cuarenta y cinco.*

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Oriana tomó respiró profundamente antes de entrar en su departamento, no se había molestado en tocar, creyó que eso solo los separaría incluso más.

Vaciló al tomar el primer paso, pero la sensación de estar de vuelta en su casa le relajó mucho más de lo que quisiera admitir. Incluso con el lugar vacío y empacado, su futuro indeciso se cernía sobre sus hombros. La tensión flotó en su piel por lo diferente que todo estaba dándose. Sus ojos se posaron en el hombre que una vez llamó su novio y sintió que era triste pensar así, pero él era el hombre que amaba y eso era suficiente. Suficiente para hacerla regresar y despedirse. Era suficiente para no olvidar completamente todo lo que habían construido juntos, en vez de destruirlo, ella sólo está dejándolo en reposo.

Harry alzó la cabeza de golpe cuando la vio entrar. Sus ojos examinaron la forma en la que su pierna aparecía por la abertura de su vestido y en el repiqueteo de sus tacones mientras observaba el departamento. Sus voluminosas ondas se balancearon sobre su hombro mientras observaba cada rincón. Harry mostró una expresión tranquila y amigable, ojeándola de arriba a abajo cuando cerró la puerta detrás de ella. Claramente estaba intentando mantenerse impasible mientras procesaba la realidad de que iba a irse. Y el montón de cajas junto con el silencio sepulcral entre ambos.

Harry se levantó del sofá, encontrándose con sus ojos a la vez que guardaba su celular. Respiró profundo para calmarse un poco. Se sentía una eternidad desde la última vez que la vio, y desde ahora sería así.

-Hola -dijo él simplemente, ocultando los puños en sus bolsillos. Balanceó las caderas un poco para acomodar la tela de su pantalón, intentando parecer lo más tranquilo posible. Esbozó una pequeña sonrisa al saludarla. No demasiado pequeña pero tampoco tan amplia. Tampoco sabía en qué lugar estaban emocionalmente.

-Hola -Oriana respondió, solo que su intento por parecer tranquila fracasó ya que no estaba segura de como actuar en una situación como esa-. ¿Entonces esto es todo? -intentó entablar conversación, ojeando la habitación. El único rastro suyo que no había sido empacado era el candelabro principal colgado en el techo.

-Viniste -Harry ignoró su observación. No esperaba su visita. No se habían visto desde la llamada a principios de la semana, y Harry había ocupado el resto de la semana en la mudanza, intentando hallar un lado bueno. También intentó determinar qué deseaba para su futuro. No lo que Oriana o sus padres querían, incluso si todos habían pensado lo mismo.

Había pasado los primeros días en negación, fumando para olvidar su estrés y tratando mal a las personas en el trabajo porque sabía que no volvería a verlos. De la única persona que evitó hacer lo mismo era Oriana porque sabía que podría decir algo que lamentaría.

Los primeros días, sin embargo, habían sido los más difíciles. Se sintió un poco perdido, había basado su mundo tanto en ella que había terminado olvidando lo que ocurrió. Escuchaba cosas graciosas y sentía el instinto de contárselo, pero se detenía. Todas las pequeñas cosas de repente se sentían un poco más grandes.

Las cosas que parecían tan simples e irrelevantes en realidad significaban mucho para él. La amistad que tenían significaba mucho más de lo que creía, y el no tenerla más solo causó más dolor e irritación hacia sí mismo. Sentía que había arruinado algo entre ellos.

Los siguientes días lo habían llevado a donde se encontraba ahora. Al calmado y recompuesto hombre que decidió respetar su decisión. Respetar todo el amor y afecto que le había dado y enmendar todo lo malo que le había causado. Tenía que asumir las consecuencias de sus actos, sin embargo, decir tales palabras en voz alta era demasiado difícil en ese punto. Mirarla a los ojos y admitir derrota no lo haría parecer débil o patético, lo volvía fuerte y maduro, pero Harry todavía no estaba listo para eso.

a favor ➳ h.s (español) || act. lentasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora