.diez*

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Advertencia: fuerte contenido sexual.

-Quiero una hamburguesa de carne.

Oriana lo miró con un atisbo de determinación en el rostro, cubierto con una bufanda y un abrigo cuello alto.

Recordaba vagamente haberle mencionado que era vegetariano, un virgen de carne para ser exactos, y no estaba segura de que lo había convencido para querer cambiar eso.

Salieron y caminaron por Times Square, pero se habían adentrado más en la ciudad. Había bastante actividad debido al invierno y de que habían pasado dos semanas desde año nuevo. Discutieron agarrados de manos en el camino y bromearon por el gran paso que era para ambos. Aunque, tan pronto como se detuvieron, y su mano se deslizó delicadamente en la suya, el momento desapareció y ella entrelazó sus dedos. Casi sintiéndose extasiado con la emoción de su nueva relación con él. Sin importarle que iban rápido.

-¿Quieres una hamburguesa normal? -inclinó la cabeza, encogiéndose de hombros-. ¿Sabes que tienen carne, no? -bromeó y él rodó los ojos.

-Quiero probarla -le dijo, apuntando hacia un puesto de comida rápida en una esquina-. Quiero saber si sabe como creo.

-¿Y cómo crees que sabe? -rió, deslizando su mano a su antebrazo.

-Como... dulce y húmeda, pero algo... salada. Justo cómo tu -ella estalló en risas por su estupidez y colocó el brazo en su cintura.

-Eso es asqueroso -rió de todas formas, y él desplazó los brazos sobre su hombro. -: Bien. Te conseguiremos una hamburguesa, con la condición de que tiene que ser una apropiada -besó su mejilla, tomando su mano y empezando a caminar por la calle.

-¿A qué te refieres con una apropiada?

-Es la logística de comer carne. -ondeó su mano-. Hay carne barata bombeada con agua y carne fresca cocinada, sin caballo en ella.

-¿Caballo? -exclamó, completamente disgustado.

-Sí. Pero no te preocupes, no te dejaré comer caballo.

Oriana lo llevó a un puesto mucho más civilizado y le ordenó una hamburguesa con doble queso y tocino, y una coca-cola. Él se sentó, sintiéndose completamente fuera de lugar cuando hizo contacto visual con un hombre con demasiado bello facial como para respirar. Harry mantuvo la cabeza gacha, y se quitó la chaqueta. Oriana volvió a sentarse, cayendo en su silla con un resoplido y quitándose el abrigo.

-Estará en cinco minutos -explicó, tocando su mano sobre la mesa-. También te ordené una coca-cola. ¿Has tomado coca-cola antes?

-Una vez -asintió. -Entonces mi madre me dijo que me engordaría y me causaría problemas cardíacos -explicó más a fondo.

-Una segunda no te matará -rió, continuando despojando todas sus coberturas. -Yo ordené aros de cebolla. Querrás besarme toda la noche.

-La cebolla no es la que apesta, es el ajo.

-Joder, odio el ajo -hizo una mueca.

-Bueno -declaró con el rostro serio-. Por un segundo pensé que debería abandonarte.

-¿Abandonar a alguien que no es tu novia? -bromeó, y él le sonrió bajo sus pestañas-. Si te comes toda la hamburguesa, seré tu novia.

Harry arqueó una ceja. -¿En serio?

-No -rodó los ojos-. Idiota.

Harry fingió lástima y ella le guiñó un ojo. Luego, les trajeron su comida y observó la suya. También había pedido una hamburguesa, sólo que era de pollo y prácticamente estaba llena de lechuga y mayonesa. Miró la suya y le agradeció a la mesera cuándo se alejó. Volvió a mirar a Oriana, quién ya estaba chupándose el dedo.

a favor ➳ h.s (español) || act. lentasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora