treinta y siete.

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Oriana no esperó que regresara a casa esta vez. 

No quería esperar que regresara de una mentira. No iba a mostrarle sumisión a un hombre que había traicionado su confianza. Le dejó el auto en el garaje, estaba demasiado indignada como para estar en un lugar que le recordaba tanto a él, así que tomó un taxi y regresó a su casa. Su nivel de furia no era extremo sólo porque él no era así. Harry siempre había asegurado su comodidad, él se preocupaba porque estuviera feliz y segura. Era muy reservado, a veces incapaz de explicar sus emociones. Lo intentaba, y Oriana apreciaba eso. No estaba en su naturaleza ser muy abierto con los demás, pero a Oriana eso no le importaba. Es más, le gustaba que fuera así. Harry era suficiente para ella, pero necesitaba explicarle todo. 

En el camino a su departamento, reflexionó. ¿Por qué simplemente no se lo dijo? Tenía derecho a disgustarse. Si fuera al revés y ella le hubiera mentido sobre su destino, él estaría preguntándose muchas cosas. La única diferencia era que él era el doble de sensible que ella. Aunque haya sido sólo por una ciudad -sigue significando que mintió en lo que le dijo. Oriana no quería enojarse, pero se sentía desarmada. Olvidada. 

El que le hubiera mentido significaba que mentía sobre sus razones también. La llamada era un poco confusa en su cabeza, pero sabía que había tenido una reunión de negocios. Iba a haber una mudanza y Harry estaba involucrado. Aunque los extremos eran desconocidos, el 4 de marzo zumbaba en sus oídos. Claramente esa fecha era importante, para finalizar algo, y faltaban apenas dos semanas para ese día. Pero había algo más que le preocupaba. Si Harry estaba tomando vuelos regulares a San Francisco por un nuevo edificio, él tenía algo que ver. 

Oriana quería parecer simpática. Estaba claro que había pasado por mucho últimamente, pero parte de ella sabía que no era excusa. Harry tenía que haberle dicho lo que ocurría. No había razón para mentirle. Era hora de que lo confrontara y descubriera qué pasaba. Todo lo que pasaba. 

Harry regresó tarde el domingo y le envió un mensaje de texto para avisarle que estaba en casa. Oriana se despreció cuando su corazón aleteó por lo que le había dicho cuando rodó sobre sus sábanas para leerlo. 

Harry:

Acabo de aterrizar, debería estar en casa a las 2, ¿estás ahí? x

Oriana se frotó el rostro con las manos. Harry obviamente no sabía que ella estaba enterada de todo, y parte de ella se sentía extraña. No podría fingir que no sabía porque lo amaba demasiado. Tenía que aclararlo todo. 

Oriana:

No, estoy en mi casa. 

Harry-

¿Quieres que vaya? 

Oriana:

No, ve a casa y duerme un poco. Te veré cuando estés repuesto. 

Harry:

Okay, bebé. Te pasaré buscando después del trabajo mañana. Te amo x

Oriana presionó los pulgares en la pantalla rápidamente, enviándolo antes de que tu terquedad la venciera. 

Oriana: 

También te amo.

Apagó su teléfono y volvió a recostarse. Harry había llegado a salvo. Mientras supiera que Harry estaba bien y descansando, el consuelo de hablar con él mañana era mejor. Pero Oriana se despertó sintiéndose peor que al acostarse, se despertó con un ceño que permaneció toda la mañana, especialmente cuando alguien la sacó de su habitación de descanso y derramó té en su vestido. Pequeñas cosas estaban enojándola y Maddie tampoco estaba en el trabajo, estaba ocupada en un viaje de negocios. Terminó el día sin hablarle a nadie, evitando a su jefa la mayoría del tiempo, hasta que Amita le avisó que la esperaban abajo. 

a favor ➳ h.s (español) || act. lentasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora