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Harry apartó la mirada de su trabajo por primera vez en una hora, llevaba unos lentes que, para su edad, lo hacían lucir más sofisticado. Sin embargo, antes de que Oriana tuviera la oportunidad de ver esa faceta tuya, se los había quitado en un cerrar de ojos y la miró parada en la oficina de su oficina. Su cabello estaba liso y sostenía su bolso bajo su brazo. Se veía diferente, usaba rímel y sus mejillas estaban sonrojadas.

"Señor." Su asistente sonrió con un movimiento de cabeza.

"Oriana." Se levantó, mirando a la chica junto a ella, abotonando su chaqueta y saliendo de su escritorio para saludarla.

Su asistente cerró la puerta al salir, dándoles privacidad. Ella había trabajado para Harry un tiempo, y ninguna mujer que no fuera su hermana había ido a su oficina. Oriana sonrió, entrecerrando los ojos cuándo besó su mejilla. Tan pronto como su cuerpo se aproximó al suyo sintió el recuerdo de la noche anterior y relajó los hombros cuándo se alejó. Tuvieron una noche agradable. Nadaron, bebieron y se acurrucaron en el capó de su auto.

Harry se alejó y Oriana batió sus pestañas, finalmente relajándose en su presencia en lugar de estar nerviosa. La noche que pasaron juntos causó dudas en ambos, recibiendo sus inseguridades y preguntándose qué sucedía entre ellos. Tal vez estaban listos para ser algo más que amigos. "Hola."

"¿Cómo estás hoy?" Acaricio suavemente sus nudillos contra su brazo para luego tomar su mano. La guió hacia su escritorio y le ofreció el asiento frente a él, desplomándose en la silla de cuero y sonriendo.

"Bastante bien." Oriana se estabilizó en el borde su escritorio y apoyó los codos en él. "Tu oficina es grande."

"¿En serio?" Rio, observando la habitación. "Quiero trasladarme a unamás grande."

"Eres un idiota." Resopló.

"Un idiota que gastará dinero en ti."

"Lo siento. Cancelemos la boda."

Harry rió, colocándose las manos en el estómago y sacudiendo la cabeza ante su sentido del humor. Sí, su oficina era grande, con una preciosa vista y una colección de libros y vino, mitad de la cual era sólo para crear ambiente, a pesar de que no era cómo quería. Quería más sofás, un baño privado más grande y un lugar para guardar su ropa en vez de dejarlas en la cajuela de su auto.

"Mi oficina consiste en un escritorio, una computadora barata y ahora un arreglo de flores que ocupa la mitad del espacio." Ella rió, y Harry se unió a su risa.

"Puedes tener esta." Bromeó.

"¿Y dirigir una compañía como esta?" Observó a su alrededor y a la ventana abierta que ofrecía la vista de un rascacielos. "No, gracias."

"No es tan malo. Tengo que lidiar con algunos idiotas a veces, pero es muy raro."

"¿Idiotas como...? Insitó y él sonrió.

"Ya sabes." Se acercó a ella, apoyándose en el escritorio y poniendo las manos a su lado. "Está justo al lado."

Una expresión preocupada se adueñó de sus facciones y abrió la boca. "¿Me estás jodiendo?"

Harry negó con la cabeza.

"¿Podemos posponer este almuerzo?" Respiró con ansiedad.

"No, cariño." Le tendió la mano. "Vamos."

Oriana recordó por qué verlo de nuevo sería algo malo. Su mundo era justo como el de Grayson. Quería olvidarse de él y seguir adelante, pero había recordarlo cómo solía tratarla más de lo normal y no podía evitar sentir como si no le hubiera sonreído a Harry al otro lado de la habitación, o hubiera salido a tomar con él, su punto de cierre seguía intacto. Sintió las palmas de sus manos sudar cuándo las frotó en sus brazos, ocultándose en su espalda cuándo salieron hacia el elevador.

a favor ➳ h.s (español) || act. lentasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora