Capítulo 11

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Corrí hasta mi habitación, abrí la puerta, y ahí seguía él, medio desmayado en mi cama.

Taeil no se puede encontrar a Zico aquí. ¿No pensaría mal? ¡Yo pensaría mal si fuera él! Aunque si lo dejara aquí... no, no es totalmente seguro que no se levantará mientras esté aquí Taeil. ¡Joder, Zico, joder! Lo tengo que llevar a su casa... ¿Dónde vive? ¡Su puta madre, dónde vive! Oh. Ooohh, ¡ya lo tengo! ¿Dónde está su móvil? Huum... no, aquí no... ¡Bien! Ay... ¿pero a quién llamo? El pelirrojo parecía simpático... ¡Argh! Era... ¿Pyo Ji Hoon? Cómo lo tiene guardado... "Ji Hoon", sí, será.

El teléfono sonó un par de veces antes de que alguien contestara.

-Ji Ho, eh, ¿qué tal? ¿Ya has acabado co-no pude dejarle acabar.

-¿Pyo Ji Hoon? -pregunté algo desesperada.

-¿Eh? ¿Quién eres? ¿Por qué estás con el móvil de mi amigo? ¡¿Eres una fan loca?! ¡Esto que has hecho está muy mal!

No se callaba...

-¡No, no, espera, escúchame! 

-¿Sabes lo que te puede caer por robarle el móvil a un famoso?

-¡Que no, cálmate! ¡Soy Miyu!

Hubieron unos segundos de silencio.

-¿Miyu... la peluquera?

-¡Sí, sí, esa!

-¿Y qué haces con Ji Ho? 

-Es una larga historia, te la contaré otro día... El caso es que necesito que me ayudes, o me meteré en problemas.

-¿Le ha pasado algo a Ji Ho?

-Pues, la verdad es que... huum... sí; lo tengo medio muerto en mi cama.

-¡Qué dices! ¡¿Qué le ha pasado?!

-¡No grites! Nadie tiene que saber que estás hablando conmigo. Escucha, tienes que llevarte a Zico de aquí.

Se volvió a quedar en silencio unos segundos que se me hicieron eternos.

-Pero no entiendo...

-¡Ven! ¡Ven y llévate a Zico de aquí! Taeil va a venir y no se puede encontrar a su amigo en mi cama, ¿me entiendes?

-¡Ah, es verdad, hoy iba a verte! Entiendo lo que pasa, iré a buscarlo. ¡No te preocupes, confía en mí!

Al final le di mi dirección y me dijo que en veinte minutos llegaría, y ese era el tiempo que tenía para levantar a Zico de mi cama.

Me acerqué a él y empecé a zarandearlo, pero no se movía. Gruñó alguna vez, pero no parecía estar por la labor de abrir los ojos.

-¡Zico, Zico, despierta! 

Me ignoró y se dio vuelta. Me di cuenta de que no conseguiría nada de esa forma, así que resoplé y me tiré sobre él.

-¡Zico, si no te levantas saltaré sobre ti hasta que lo hagas!

Me puse de pie en mi cama y empecé a saltar, haciéndole botar. Pasado un rato, me habló.

-Argh, qué molesta eres.

-¡Por fin! -empecé a agacharme- Ahora vendrá Ji Hoon a buscarte para llevarte a tu casa.

Antes de poder bajar de la cama, levantó los brazos y me rodeó con ellos, llevándome contra él.

-¿Qué haces? Suéltame.

-¿No te vas a quedar un rato conmigo? -me preguntó.

-¿Sigues borracho?

Me sonrió y levantó las cejas.

-Es que me he dado cuenta de que no eres tan fea como yo creía.

-Pues yo sigo pensando que lo eres igual que antes.

-Te estoy proponiendo pasarlo bien conmigo un rato.

Antes de poder contestar, cerró los ojos y se volvió a dormir.

¿Se ha... se ha vuelto a dormir...?

Llamaron al telefonillo en ese momento, así que me escapé de entre sus brazos y fui corriendo a cogerlo.

-¿Miyu? ¡Soy Ji Hoon! ¿Vas a bajar a Zico?

-Sube, por favor.

Cuando entró y vio el panorama, suspiró y me miró.

-Qué suerte tienes de que esté yo aquí.

-Lo sé...

-Aunque, por otra parte, aunque hubierais cenado aquí, Taeil no te habría llevado a la habitación, y Ji Ho duerme un montón cuando está borracho.

-No quiero que haya ningún riesgo.

Ji Hoon asintió, y se acercó a la cama. Cogió a Zico por los hombros y lo sentó, después pasó un brazo por debajo de las rodillas, y cuando estaba dispuesto a alzarlo, volvió a sonar el telefonillo. Ji Hoon levantó la cabeza rápido y me miró, nos temimos los dos lo peor. Volví a correr a contestar.

-¿Sí?

-Miyu, soy Taeil, te traigo el ramen.

Lo podía imaginar sonriendo en ese momento.

Corrí otra vez a mi habitación.

-No hay tiempo de sacarlo, no os podéis ir.

-¿Y qué vas a hacer?

Empecé a mover las piernas, nerviosa, hasta que se me ocurrió.

-Nos vamos a ir, cenaremos en otro lugar, os tendréis que quedar hasta que venga mi tía. Me imagino que llegará dentro de poco, si pasa cualquier cosa, llámame.

Cogí el abrigo y fui hacia la puerta justo en el momento en que sonó el timbre.

-Buenas noches, Miyu -me dijo Taeil- ¡Te he traído el ramen y... -antes de que siguiera hablando, le solté mi plan.

-¡Ya estoy bien, quiero salir!

-¿Eh?

-Sí, mira -le cogí de la mano y la puse en mi frente-, ¿ves? Nada de fiebre. Podemos salir y comer por ahí, yo te invito.

Cogí la bolsa con los paquetes del ramen instantáneo, y los dejé en la mesilla al lado de la puerta.

-Oh, pero el ramen...

No te preocupes, aquí le darán un buen uso.

-¡Vamos, vamos, vamos! -salí de casa y lo cogí por la manga de su abrigo.

Aunque le había cambiado los planes, él me seguía sonriendo.

Taeil tenía una de esas sonrisas que pueden cautivar a cualquiera. Me encantaba, en todos los sentidos.








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