diecisiete.

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Oriana había llegado a la conclusión de que no tenía suficiente lencería sexy. Trató de recordar como se sentía usar encaje y lo segura que la volvía con sus curvas. Decidió ir de comprar sola, sin sus amigas arrastrándola a tiendas que no podía costear. También creyó sería genial evadir la vergüenza de compartir su vida sexual con sus amigas cuando fue a la tienda Victoria's Secret para comprar ropa interior. 

Sus amigas amaban salir a comprar lencería, aunque Oriana siempre permanecía apartada sonriendo incómodamente mientras ellas escogían atuendos para enriquecer su vida sexual. Oriana había estado soltera por un año y no había tenido que vestirse para nadie. A Harry le gustaba como era, la mayoría del tiempo quería verla desnuda. Pero ella quería lucir más linda que en sus boxers de algodón y brasieres deportivos que eran tres tallas más grandes por el tamaño de sus senos. 

Paseó por el centro comercial, primero fue a Acne y compró un par de jeans. Luego terminó entrando en más tiendas de ropa, incluyendo la que trabajaba, y salió con cuatro bolsas de ropa nueva. Se sentía más fácil comprar sin personas a su alrededor. Ganaba dinero considerable, pero de vez en cuando se le antojaba quedarse en casa e ordenar comida chatarra. Aunque recientemente había descubierto que si llenaba su adicción por las compras de vez en cuando, estaría bien financieramente.

Entró en Victoria Secrets sintiéndose un poco incómoda ya que había visto a muchas parejas y hermosas mujeres delgadas. No las envidiaba, habían mujeres tan hermosas como ella, pero sólo deseaba que aquellas chicas que no tienen la confianza suficiente pudieran entrar en tiendas como esta y ver mujeres curvilíneas y delgadas en los pósters de sus locales.

Desde hace tiempo Oriana no había entrado a una tienda como esa, y había olvidado que le gustaba. Trazó su pulgar sobre las piezas y tiró del encaje con sus dedos. Siempre pensó que los colores más suaves eran los que acentuaban más su piel, pero se sintió atraída por un conjunto negro con copas de encaje, cintas de liga y medias transparentes. Le gustó inmeditamente y alcanzó la etiqueta para ver el precio. Era caro, pero no le importó, lo tomó.

Terminó escogiendo un babydoll magenta claro. Mientras seguía, se sintió más segura. Incluso recibió varias miradas de los chicos alrededor al notar la lencería en sus manos. Preguntándose qué chico tan afortunado lograría verla con eso. 

Tomó un último conjunto de bikini blanco y pagó con una sonrisa para luego ir a casa. Metió las siete bolsas en el taxi, luego subió las escaleras y abrió su puerta mascullando que necesitaba un auto desesperadamente. Lanzó las bolsas a la cama y se preparó para su parte favorita: sacar toda su ropa y armar atuendos. Sacó su lencería y las guardó en su armario para cuidarlas y se probó uno de sus nuevos vestidos. 

El día terminó rápido y luego de un buen merecido baño y pedicura hogareña, se durmió en su sofá con una copa vacía en su mano. Se trasladó a su cama alrededor de la una de la mañana y durmió hasta las siete. Decidió usar uno de sus nuevos conjuntos de encaje bajo su vestido. Se acopló a la sensación y caminó más segura. Llegó al trabajo de buen humor hasta que recordó en el elevador la llamada con Maddie hace dos noches. Abrió los ojos y sus manos sudaron. Se llevó una mano a la boca y se sonrojó, Maddie no había ido a trabajar el día anterior, estaba en una boda familiar y Oriana había estado totalmente agradecía de que podía esperar otro día más antes de escuchar sus comentarios. 

Fue a su escritorio y esperó a que su amiga llegara con una sonrisa arrogante en el rostro. Enventualmente, Oriana la ignoró a propósito y se sentó, sin siquiera saludarla. Estaba tan avergonzada.

"¿Buen fin de semana?" Maddie dijo, y Oriana supo que ya empezaría. 

"Ujum." Asintió sin mirarla. Ella colocó su bolso sobre el escritorio, sus flores ya se habían marchitado. 

a favor ➳ h.s (español) || act. lentasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora