Capitulo 65: La verdad

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  -Zayn
El discurso de papá ya comenzaba a aburrirme de sobremanera. No pude evitar bostezar... hace días que no duermo. Mi pie derecho comenzó a moverse, como siempre cuando estoy aburrido o nervioso. Miré a mi alrededor... periodistas, camarógrafos. Gente de política.
Pero entonces ahí la vi... TN________. Me puse rápidamente de pie y la seguí con la mirada. Ella empujaba a la gente y se abría paso hacia la salida.
Rápidamente salí de aquel palco.
—¡Zayn! ¿A dónde vas? —me preguntó Alex. Me giré a verlo.
—A buscar a TN________... ya vuelvo —dije y volví a correr.
No había sido mi imaginación. Esa era ella... tiene que ser ella. Logré salir del lugar. Miré nervioso a mí alrededor. ¿Dónde mierda está?
Un auto negro arrancó a toda velocidad. Y la que manejaba era ella. Vi como el auto se alejaba. ¡Mierda, no traje un auto! Me acerqué al auto que mi padre había contratado para que nos trajeran. El chofer estaba dentro. Abrí la puerta y me miró algo asombrado.
—¿Qué hace? —me preguntó.
—Dijo mi padre que me prestara el auto, señor. Cuando el salga se lo paga... —dije nervioso.
—Pero...
—¡Ya! —grité y lo saqué rápidamente de allí.
Me subí y arranqué lo más rápido que pude. A lo lejos divisé el auto negro. Aceleré lo más que pude... tengo que alcanzarla, tengo que verla. Dobló hacia la izquierda... ¿Hacia donde demonios esta yendo? Trate de alcanzarla pero iba demasiado rápido. Por suerte no la perdí de vista. TN________, TN________ ¿Qué estás haciendo, amor?
Me sorprendí al detenerme frente a su casa. El auto negro estaba mal estacionado sobre el camino hacia la cochera. Me bajé rápidamente del auto en el que estaba y corrí hacia la casa. Me detuve antes de tocar el timbre. Quizás si me ve... no quiera atenderme. Mejor va a ser entrar por la fuerza. Rodeé la casa y me subí como me había subido aquella vez a su balcón. Las cortinas estaban cerradas. Logré forzar la cerradura, también como aquella vez, y entré. La habitación estaba vacía... pero había un bolso vacío sobre la cama.
Ella salió del pequeño vestidor y la respiración se me fue del cuerpo. Su mirada encontró la mía y se quedó quieta con toda la ropa entre los brazos. Su rostro estaba empapado en lágrimas.
—Zayn —musitó y más lágrimas cayeron de sus ojos —¿Qué... qué haces aquí?
—¿Dónde estabas, TN________? —le pregunté. Ella sollozó y rápidamente colocó la ropa dentro del bolso. Volvió a entrar al armario —¡¿Por qué no me contestas maldita sea?!
—¡Vete! —me gritó sin dejar de llorar. Seguía y seguía sacando ropa y metiéndola en el maldito bolso.
—TN________... —la llamé.
—¡Por dios, Zayn! —lloró desgarrada —Lo mejor que puedes hacer en este momento es irte de aquí. Déjame... déjame.
Me acerqué a ella y la tomé de los hombros haciendo que se quedara quieta y me mirara. Su cuerpo temblaba por el llanto.
—¿Qué estas haciendo TN________? —quise saber.
—Debo irme —musitó.
—¿Irte? —dije sin entender —¿A dónde?
—Tengo que huir antes de que vengan por mí...
—¿Venir por ti? ¿Quiénes van a venir por ti? —dije ya un poco más nervioso —¿Por qué no me dices lo que sucede de una buena vez?
—Zayn... —habló ya calmada —Si no me voy... van a agarrarme y a mandarme muy lejos, apartada de todo el mundo.
—Pero ¿Por qué?
—Porque no cumplí mi misión —su voz sonó temblorosa. La miré extrañado.
—¿Misión? —dije confundido —TN________ se clara conmigo... porque me estás volviendo loco. ¿Dónde demonios estuviste todo este tiempo? ¿Por qué estabas en el acto de mi padre y no me dijiste nada? ¿Qué es ese maldito bolso? Por dios,... dime la verdad.
Sus ojos marrones, anegados en lágrimas, se posaron en los míos. Me miró con ternura, con amor. Sus labios temblaron y su mano se levantó hasta apoyarse en mi mejilla.
—Se que vas a odiarme. Pero antes que nada quiero que sepas que mi intención no era amarte. Ni enamorarme... ni tener amigos, ni pensar en un futuro distinto al que estoy destinada a tener. Solo pasó.
—¿A qué te refieres?
—Siempre dudaste de mí —sonrió entre divertida y dolida —Una maldita gitana que engaña y solo dice mentiras... y tenías razón. Tienes razón —me dijo. El aire comenzó a faltarme. Ella... ella estaba ocultándome algo, eso siempre lo supe. Pero ahora no sé si quiero saberlo —Yo soy TN________, una... una asesina.
—¿Qué? —musité.
—Me mandaron a matar a tu padre —mi corazón dejó de latir —Yo tenía que matar a tu padre hoy... todo estaba listo y planeado. Pero no pude.
—¿Matar? —mi cabeza apenas podía procesar la información que ella acababa de darme. Esto debe ser una pesadilla —¿Has matado gente?
Asintió levemente. Rápidamente me alejé de ella. Sentí una especie de rechazo... matar gente. Ella ha matado gente.
—Yo vivía en un cuartel... en donde me daban órdenes y las cumplía en el acto. Pero un día me llamaron para decirme que... que tenía que convertirme en una chica normal para meterme en el mundo de tu padre —dijo sin dejar de llorar —Me cambiaron por fuera... y me mandaron al colegio. Yo tenía que acercarme a ti para poder acercarme a Richard.
—Me utilizaste —dije sin poder creerlo. Ella negó frenéticamente con la cabeza.
—No, no —dijo y se quiso acercar a mí pero retrocedí unos pasos —No te utilicé. Porque simplemente te conocí y fuiste como una piedra en mi zapato. Así que me mandaron a acercarme a Danielle. Todo iba bien hasta allí... lo único que yo tenía que hacer era entrar a tu casa y ser la sombra de tu padre.
—¡Él confió en ti, maldita sea! —grité nervioso. Ella cerró los ojos.
—Todo se fue de mis manos cuando Danielle... me presentó al grupo. Ellos se mostraron tan buenos y alegres conmigo. Yo jamás había tenido un amigo. Jamás había salido con gente a pasar simplemente una tarde de risas. Mi vida comenzó a cambiar... me ponía vestidos, zapatos. Supuestamente le parecía linda a chicos —dejó de hablar para mirarme —Mi misión pasó a ser un segundo plano. No le presté atención, no me convertí en la sombra de tu padre. Y luego de todo... tú estabas ahí molestándome, haciendo que odiara la misión que me habían dado pero al mismo tiempo haciendo que me gustara cada vez más. Cuando empezaste a ser distinto conmigo comenzaste hacer que mi corazón se sintiera tonto —respiró profundamente —Pero luego todo se cayó en la bendita fiesta de disfraces. Me hiciste saber que no hay que ser tan tonta y no creer que el primer latido fuerte que te provoca alguien es el indicado. Nunca me había sentido tan dolida... y ahí supe que eso implica el amor. El dolor. Y luego llegó Jordan...
—¿Él tiene que ver con todo esto de la misión? —pregunté distante.
—No. Jordan es otro problema que me llevé encima por ser una agente.
—Asesina, querrás decir —la corregí.
—Eso —musitó —Luego llegó él mientras tú me pedías perdón. Corriste peligro a mi lado. Después... aquel beso en el callejón.
—Nada significó para ti —dije. Ella se había metido a mi vida con el simple propósito de matar a mi padre. Matarlo —¡Te dije que si te ibas a meter en mi corazón no me traicionaras, TN________! ¡Te lo dije!
—Yo no quería, Zayn —lloró nuevamente —Yo no quería amarte... pero te amo. Te amo y por eso no pude matar a tu padre. Y yo sé que me odias... lo comprendo perfectamente. Y te pido perdón, perdón por haber dejado que mi corazón se enamorara de ti —agarró el bolso y lo cerró. Volvió a mirarme —Y ahora solo queda decirte adiós y gracias.
—¿Gracias? —dije algo extrañado. Todo era tan confuso. Mis sentimientos estaban tan mezclados. Odio, dolor, desolación... miedo, angustia de perderla.
—Gracias por darme la oportunidad de saber lo que es amar a alguien. Jamás pensé que algún día iba a poder conocer ese sentimiento que tantas veces me desconcertó.
Tomó el bolso y lo colocó en su hombro. Caminó hacia la puerta de su habitación. El corazón se me estaba rompiendo de a poco. Ella... ella ¿A dónde va a ir?
—¿A dónde vas a ir? —la pregunta salió de mí sin permiso. Ella se giró a verme.
—No lo sé —contestó —A cualquier lugar en el que no me encuentren. No quiero que me atrapen. Van a mandarme al fin del mundo por no haber hecho mi trabajo. Cualquier agente que no cumpla una orden... es, literalmente, desterrado. Y yo no voy a ser la excepción —me sonrió levemente —Te amo, Zayn. Y siempre voy a amarte.
Volvió a caminar. Mi corazón se aceleró. Yo no puedo dejarla... no debo. Me acerqué rápidamente a ella y la tomé del brazo. La acerqué a mí y la abracé con fuerza contra mi pecho. El bolso cayó al suelo.
—Yo no voy a dejarte, amor. Nadie va a encontrarte, y nadie va a alejarte de mí... nunca —susurré contra su oído mientras sentía sus brazos respondiendo rápidamente a mi abrazo. 


Nothing in my way EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora