Capítulo 38

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Habla Taeil.

Llegué a casa y lo primero que hice fue buscar a Ji Hoon. Como normalmente le contaba cómo me sentía, mis inquietudes o pensamientos que otra persona consideraría extraños, decidí que a él tenía que contarle lo que había hablado con Keiko hacía un rato. Lo encontré en mitad de una discusión con Jaehyo porque el mayor se había acabado el pan, y no quería ir a comprar más. Niños.

-¡Pyo Ji Hoon! -Grité cuando lo vi, haciendo que ambos se giraran asustados ante mi grito. Corrí hacia el maknae y lo cogí del brazo.- Ven, ven, es importante.

-¿Qué pasa? -Preguntó Jaehyo. Me detuve un momento, entrecerré los ojos, me encogí de hombros, y cogí del brazo al mayor también. Los arrastré fuera de la cocina y los llevé al jardín de atrás, sin hacer caso a sus preguntas y exclamaciones. Cuando llegamos, cerré la puerta detrás nuestro, y ellos se quedaron mirándome, confusos.

-¿Nos vas a decir qué pasa, puto loco? -Preguntó Jaehyo, con los brazos cruzados.

-Como sois en los que más confío, os tengo que contar una cosa absolutamente secreta, porque necesito vuestra opinión. Ante todo, por favor, os pido que sea neutra.

-¿De qué hablas, Taeil? -Ji Hoon se sentó en una de las sillas de madera que había cerca.

-Veréis, he hablado con la tía de Miyu -los dos se sorprendieron, y yo seguí hablando.- El caso es que me contó... ciertas cosas del pasado de su sobrina, y quiero que me digáis qué hacer.

-Continúa -pidió el pequeño, y así empecé a contar todo lo que había hablado con Keiko, y ellos escucharon sin interrumpir en ningún momento. Al acabar, hubo un momento de silencio hasta que Jaehyo empezó a hablar.

-Entonces, tú lo que quieres es que te digamos qué hacer, ¿no? -Asentí y él se rascó la cabeza.- Hombre, es que lo mires como lo mires, estás jodido. ¡No me miréis así, es la verdad! 

-No le hagas caso a este idiota -dijo Ji Hoon- te ayudaré.

-¡Gracias! -Me acerqué a Ji Hoon y le di un abrazo. Jae suspiró.

-Aish, yo también lo haré. -Junté las palmas de las manos y agaché la cabeza.

-Muchas gracias, de verdad.

-Bueno, bueno, ya nos lo agradecerás cuando consigas a Miyu otra vez -Jaehyo se sentó sobre las piernas del maknae.- Ahora lo importante es decidir qué hacer, ¿verdad, pequeño? -Ji Hoon asintió.

-Acercarte a ella será imposible -dijo Hoon-, no quiere verte de ninguna forma. Y, creo yo, que está la posibilidad de que Ji Ho no te lo permitiera. 

-Pero a mí lo que me permita o no ese gilipollas me da igual.

-Vale, vale, tranquilo, lo dejaba como una posibilidad, tal vez algo que habría que tener en cuenta. El tema es... ¿cómo? 

-Sí, ni se te ocurra llamarla, eso sería lo peor.

-¿Y entonces qué hago? Si no me puedo acercar a ella, ni llamarla... -los tres nos volvimos a quedar en silencio, perdidos en nuestros pensamientos. Jaehyo se levantó de las piernas de Ji Hoon, y nos sonrió.

-¿Hay algo que a ella le guste mucho?

-¿Como qué?

-No sé, algún grupo, película, comida...

-¡Oh, sí! Lo dulce. Le encantan las cosas dulces. Como pasteles de distintos colores y sabores, porque piensa que esas cosas llaman la atención, y eso le encanta.

-Entonces tengo una idea para acercarte a ella sin que sepa que eres tú -Los dos miramos extrañados a nuestro amigo.- Puedes darle a su tía cosas que a ella le gustan, para que se las dé a Miyu. O, tal vez... dejarlas delante de su puerta cada mañana. 

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