Capitulo 44: Desilusión

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  —¡TN______, para por favor! —los gritos de Alex seguían llegando a mis oídos.
No iba a parar, no quería parar de correr. El maldito vestido largo impedía que mis piernas fueran más ágiles. Pero aun así lograba ser más rápida que él.
Mi rostro estaba frío por las lágrimas que surcaban mis mejillas. Todavía podía sentir la presión de su boca sobre la mía. ¿Así de rara es la sensación de un beso?
'No, no creo que tenga ser así' —______(2do nombre) sonó llorosa.
'¿Estás llorando?' —le pregunté.
'Fallé, TN______. Fallé como conciencia... y dejé que ese maldito arruinara nuestro primer beso' —lloró
No pude evitar sonreír entre más lágrimas. No sé porque no puedo dejar de llorar. La sensación en mi pecho duele... duele hasta casi sacarme la respiración.
—¡TN______ ya deja de correr! —él volvió a gritarme.
Giré la cabeza para verlo. Ahora estaba un poco más cerca. Pero yo no quería el consuelo de Alex, ni el de nadie. Tenía que estar sola... tenía que desahogarme sola.
Doblé en una esquina y encontré el escondite perfecto. Como pude logré treparme al pequeño árbol que estaba frente a una casa. Me quedé quieta escondida entre las hojas. Aproveché eso y sequé bien mi rostro.
La presión de su boca aun latía en mis labios. Moví mi mano sobre mi mejilla hasta llegar allí. Toqué mi boca despacio, fijándome si algo había cambiado. Pero todo seguía igual... al final Hugh tenía razón y los malditos besos no son especiales.
Divisé a Alex a unos pasos de mi escondite, mirando desconcertado a su alrededor.
—Mierda —lo escuché maldecir y volvió a correr hacia el otro lado.
Esperé unos segundos más y luego me bajé. Las malditas alas casi hacen que me quede enganchada. No puedo quitármelas porque están unidas al maldito vestido.
—Voy a quemarlo luego —musité en voz alta.
Comencé a caminar hacia el único lugar que podía entenderme en este momento. Mi querido cuartel... del cual jamás tuve que haber salido.
La noche de verdad había refrescado... en el cielo se podían observar la llegada de nubes. Hace tanto que no llueve por estos lados.
¿Por qué lo hizo? ¿Por qué tuvo que hacerlo?
Estúpida, estúpida, estúpida. Eso soy. Dejé que un par de miradas, un par de palabras aduladoras me cautivaran. Y sí, admito que me ilusioné... el corazón es traicionero. Tuve mi primera ilusión. Y al instante mi primer desilusión.
Después de caminar por varías cuadras más me detuve frente a aquella inmensa puerta de acero. ¿Cómo demonios iba a lograr entrar si no tengo mi tarjeta de ingreso? Además de que ya casi son las 12. ¿Habrá alguien?
Comencé a recorrer el lugar para ver si encontraba alguna ventana abierta o alguna puerta escondida. Entonces mi cabeza recordó aquella entrada secreta que Hugh me había dicho que existía. Apuré mis pasos y fui hasta el lugar.
Miré bien la puerta negra que estaba realmente oculta. Tomé el picaporte y lo giré. Sonreí cuando está se abrió y pude entrar sin problemas.
Necesitaba tanto estar entre las cosas que conozco. Entre el olor a pólvora que siempre se mantenía en el aire. Caminé en silencio hasta llegar a la sala de tiro.
Con cuidado me acerqué al mostrador. Volví a sonreír levemente. Se habían olvidado de un par de armas. Busqué a mí alrededor las orejeras y los protectores de ojos. Pero no estaban por ningún lado. No importa, voy a hacerlo sin protección.
Tomé el arma más pequeña del mostrador y me acerqué al stand que siempre utilicé. El muñeco estaba a 5 metros de distancia. Tenía algunos agujeros ya hechos por las balas que seguramente recibió a la mañana.
**—A la angelical TN______ Hudgens —cerré mis ojos deseando no estar allí —Nunca la han besado.
Los murmullos de asombro se hicieron presentes. Luego algunas risas, incluso algunos insultos. Abrí mis ojos para mirar.
—¡Eso no puede ser verdad! —Brian volvió a gritar.
—Si lo es, Brian —le dijo él y me miró —Pero aquí tiene a alguien que va a hacerle el favor.**
Otra vez volví a sentir algo tibio recorrer mi mejilla derecha. Él solo había hecho todo eso para vengarse... solo para vengarse.
Tomé con firmeza el arma y apreté el gatillo. La primera bala no dio en el blanco. Maldije entre dientes. Volví a disparar... volví a fallar. Tomé el arma con más firmeza y apunte justo al pecho del muñeco. Apreté de nuevo... ¡Demonios, apenas lo rozó!
—¡Mier*da! —insulté al aire y solté el arma.
Cubrí mi rostro con ambas manos y rompí en llanto. ¿Por qué me duele tanto? ¿Por qué no puedo dejar de pensar en eso? ¿Por qué no fue dulce y tierno? ¿Por qué me hubiese gustado que fuera tierno?
—¿TN______? —escuché que decía. Rápidamente sequé mi rostro y me giré a verla.
—Lo siento... se que no debería estar aquí, Erica —me disculpé —Ya... ya me voy.
Caminé rápidamente hacia la salida.
—No, espera —dijo. Me detuve y la miré —¿Qué ha sucedido? ¿Por qué estás aquí tan tarde? ¿Por qué estás vestida de ángel? Y principalmente ¿Por qué estás llorando?
—No —dije y dejé de mirarla para volver a secar mejor mis ojos —Yo no estoy llorando.
—TN______ —dijo ella con una leve risa —No soy tonta... si estabas llorando.
—Bueno si —le dije. De nada me sirve decirle que no —Pero no es nada.
—No creo que tú llores por nada —la miré. Tenía una mirada extraña... de comprensión. Una mirada amiga. Nunca antes la había visto así —Puedes confiar en mí, TN______. Se que nunca tuvimos la mejor relación... pero siempre te respeté y admiré.
¿Es Jones la que está frente o simplemente estoy alucinando?
—De verdad no es nada —le mentí.
Ella caminó unos cuantos pasos y se sentó en una de las sillas. Me hizo una seña para que me sentara al frente. No sé por qué... pero comencé a acercarme y me senté.
—Tiene que ver con tu corazón ¿cierto? —preguntó.
La miré algo sorprendida. ¿Estaba yo dispuesta a hablar sobre esto con Erica?
—Puede ser —susurré. Ella sonrió.
—TN______ —dijo con un tono algo alegre —¿Te has enamorado?
—No, no, no —dije nerviosa. Ella sonrió más —Esa no es la palabra...
—¿Entonces cual es? —preguntó.
—La palabra es... ilusionado. Me había ilusionado —me animé a decirle.
Su sonrisa se volvió más sincera, más simple.
—¿Puede ser que esa ilusión tenga que ver con el hijo de Malik?
Rápidamente miré hacia otro lado. Sentí las manos de Jones sobre mi rostro. Me hizo mirarla directamente a los ojos. Ahora ya no sonreía.
—¿Qué te ha hecho el infeliz? —dijo algo enojada.
—Yo no he dicho que haya sido él —dije. Ella seguía sosteniendo mi rostro.
—Se nota, TN______, se nota que ha sido él.
—¿Por qué? —le pregunté.
—Porque tu mirada bajó al instante en que lo nombre.
Sentí mis ojos llenarse nuevamente de lágrimas. Oh, demonios. Yo no puedo llorar delante de Jones... no puedo hacerlo.
—Incluso el loco de Jordan me hubiese besado de la manera que siempre me imaginé que algún día llegarían a besarme —aquella oración salió sin permiso de mi boca.
—El maldito infeliz te besó como todo un vil y cerdo machista ¿cierto? —asentí levemente. Una de las primeras lágrimas resbaló. Ella la enjuagó con su pulgar y sonrió levemente —Malditos cerdos machistas, todos son iguales.
—¿Hugh también? —le pregunté. Ella me miró fijo.
—Ese más que ningún otro —aseguró. No pude evitar reír —Yo se que lo que Zayn merece es que vayas y le des unas cuantas trompadas. Pero no hay nada mejor que la fría indiferencia... no hay nada mejor que fingir que nada ha pasado. Te aseguro, lo que hizo le va a pesar mucho al ver que nada haces al respecto —sonrió levemente —Y yo se que te esta doliendo... ¿Qué clase de persona le da su primer beso a una chica de esa manera? Pero deja que su conciencia se encargue de martirizarlo. Él solito va a arrepentirse... y va a rogar por tu perdón.
—Ojala así sea —dije.
—¿No crees que esto merece que nosotras dos vayamos a tomar un buen helado de chocolate? Dispararle al muñeco no va a sacarte la rabia —dijo y se puso de pie, caminó hasta la puerta. Se giró a verme —Lo se por experiencia propia. Más de una vez imaginé la cara de tu padre en aquel muñeco.
—Me hubiese gustado ver eso —dije divertida y me puse de pie. Caminé hasta donde estaba ella y cuando llegué a su lado comenzamos a caminar las dos.
—Quizás algún día le dispare en una pierna —dijo divertida.  


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