.quince*

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*contiene fuerte contenido sexual*


"Soy talla 12." Harry le dijo, revolviéndose el cabello sobre la cabeza y alzando la mirada para observarla. Oriana estaba usando un abrigo Burgundy con una bufanda marrón. También llevaba una falda con un par de botas gruesas y apretadas. Se veía abrigada, y pensó que lucía adorable con sus pequeños guantes puestos. No como alguien que todavía tenida marcas rojas en su clavícula y un chupete en su muslo. 

Era sábado por la noche, nevaba ligeramente y el cielo estaba lleno de estrellas. Estaban en la pista de hielo de Central Park, la cual quedaba a diez minutos de su apartamento caminando y era el perfecto clima para patinar, un montón de personas habían pensado lo mismo, pero de todas formas entraron. Era costoso, pero estaba segura de que lo valía. 

Oriana parpadeó dos veces. "¿Talla 12?"

"Sí." Harry dijo con una sonrisa tirando de sus labios cuando empezó a amarrarse los cordones. 

"¿12?"

"12."

"Vale, pie grande." Dijo con incredulidad, mirando su pies. "No me comas." Tomó sus zapatos y fue hacia la cabina de patines, negando con lo cabeza por el tamaño de sus pies. Ella era talla cinco, y los dedos de sus pies eran delgados y redonditos.

Harry sonrió para sí mismo ante su respuesta. Tenía los pies grandes, al igual que la mayoría de los hombres. No era raro, ella sólo estaba siendo tonta. Y además, si no los tuviera, se quejaría. Se quitó su bufanda y tiró de sus guantes y la esperó pacientemente en el banco. Habían chicas sentadas básicamente cadera con cadera hacia él a cada lado de su cuerpo debido a que había mucha gente y todos tenían que apretujarse. Una de ellas prácticamente respiró en su cuello mientras esperaba por su amiga.

Harry era bastante atractivo. Oriana sabía eso, sabía que lo mirarían e incluso le hablarían de vez en cuando. Pero ella no creyó que alguna chica corriente en la pista se acercaría a él mientras estaba sentado como un cachorro abandonado en el banquillo. Ella creyó que sólo los hombres hacían eso. "¿Primera vez patinando?" La chica le pregunto, Harry la miró con el ceño fruncido, preguntándose porqué estaba hablándole.

Oriana puso los patines sobre el mostrador, tomó su número y los colocó a un lado torpemente. Dio su deposito, obteniendo una sonrisa amable del hombre detrás del mostrador, y caminó de vuelta hacia a Harry cargando sus zapatos. Los suyos eran lo suficientemente pesados como para fracturar a alguien de una pisada.

"Aquí tienes, fenómeno." Rió, colocándolos en el suelo, frente a él. La sonrisa de Oriana desapareció cuando la chica la miró con los ojos abiertos. Harry se quedó sentado con una significativa sonrisa en el rostro, la cual Oriana reconoció. La chica no se movió físicamente, pero dejó de hablarle cuando ella apareció.

"¿Todo listo?" Harry le preguntó con la voz lenta y suave. Ella se humedeció los labios y asintió. Ambos compartieron una mirada.

"Sí." Dijo lentamente, escéptica de lo que ocurría. "Los tuyos eran los últimos de esa talla."

"Y los tuyos estaban en la línea de niños." Respondió él, y Oriana lo miró con diversión.

Ella no tenía espacio para sentarse, así que se sentó en el suelo. Harry se levantó inmediatamente y le ofreció su puesto. Lo besó rápidamente para marcar territorio un poco; aunque eso era algo que nunca admitiría. La chica los miró con los ojos abiertos, preguntándose como ella podría tenerlo. Oriana se sentó, su cadera chocaba con la de la chica a su lado, deslizó su pie en el calzado y Harry se arrodilló para amarrarle los cordones. "Apretado." Le dijo suavemente. "Sino se saldrán."

a favor ➳ h.s (español) || act. lentasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora