pegue algún que otro tortazo entre sus risas y quejidos.

—Oye Angy —murmura. Siento como se pone de pie, pero no hace más.

—Dime.

—¡Felicidades!, ¡ya eres vieja!

Enciende la luz y de debajo de la cama saca un marco, en la cual hay una foto de los cuatro en el centro, y alrededor una con cada uno. La primera es con Eric, en la playa, él me lleva en su espalda mientras yo le doy un beso en la mejilla. La segunda, por supuesto, es con ella, es en el parque de atracciones. Nos la hicieron los chicos mientras estábamos despistadas. Salimos abrazadas y riendo por unas gorras ridículas que compramos a juego, y que luego como era de esperar, perdimos. En la de Luis salimos los dos sentados en la arena, fue más bien una foto a traición, pues él me tapaba los ojos y yo reía mientras intentaba quitar sus manos.

Bad Vibes. #Wattys2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora