-Zayn
La miré de reojo. Ella seguía con los brazos cruzados sobre su pecho... protegiéndose del frío mientras seguíamos caminando. Habíamos salido del callejón y desde allí seguimos en silencio. Ninguno de los dos había emitido palabra alguna. Y tampoco yo iba a hacer el esfuerzo de decir algo.
¿Qué fue lo que me pasó en aquel maldito callejón? Ese no era yo... ese desgraciado no era yo. Yo no me había comportado como todo un imbécil rogando por un beso. Volví a sentir que mi corazón se aceleraba al recordar la forma que ella se había dejado llevar por ese que no era yo. La manera dulce en que su boca había respondido. Su boca había sabido a dulce... Aquella manera torpe en que sus labios se abrieron a los míos... aprendiendo de a poco como responder. Y logrando responder de esa forma que no puedo sacarme de la boca. Es como si me lo hubiera grabado a fuego. No, no era yo. No eran mis labios. Simplemente no era yo.
Maldita sea, si era yo. Si eran mis labios. Si había sido yo él que había rogando por un beso. Si era mi corazón el que latía sin control alguno.
Sentí que una parte de mí se aliviaba al divisar su casa a mitad de cuadra. Ya estábamos cerca... ya iba a dejar de verla. Ya iba a dejar de pensar en aquello.
¿Qué es lo que debe estar pensando ella? ¿Le habrá gustado?
¡Pues claro que le gustó! Sino, no me hubiese pedido que no me alejara.
¿Estará pensando en eso ahora?
¡Claro que lo está pensando! Por algo no dice nada. Por algo está tan callada.
¿Y por qué demonios me hago las preguntas y las respondo yo mismo luego?
Fácil, porque eres un idiota.
Nos detuvimos frente a la casa. Acomodé mi garganta para hablar...
—Puedo decirle a mi padre que te acompañe a tu casa —ella me ganó. La miré y no me estaba mirando.
—No... no es necesario. Voy a estar bien —le dije.
Su mirada se levantó lentamente hacia la mía. Al instante la bajó. Sentí aquel molesto sentimiento de ternura. Mi boca terminó curvando una leve sonrisa.
—Voy a estar... más tranquila si no vas solo. Jordan podría volver —aun seguía sin mirarme.
—Le disparaste en una pierna —levantó rápidamente la mirada —No creo que quiera volver. Quizás no pueda caminar —di un paso más hacia ella —¿Quién es él? ¿En qué andas? ¿Quién eres?
—Todos tenemos secretos, tú mismo lo has dicho —me dijo.
Me acerqué aun más.
—¿Qué escondes, Hudgens? —le pregunté.
Ella arqueó una ceja... como descarada. Con un deje de coqueteo. ¿Coquetea conmigo? Esto debe ser broma. Pero voy a terminar ardiendo en esta broma si ella llega a coquetear conmigo.
—Va a ser mejor que nos mantengamos lo más lejos posible —dijo.
—¿Por qué?
—Porque Jordan está loco y porque yo no te he hablado por una semana. No hay motivo para hacerlo tampoco —dejé de sonreír y la miré bien —¿Para qué poner tu vida en peligro? Ya te has dado cuenta de que estoy metida en cosas que no debería. Bien... lo mejor que puedes hacer es seguir alejado de mí.
—¿No hay motivo alguno para hablarme de nuevo?
—¿Lo hay? —me contestó con otra pregunta.
Le estaba por gritar que ¡SI! Que ¡SI HABÍA UN MOTIVO! Aquel beso del callejón es un motivo muy suficiente. ¿Acaso sigue resentida conmigo? Aquel beso no había sido cualquier cosa... y fue por ello que tuve que alejarme así de ella. Mi autocontrol estaba pendiendo de un hilo en aquel momento. Y además... ella, ella... ¡Nada, demonios!
—Tienes razón —le dije. Ella asintió —No hay motivo alguno.
Sonrió levemente... el coqueteo que creí que había adquirido ya no estaba.
—Entonces de nuevo a lo de antes, Zayn —comenzó a caminar hacia su casa.
Me quedé parado observándola. Ella tocó el timbre y la puerta se abrió. Esperé a que se girara a verme una vez más, pero no lo hizo. La puerta blanca se cerró y yo me quedé quieto mirándola fijamente.
Volver a lo de antes... ¿Qué quiso decir con eso? Cerré los ojos fuertemente y solté un irritado suspiro. Comencé a caminar rumbo a mi casa, había sido una tarde/noche demasiado agitada.
Jordan... así que ese es el tal J. Esta 'enamorado de TN_______'... pobre infeliz, ella lo detesta.
Después de caminar no se bien cuantas cuadras me detuve frente a la puerta de mi casa. Respiré profundamente y entré.
—¡¿Dónde demonios estabas?! —me sobresalté un poco ante la voz enojada de mi padre. Lo miré algo sorprendido.
—¿Eh? —dije confundido. Danielle bajó corriendo las escaleras.
—¡Por el amor de dios casi nos matas de un susto, idiota! —me retó.
Cuando estuvo frente a mí me pegó con la palma abierta sobre el pecho, pero luego hizo la cosa más extraña del mundo. Me abrazó. Danielle me estaba abrazando. ¿Cuándo fue la última vez que me rubia prima hizo eso? No lo recuerdo.
Se alejó lentamente y me miró algo confundida.
—¿Y eso fue? —le pregunté.
—¡Eres un imbécil! —se alejó más de mí —¡Estaba preocupada! ¿Está bien?
—Pero ¿Por qué? —dije.
—¿Cómo por qué? —dijo mi padre —Te fuiste hace tres horas... nadie sabía nada de ti. Y me dijiste que vendrías enseguida. Pensé lo peor.
—Lo lamento, lo lamento —me disculpé —No quise hacerlo —comencé a caminar hacia las escaleras. Quería ir hasta mi cuarto, darme una buena ducha y acostarme a dormir.
—¿Bajaras a cenar? —me preguntó Danielle. Me detuve y me giré a verla.
—No, gracias. No tengo hambre.
Volví a caminar y comencé a subir.
—Zayn —me llamó mi padre.
—¿Qué? —pregunté de mala gana y lo miré.
—No... nada —dijo.
Asentí y volví a arrancar mi subida. Llegué a mi habitación y la puerta, sin querer, se cerró con algo de fuerza. Mi padre y mi prima deben pensar que estoy enojado. Pero no lo estoy... o quizás si. Si lo estoy. Estoy enojado conmigo mismo por haber permitido dejarme llevar por el impulso, por las ganas.
Estoy enojado por haberla besado... de aquella manera.
Entré al baño y me metí a la ducha. Necesitaba relajarme un poco, dispersarme. Pensar en otra cosa. Pensar en algo distinto. Después de estar como 20 minutos debajo del agua salí y me cambié antes de salir, poniéndome mi cómodo pantalón de dormir.
Salí al cuarto y él estaba acostado en mi cama. Lo miré extrañado.
—Ven aquí —me dijo. Dejé la toalla sobre una silla y me acerqué a él. Me acosté a su lado en la cama y miré fijamente al techo —Vas a decirme, ¿Qué te pasa?
—Ya te dije que no me pasa nada, papá —dije.
Él hizo un sonido con la lengua y me miró. Yo también lo miré.
—Te conozco tanto. Se que algo te sucede —aseguró.
Me quedé en silencio. ¿Debería decirle algo? ¿Debería consultarle? ¿Preguntarle? Jamás me senté con mi padre a hablar sobre lo que me pasa. Jamás me di esa oportunidad. Quizás sea el momento. Volví a mirar al techo. Puse mis brazos detrás de mi cabeza.
—No sé que me pasa. No estoy seguro.
—Es por TN_______ ¿Verdad?
—No —mentí. Lo escuché reír por lo bajo —Está bien, si es por esa maldita gitana.
—¿Pasó algo entre ustedes? —me preguntó.
—¿Algo como qué? —dije y lo miré. Él meneó la cabeza mientras buscaba que responderme.
—No lo se, hijo. Algo... lo que sea. Hoy se fue al instante en que llegaste tú. Se puso tensa y seria.
—No me ha hablado durante una semana —le conté. Él alzó ambas cejas —Hice algo malo y bien... algo que no debí hacer, algo que le hizo daño... moralmente.
—Ay Zayn, Zayn —suspiró —¿Qué necesidad tienes de hacerle daño a la gente que te quiere?
—¿De qué estás hablando? —dije sin entender.
—Es obvio que a TN_______ le importas.
—¿Ella te ha dicho algo? —pregunté. Él negó con la cabeza.
—De la misma manera que se te nota a ti, se le nota a ella.
—¿Qué cosa?
—Que algo pasa entre ustedes. No solo te gusta esa chica, hijo. No solo te atrae físicamente. No te estás dando cuenta... o mejor dicho no te quieres dar cuenta de que está metiéndose en tu corazón.
—Estás diciendo puras estupideces —le dije y me puse de pie.
Lo escuché reír y me giré a verlo.
—Sigue negándotelo a ti mismo... veamos cuanto tiempo aguantas.

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Nothing in my way EN EDICIÓN
Roman pour AdolescentsCuando pasas toda tu vida cumpliendo órdenes dentro de un buncker, inevitablemente, algún día tienes que salir al mundo real. Tienes que aprender a ser una chica como cualquier otra, hacer amigos, guardar secretos, ser cautelosa y evitar a los idio...