treinta y cuatro.

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Oriana se despertó por el toque de una nariz frotándose en su cuello. El toque era delicado, pero ciertamente urgente. Destinado a despertarla. Queriendo que reaccionara a su toque. Murmuró algo y enterró la cara en la almohada, evadiendo la luz de la mañana colándose por el ventanal. Sintió conscientemente las manos de su novio sosteniendo su cintura, peligrosamente cerca de deslizarse bajo las sábanas.

Su cuerpo se cernió sobre su espalda, la atmósfera devorándola con su rostro acariciando la parte trasera de su oreja. Harry pegó su estómago a su espalda mientras intentaba despertarla. Sin embargo, tomó mucha confianza y metió la mano bajo las sábanas para apretar su trasero, realizando un movimiento inteligente. Sabía cómo despertarla.

—Harry, no —intentó sonar seria, queriendo dormir de nuevo.

—Seré rápido —prometió, riéndose de sí mismo después. Oriana sintió su estómago patear, a pesar de haber estado desperta por menos de un minuto ya lo deseaba.

—Estoy durmiendo —llevó la mano a su cintura para apartar su mano. Envolvió sus largos dedos sobre su bícep como intento de detener sus ideas. Aunque fue incapaz de retener la pequeña sonrisa que se formó en su rostro por su insistencia. Le encantaba cuando la deseaba, pero estaba demasiado cansada y con un poco de resaca.

—Lo sé, nena —gruñó, posicionándose detrás de ella—. Por favor, sólo un polvo rápido. Ni siquiera tienes que moverte —Oriana sintió sus caderas presionar la suyas, su erección semidura rozando su espina y sus labios inertes en su oído.

—Ve a darte una ducha, bobo —lo empujó. Estaba consciente de que se habían dormido después de lo de anoche sin haberse bañado.

—Mmh, no. Estoy bien —bromeó, sin importarle en absoluto.

—No —Oriana rió, importándole mucho—. Venga, apártarte. Ve a ducharte. Déjame en paz.

Harry suspiró e hizo puchero hacia su novia, quien lo ignoró y acomodó la cara en la almohada—. Bien —fingió un sollozo.

—Idiota cachondo.

—Mala.

—No. Solamente soy higiénica.

—Es tu culpa —masculló, lanzando las sábadas con falso berrinche. Oriana observó su pequeño trasero cuando empezó a caminar. Su espalda estuvo un poco encorvada hasta que estiró las manos sobre su cabeza y ella presenció como todos sus músculos movieron su piel.

—Te amo —tarareó, contemplando su cuerpo.

—Lo que sea —masculló en broma, haciendo que jadeara.

—¿Quién es el malo ahora?

—Estoy bromeando. También te amo. Ahora vuelve a dormir, hermosa.

Oriana volvió a dormir en cuánto cerró la puerta y el suave sonido de la ducha endulzó su sueño. Cuando despertó de nuevo se encontró con su novio fresco y limpio. No estaba segura de el tiempo que llevaba fuera de la ducha a pesar de su piel seca, pero cuando lo miró bien notó que sus hombros estaba apoyados sobre el cabezal de la cama y su cabello tenía una toalla alrededor.

Ella parpadeó observando su rostro por un momento. Estuvo confundida en cuánto a lo que miraba hasta que estalló en risas en comprensión, y dejó caer la cabeza sobre su cintura. Harry suspiró y se humedeció los labios. Sabía que reaccionaría así.

—Dios mío, eres adorable —arrulló.

—Lo sé—puso los ojos en blanco.

—Mmh, ven aquí—Oriana rió, deslizando su cuerpo hacia arriba para intentar besarlo.

a favor ➳ h.s (español) || act. lentasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora