—Sí —Oriana rió. Arrugó la nariz adorablemente mientras miraba la cámara de su teléfono, tomándole una foto a su novio con las manos posicionadas de tal forma que pareciera que sostenía la punta de la Torre Eiffel. Harry tenía una cursi sonrisa en la cara al posar.
Llevaba sus botas y su sombrero, luciendo hippie con su camisa de estampado florar y sus pantalones ajustados rotos. Todo un turista. No llevaba sus trajes caros. Era simplemente su Harry. Con una sonrisa excesiva, tomó la fotografía y ladeó la cabeza para mirarla.
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—Déjame verla —se quejó cuando ella rió más fuerte, yendo hasta su posición en un pequeño trote. Oriana inclinó el teléfono hacia él y vaciló, sosteniendo la pantalla para observar la fotografía detenidamente. Oriana se apegó a su pecho y deslizó un brazo por su cintura. Acarició la parte trasera de su camisa de seda metida entre sus pantalones—. Realmente parece que estuviera sosteniéndola —aprobó con un asentimiento genuino.
—No, no lo parece —lo miró con aflicción, pero con una sonrisa—. Es desastrosa. Tus dedos están demasiado lejos.
—Eso es en parte culpa tuya —entrecerró los ojos hacia ella.
—Oh, ¿en serio? —dijo con sarcasmo.
—El fotógrafo es responsable de la foto, ¿vale?
—Si tú lo dices... —Oriana rodó los ojos y volvió a mirar su teléfono.
—Culpa tuya —masculló de nuevo y como represalia Oriana le apretó el trasero sobre sus pantalones para hacerlo callar. Jadeó de forma dramática y retrocedió, causando que su mano desapareciera.
—Ese es un comportamiento absolutamente inapropiado —reprimió—. Me siento extremadamente violado.
—Pero tú lo haces todo el tiempo —se defendió con un encogimiento de hombros.
—No, no lo hago.
—Eres un mentiroso terrible.
—No tengo idea de lo que estás hablando —le dio esa expresión despreocupada dónde sonreía para sus adentros y le mostraba sus hoyuelos. No la miró y le tendió el teléfono—. Tu turno —le dijo impasible, poniendo el modo cámara.
—Bien —suspiró, caminando hacia dónde había estado parado. Cuando se volvió para mirarlo, notó que se había puesto en cuclillas con su teléfono en las manos. Tenía la frente arrugada con concentración y la enfocó—. ¿Por qué haces eso? —Oriana le frunció las cejas.
—Porque eres bajita —Harry le dijo con honestidad, teniendo que agacharse hacia el suelo para que el ángulo fuera como si realmente estuviera sosteniendo la torre en la fotografía.
