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11 meses después.

Oriana volvió a sentarse en su silla, sus piernas estaban adornadas en unos apretados pantalones blancos que conducían a sus zapatos negros y la pedicura que se había realizado en el salón de su amiga la semana anterior. Ella tomó un sorbo de su té de frutas y suspiró, su culo dolía por haber estado sentada mucho tiempo y su uña se había roto en el viaje de taxi. Oriana estaba sentada en la primera fila de una pasarela de Saint Laurent que ella y su compañera habían asistido para echarle un vistazo a las tendencias masculinas de esta primavera.

A pesar de la emoción en el aire, todo lo que Oriana podía hacer era hacer una mueca por cuán incómoda estaba. Miró sobre el hombro de Maddie mientras revisaba su Twitter. Mientras esperaban que el desfile comenzara, más personas llegaban a ocupar los asientos vacíos.

Oriana estaba en Nueva York, mudó de Inglaterra el verano pasado. Era año nuevo y estaba lista por un nuevo incio. Obtuvo un trabajo ahí, bajo la misma empresa sólo que le pagaban mejor y que podía vivir sola, en vez de con su novio, quién ahora ya no estaba en su vida. Sin embargo, había visto por la red que se había mudado ahí también, ya que su compañía se había establecido en América también bajo la dirección de alguien nuevo y diferente. No se molestó por preguntarle, pero aún así estaba feliz de que hubiera conseguido el maldito ascenso que tanto había querido. Esperaba que estuviera feliz.

"Alexis quiere que supervisemos la colección de Lavin del 2016." Maddie le informó, leyendo un mensaje que acababa de recibir de su jefa.

"Son trajes de hombres, ¿no?" Oriana masculló, sacudiéndose el pelo sobre el hombro y apretando la tapa de su bebida. La depositó de regreso a su bolso y cruzó las piernas, subiendo su top y arreglando los tirantes de su brasier.

"Sip." Maddie dijo, deslizándose por la pantalla de su celular. "Bastante lindos, también."

"¿Qué quiere Alexis con los trajes?" miró el techo, habían luces colgando de barras de metal y cornetas reproduciendo música a un bajo volumen. "Representamos una famosa tienda urbana."

"Ella dice que están pidiendo modelos únicos." Maddie se encogió de hombros. "Supongo que quiere darles el primer vistazo."

Oriana se sintió incómoda, removiéndose en su silla y pellizcando su mano. "¿Tienes paracetamol?"

"¿Estás bien?" Maddie rió, escaneandola con la mirada.

"Me siento un poco mal," Oriana admitió, sintiendo su piel erizarse. "Cómo si tuviera fiebre."

"Probablemente sea toda la gente famosa aquí," Maddie intentó animarla. "No te preocupes. Toma agua. Sólo faltan diez minutos para que las modelos salgan, así te distraerás. Y además, saldremos hoy."

"Sí," Oriana rió. "Tienes razón. Quizá estoy siendo dramática."

"Gente británica." Maddie sacudió la cabeza con una risa, volviendo a mirar su teléfono mientras Oriana hizo lo mismo, respondiéndole a su hermana y a las personas de la fiesta de compromiso a la que irían esa noche. Parecía que todas las mujeres a su alrededor tenían novio, un tipo corriente que se estuvieran follando o incluso un prometido o esposo. Sentía como si estuviera ocurriendo algo extraño ya que había estado soltera desde Febrero del año anterior y sólo había tenido sexo con unos pocos hombres desde que había estado con la persona que nadie podía superar. Realmente no le importaba, no estaba desesperada, sólo estaba empezando a gustarle la idea de encontrar a alguien nuevo que la tratara correctamente. No obstante, ese tipo de personas era difícil de encontrar.

Oriana se acomodó en su silla y finalmente empezó a calmarse. Ella culpó a la ventilación de mierda. Mató su tiempo recogiendo sus uñas y masejeó sus nudillos con aburrimiento, escuchando a Maddie cantar y tatarear palabras tranquilas sobre cualquier cosa. Le agradaba Maddie, pero Maddie era una completa idiota que conseguía que sacaran al grupo de los bares, o se emborrachaba y terminaba llamando a su ex. Ella era ese tipo de chica.

a favor ➳ h.s (español) || act. lentasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora