Capítulo 19

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Desde aquella tarde en la que Taeil me vio recién salida de la ducha, no volvimos a vernos en tres días. A mí no me molestaba, era su trabajo, y además yo podía aprovechar para seguir estudiando, o ver alguna serie. Eso sí, él me solía mandar mensajes, o llamar cuando tenían algún descanso.

Al cuarto día, me avisó que pasaría a visitarme por la tarde, ya que habían acabado las entrevistas y tenían dos días de descanso de los ensayos.

-Hoy vendrá Taeil -le dije a mi tía mientras desayunábamos.

-Oh, ¿y cuál es el plan? -me preguntó mientras mojaba una galleta integral en su café.

-No sé, saldremos seguramente. Podríamos ir al cine... 

-Yo esta noche saldré, así que volveré tarde a casa.

¿Qué?

-¿Adónde te vas? -le pregunté, interesada.

-Es el cumpleaños de un viejo compañero con el que trabajé cuando llegué a Seúl, así que saldremos todos los amigos y demás. Bueno, el caso es que llegaré de madrugada. En fin, si salís -me miró poniéndolo en duda, sonriendo de forma pícara-, asegúrate de cerrar la puerta bien. Y si no...

-¿Si no...? -entrecerré los ojos, esperando a ver qué barbaridad me iba a soltar.

-Si no, tenéis comida en la nevera -me acomodé al comprobar que no había soltado ninguna de las suyas, y ella se levantó para llevar su taza a la cocina.

-Vale.

-Aunque, claro, si os coméis entre vosotros, no sé si tendréis hambre después -me dijo mientras iba por el pasillo.

-¡Joder, tía Kei! -le grité, y no pude evitar reírme.

Llegamos de trabajar esa tarde, y mi tía empezó a prepararse para salir, mientras yo me duchaba. Taeil me había dicho que llegaría un poco más tarde de lo planeado, así que podía relajarme más bajo el agua. Mi tía se fue a las nueve, y Taeil llegó poco después.

-¿Y tu tía? -me preguntó al entrar.

-Esta noche salía -le contesté, algo nerviosa por lo que eso podría significar.

-Oh. Oh, entiendo. ¿Entonces estaremos solos?

-Sí, un par de horas.



Habla Taeil.

Gracias, Keiko.

Yo notaba los nervios de Miyu, y me preguntaba si ella notaba los míos. Poco a poco empezamos a actuar como una pareja adolescente, como si su tía pudiera entrar en cualquier momento. Nos pusimos una película, y cenamos en el sofá. Y además comprobé las pocas dotes de cocinera que tenía mi novia, que eran como las mías. No fue la mejor cena de nuestra vida, pero nos divertimos bastante cocinando. Cada risa que compartía con ella la hacía más especial.

La película no fue especialmente buena, Miyu se durmió, poniendo su cabeza sobre mi hombro. Al acabar la película comprobé la hora con el móvil y vi que eran las once y media pasadas. Estuve un rato pensando en qué hacer. Podía hacerme el loco y dormirme con ella en el sofá, o llevarla a la cama y después irme. Al final opté por lo segundo, así que la aparté, me puse de pie, me agaché un poco y la cogí en brazos. Miyu era una chica delgadita, no pesaba casi nada. Fui hasta su habitación y la puse en la cama. La observé y...

¿Le tengo que poner el pijama? Bueno, supongo que los zapatos se los tendré que sacar. Pero ¿la dejo durmiendo vestida? No voy a sacare los pantalones... ¿o debería? No, no creo que deba... argh.

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