Capítulo 23

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Volví a estar un par de días sin ver a Taeil. Él me decía que podía venir a verme por las noches, pero sabía que acababa muy cansado, y no quería que por estar conmigo tuviera problemas en el trabajo, así que simplemente le decía que podríamos estar unos días sin vernos, y así, cuando estuviéramos juntos, sería más especial.

-Miyu, te tengo que comentar una cosa -me dijo mi tía Keiko una mañana mientras desayunábamos. Moví la mano indicándole que lo hiciera, ya que yo tenía media tostada en la boca.- Dentro de unos días estaré una semana fuera de casa.

Tragué la tostada y la miré confusa.

-¿Por qué?

-Una de mis mejores amigas se casará en Daegu, y quiere que estemos todas allí una semana, ya que la mayoría no conoce la ciudad.

-Bueno, no pasa nada, me alegro bastante por ti, ojalá yo fuera también a Daegu algún día.

-Espera, cariño, no te lo he contado todo. El caso es que uno de los días de esa semana es Navidad... -mi tía se quedó en silencio, apenada.

-¿Y qué? O sea, son unas vacaciones merecidas, tía Kei, trabajas mucho. Además es por una boda. Tía Kei, no será la primera Navidad que esté sola, así que no te preocupes por esto, de verdad.

-Ay, ahora haces que me duela dejarte sola...

-Keiko, que no soy una niña, no me pasará nada. Podrá venirse algún día Taeil, ¿no? Estaré bien, en serio.

Estuvimos un rato más hablando, ella se alegraba de que no tuviera problema en quedarme sola en Navidad, aunque sabía que en el fondo le daba pena. Pero, como ya le había dicho antes, no eran las primeras fiestas que pasaba sola. De hecho, la primera Navidad en la que estuve sola fue teniendo yo siete años. Claro que, en ese momento, me sentía bastante triste, pero habían pasado muchas cosas en mi vida como para apenarme por estar una noche "importante" tranquila en casa. 

Al día siguiente, recibí una llamada de número desconocido mientras trabajaba, así que salí un momento a cogerla, pensando que podría ser importante.

-¿Sí? -pregunté, mientras movía las piernas de un lado a otro. Se me había vuelto a olvidar la chaqueta dentro. 

-¡Miyu! ¡Soy Kyung! ¿Te acuerdas de mí? ¡Park Kyung!

-Oh, hum, sí, claro... ¿cómo has conseguido mi número?

-Ah, eso... ¡cogí el móvil de Taeil, y lo busqué! -me dijo, animado.

¿Pero qué le pasa a esta gente?  Me tengo que acordar de decirle a Taeil que ponga contraseña a su móvil, o sus amigos podrían hacer desastres.

-Kyung, estoy trabajando, ¿ha pasado algo con Taeil?

-Taeil está triste porque hace días que no te ve, así que se me ha ocurrido que vengas tú a casa en plan sorpresa, ¿qué te parece?

La verdad es que me ilusioné bastante, saqué mi sonrisa de niña enamorada.

-¿Quieres que vaya hoy?

-Yo te pasaré a buscar con el coche cuando acabes de trabajar, él estará en casa, está escribiendo canciones con Zico. 

Había quedado con Kyung a las ocho, y aún me faltaban dos horas de espera eterna para ver a mi novio. Él llegó antes de tiempo, y entró a la peluquería sin problema alguno, como si estuviera en su casa. Mi tía estaba encantada, al parecer él era su favorito del grupo. Nos despedimos de Keiko y subimos a su coche. No sabría decir quién estaba más ilusionado, si él o yo.

-¡Verás la alegría que le das! -me decía mientras conducía- ¡Y verás lo genial que es nuestra casa! 

-¿Y no le molestaré?

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