treinta y nueve.

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Quiero que sepas que cada vez que estás cerca no puedo hablar... 

—Necesito un cigarro. 

—No, no lo necesitas.

—Sí, lo necesito. 

—No, no lo necesitas —Oriana se removió sobre su estómago. Tenía a Harry acostado sobre la cama, incapaz de moverse aunque lo quisiera. Harry colgó el teléfono en sus manos y se mordió el interior de la mejilla mientras intentaba reunir coraje—. Haz la llamada. 

—No puedo —él suspiró, poniendo la cabeza sobre la almohada. Sus ojos evaluaron su techo cuando se rindió de nuevo.

—Si tú no lo haces, lo haré yo.

Harry la miró, observándolo el tiempo suficiente para darse cuenta de que hablaba completamente en serio. Y él no dudo de ella ni por un segundo. Con un resoplido, volvió a posicionar el teléfono en su mano. Se tomó el tiempo desbloqueandolo y navegando entre sus contactos, deteniéndose en el número personal de su padre con otro aleteo de nerviosismo en su pecho. Todo lo que hizo fue mirar a Oriana de reojo y su estómago se recuperó. Todo estaría bien. Ella estaba con él, dándole otra oportunidad. Aunque estaba bastante consciente de que no lo había perdonado todavía y que seguía un poco benevolente a su alrededor, lo que importaba era que estaba a su lado. Incluso si estaba sentada sobre él, no se había ganado su intimidad de vuelta. Al final del día eran mejores amigos y Oriana no iba a dejar de ayudarlo. 

—Bien —decidió, presionando el botón antes de llevárselo al oído. Oriana lo miró, sintiendo su corazón latiendo con fuerza en su pecho mientras observaba el hoyo de la mejilla de Harry mover, obviamente mordiéndose interiormente. Ella le dio golpecitos en la mandíbula y se detuvo cuando notó que él necesitaba calmarse. 

La asistente de su padre contestó al segundo timbre y Harry se quedó estupefacto por un momento—. Empresas Styles —la mujer vociferó a través de la línea. 

—Es Harry. Comunícame con mi padre. 

—Oh, lo lamento señor. En seguida —la mujer se disculpó justo cuando Oriana rodó los ojos por el tono severo de Harry. A veces podía ser muy franco. La línea se quedó en silencio mientras Harry esperaba y Oriana creó círculos en su estómago con su dedo, intentando darle comodidad. Su camisa se había alzado un poco, revelando el contorno de sus caderas y su ligera panza. 

—Harry, ¿está todo bien, hijo? —Harry sintió su garganta secarse al escuchar el sonido de la voz de su padre. 

—Sí, señor —Harry tragó, mirando a Oriana, quien lo miraba atentamente—. Tengo que preguntarte algo. 

—Claro, lo que sea. 

—Quiero arreglar una cena. 

—Bien... —su padre divagó—. ¿Solo tú y yo? ¿Hay algo que quieras discutir? 

—No. Bueno, si...—volvió a mirar a Oriana, y reunió la seguridad para decirlo—. Quiero que conozcas a mi novia. 

No hubo respuesta. Solo hubo un zumbido de silencio que Oriana sintió también. 

—Creí que ya habíamos discutido esto, Harry. No puedes tener ninguna distracción ahora. 

—Lo sé —Harry mintió—. Pero quiero que tú y madre la conozcan antes de que me vaya. 

—Okay... Pero, ¿qué ganarás con eso? ¿Quieres que se vaya contigo? Creí apenas tenían un mes de estar juntos, seguramente conocerás a otra más en California. 

a favor ➳ h.s (español) || act. lentasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora