Capítulo 8

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Cuando empezó a sonar Thunderstruck de AC/DC me asusté. Por suerte para mí el volumen era bajo y se oía más la vibración que la canción. Extendí el brazo y empecé a tocarlo todo hasta que di con el móvil, ni siquiera me molesté en abrir los ojos y ver quién me llamaba.

-¿Huum, sí? -dije con voz ronca, aún con los ojos cerrados y tapada hasta la cabeza con la manta.

-Tienes una voz horrible -me dijo la persona que me había llamado.

-¿Quién eres? -bostecé.

-Woo Ji Ho -me contestó.

Estuve un rato pensando en quién tenía ese nombre.

-¿Quién? -le pregunté, realmente no sabía quién era.

-Zico -me contestó.

-Ah.

Abrí los ojos de golpe y saqué la cabeza de debajo de la manta.

-¿Qué quieres? ¿Cómo se te ocurre llamarme a esta hora? ¿Cómo has conseguido mi número?

-Haces demasiadas preguntas, cállate. Para empezar, te llamo para disculparme; te llamo ahora porque... hum... no tenía nada mejor que hacer; y he conseguido tu número cogiendo el móvil de Taeil sin que se diera cuenta y buscándolo.

-Oh Dios... -suspiré- ¿eres un acosador o algo así? Puedo llamar a la policía.

-Cállate, no llames a nadie. Lo que acabo de hacer está bien, deberías agradecérmelo.

-A ver, a ver... ¿me estás diciendo que te agradezca que me despiertes a las cuatro de la mañana para poder disculparte conmigo, cosa que ya habías hecho?

Tardó en contestar.

-Claro, dicho así suena estúpido.

-¡Claro que suena estúpido! Oye, que sí, que gracias por disculparte, adiós.

Colgué y volví a dejar el móvil en la mesilla de noche. A los pocos segundos, volvió a sonar.

-¿Sí?

-Oye, ¿por qué me has colgado?

-Joder, ¿esto es de verdad? ¿Me estás haciendo una broma o algo? Déjame dormir.

Volví a colgar. Volvió a llamar.

-Voy a apagar el móvil, te lo juro.

-Es que me aburro y están todos durmiendo.

-¿Y qué me importa que te aburras? Oye, ve al baño a hacerte feliz o algo así.

-¿Y si te doy algo a cambio de que te quedes hablando conmigo?

-No quiero nada que puedas darme. Es más, ni por todo el dinero del mundo me quedaría hablando contigo. No me caes bien.

-Rap Monster.

-¿Eh?

-Te lo presentaré si te quedas hablando conmigo.

Me senté de golpe.

-¿Qué dices?

-Que te lo presentaré, somos muy amigos; pero a cambio, haz que no me aburra.

-¿Y cómo sé que lo que dices es verdad? No tengo por qué creerte, lo sabes.

-Te doy mi palabra de líder.

¿Palabra de líder? Qué imbécil es.

Al final accedí a quedarme hablando con él, y fueron las dos horas más largas de mi vida. Yo me moría de sueño, pero él estaba muy despierto. Me empezó a contar su vida, y cada cierto tiempo me preguntaba si me había dormido; si lo hacía, no me presentaría a Kim Nam Joon. Cuando al final colgó, la felicidad absoluta me envolvió y caí en un profundo sueño del que despertaría tres horas después para ir a trabajar.

Faltaba poco para que el despertador sonara, cuando mi tía golpeó la puerta varias veces.

-Miyu, creo que deberías salir.

Abrí los ojos como pude y vi la hora, aún me faltaban unos minutos de sueño, así que me giré y volví a cerrarlos. No contesté a mi tía y volvió a golpear.

-¡Miyu!

-¡Que me dejes! -le grité- ¡Que aún me faltan diez minutos!

Me pareció que mi tía hablaba con alguien, pero no distinguí la voz. Cuando el despertador sonó, lo apagué y seguí tumbada, y entonces la puerta se abrió.

-Eh, tú, peluquera -abrí los ojos y...

-¡Qué haces en mi habitación! -le grité- ¡Tía Kei, échale de aquí!

Mi tía apareció detrás de Zico y se encogió de hombros.

-Me dijo que habíais quedado.

-¿Qué? ¡Es mentira! ¡Vete de aquí!

Él cruzó los brazos y no se movió.

-Vete, que estoy desnuda -le dije, cosa que no era verdad.

Soltó una carcajada.

-¿Esperas que me vaya diciéndome que estás desnuda?

Mi tía empezó a reírse mientras iba por el pasillo.

-Oye, mira, no sé qué haces aquí y tampoco me interesa -le dije, sentándome en la cama-, pero te agradecería que te fueras.

Zico suspiró.

-Cámbiate y ve a desayunar, te espero en el salón.

-¡Ji Ho, ya está listo el té! -le gritó mi tía.

Salió de mi habitación cerrando la puerta.

-Esto no es cierto -me decía a mí misma-, esto no es verdad, yo estoy soñando -me pellizqué las mejillas varias veces hasta que empezaron a dolerme.

Me vestí a regañadientes y salí de mi habitación.

-Tienes un aspecto horrible -me dijo Zico mientras se comía unas pastitas de arroz que había comprado mi tía.

-Eh, no te comas mis pastitas.

-Miyu, no seas egoísta -me dijo mi tía.

-Eso Miyu, no seas egoísta.

Cogió tres pastitas de arroz y se las metió a la vez en la boca.

-Me hacéis la vida imposible -les dije a los dos, y fui a la cocina a por algo para desayunar.

Cuando volví al salón, me senté entre los dos y miré a Zico con cara de desprecio por no dejarme dormir.

-¿Por qué estás aquí?

-Yo te dije que te presentaría a alguien.

Uno, dos, tres...

-¡Qué dices! -le grité, y me ahogué con mi té.

-Eh, te lo prometí.

Me giré para mirar a mi tía que, obviamente, ya sabía la historia. Me sonrió ilusionada al ver mi cara. Volví a girarme para mirarle a él.

-¿De verdad...?

-¿Crees que de no ser así te habría despertado para verte en ese estado tan horrible?

Mi tía volvió a reírse.

Me levanté de golpe y corrí al baño para ducharme.

Rap Monster... iba a conocerlo.



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