-Zayn
Se me heló la piel cuando ella susurró mi nombre de manera suave y nerviosa. Mis labios estaban cerca de su oído. Me acerqué un poco más y la besé debajo del lóbulo. Despacio recorrí la suave piel de su cuello hasta llegar a su mentón.
Su piel tenía el fresco aroma a jabón y el olor dulce que siempre tiene ella. Debe ser su olor natural. Solté una de sus muñecas y bajé mi mano hasta el borde de su musculosa.
¿Qué persona tiene una musculosa con la cara de Elvis? Es tan rara.
Deslicé la mano por debajo y sentí su piel. Se erizó bajo mi palma. Subí mi boca por su mentón y busqué la suya. Temblaron debajo de los míos. Despacio moví los labios... los suyos se abrieron. La besé tratando de estar tranquilo.
Mi corazón latía con fuerza, luchando contra el fiero deseo de poseerla. Latía fuerte, desbocado... preguntándose si todo esto era solo pasión.
—TN_________ —le dije y la miré a los ojos.
Su piel estaba algo pálida, con mejillas sonrosadas como siempre. Sus labios levemente humedecidos por los míos. Como logran enloquecerme sin razón alguna.
Sus ojos marrones brillaban, sus pupilas levemente dilatadas. Había tantas cosas en sus ojos.
Confusión, ternura, belleza y miedo. Lo que más me mostraban aquellos simples pero inigualables ojos era miedo.
¿Cómo podría hacerle daño si cuando la miro puedo ver lo que esta sintiendo?
No puedo mentirme a mi mismo... no puedo hacerle nada. Ella jamás ha estado con alguien. Como quiero contradecir aquello. Pero no puedo. Es inexperta, tímida y sobre todo inocente.
Despacio comencé a alejarme de su cuerpo. Me acosté sobre mi espalda, a su lado, mirando al techo.
El silencio no era perfecto, la televisión llenaba la habitación de disparos y sonidos de bombas y hombres gritando.
Logré calmarme. Logré entender que venir hasta aquí con la intención de lastimarla había sido un gran error. Yo tengo que alejarme de ella, poner distancia. Dejarla.
—Lo siento —murmuré lo suficientemente audible.
Giré mi cabeza para mirarla y ella seguía mirando al techo. Lentamente su cabeza giró y su mirada encontró la mía. Luego de unos segundos se colocó totalmente de costado y su mano se posó en mi mejilla. Mis ojos se cerraron ante el suave contacto.
—Yo también lo siento —la escuché decir.
Abrí los ojos para mirarla y ahora estaba muy cerca de mi rostro. Sus dedos dibujaron círculos en mi mejilla. Sentí una presión en el pecho. Ahora había culpa en su mirada, angustia.
Me acerqué un poco más a su rostro con toda la intención de besarla. Es apabullante las ganas de besarla... es terrible la presión que sufre mi pecho cada vez que está así de cerca. Odio sentir estas cosas, las odio.
Sus ojos se cerraron mientras me acercaba cada vez más. Pero me sobresalté un poco cuando unos firmes golpes sonaron desde la puerta.
TN_________ se puso rápidamente de pie.
—Monstruito ya volví ¿Estás despierta? —preguntó una voz grave y rasposa.
—Métete debajo de la cama... —me dijo ella nerviosa.
—¿Qué? —le pregunté.
—¡Debajo de la cama! —musitó entre dientes.
Le hice caso y me oculté. En ese mismo instante la puerta se abrió. Divisé un par de botas de motoquero. Arqueé una de mis cejas.
—¿Qué hacías? —le preguntó él.
—Extraño, te dije un millón de veces que no entraras así a mi habitación —le dijo ella. Se notaba que estaba nerviosa.
—Llamó Jones...
—Después me dices —ella lo calló —Ahora vete a dormir que mi película esta muy interesante y no me dejas verla.
—Que mala hija eres —le aseguró. Entonces este hombre es su padre. Caminó hacia la cama y me paralicé —Mañana debes ir al cuartel...
—Después me lo dices, padre —lo volvió a interrumpir.
—¿Padre? ¿Desde cuando me dices así? —le preguntó. Fruncí el ceño.
—Padre, ¿Qué te parece si lo discutimos mañana en la mañana? —dijo ella.
—Que rara eres —le dijo él. Lo vi caminar hasta la puerta —No puedo creer que aun tengas esa horrible camiseta con la cara de Elvis.
—No te metas con mi ropa —le advirtió ella. No pude evitar sonreír.
—Algún día voy a quemarla —le dijo.
—Atrévete —lo desafió TN_________. Lo escuché reír y luego salió del lugar cerrando la puerta.
Me moví para salir de debajo de la cama. Siseé cuando me golpeé la cabeza mientras intentaba salir.
—Mier-da —musité.
Pude salir y me puse de pie. Me sobé el lugar en donde me había golpeado y levanté la mirada para encontrar a TN_________ sentada en medio de la gran cama.
—¿Estás bien? —me preguntó.
—Si —le dije y me incorporé del todo. Ambos nos quedamos callados mirándonos. Quería decirle algo pero no estoy seguro que —Creo que va a ser mejor que me vaya.
Caminé hacia la ventana y la abrí.
—Zayn —me llamó. Me giré a verla.
—¿Qué? —le pregunté.
—Mmm... ¿Por qué... por qué no te quedas a ver una película? —me preguntó. La miré realmente sorprendido —Puedo ir a preparar palomitas de maíz. Hoy es noche de películas de guerra, mis favoritas.
—También son las mías —dije sin intención de decirlo.
—Bien —sonrió —¿Te quedas?
Debería de terminar de abrir esta ventana e irme por el mismo lugar por el que llegué. Pero había alguna fuerza extraña que me mantenía quieto en mi lugar. De alguna manera cerré la ventana y me quité el abrigo.
—Y bien, ¿en donde están esas palomitas? —le pregunté mientras me tiraba en la cama y me ponía en una posición soberbia y relajada, colocando los brazos detrás de mi cabeza.
Ella sonrió y se bajó del colchón. La vi salir de la habitación y solté un suspiro.
¡Diablos! ¿Qué estoy haciendo? No tendría que quedarme. Pero ¿y por qué no? Quizás esta sea una excelente cita. Nada de lugares lujosos, ni cosas ostentosas. Tal vez esto sea lo ideal y por eso ella no acepto salir conmigo hoy a la tarde.
Tomé el control remoto y comencé a cambiar de canal. Cuando me cansé de hacerlo dejé en el mismo canal que estaba antes y me puse de pie. No le había prestado atención al cuarto de la gitana. Tiene un toque ultra femenino... algo que no combina mucho con ella.
No digo que no sea femenina, lo es. Pero no todas las chicas tienen como películas favoritas las películas de guerra. No todas las chicas pegan como un hombre. No todas las chicas le disparan a un hombre en una pierna. No todas son como ella.
Me acerqué a una de las mesitas de luz y tomé el retrato que allí estaba. En el había una foto de TN_________ a caballito de un hombre alto y de ojos verdes. Ambos sonreían divertidos pero ninguno de los dos se parecía... en nada.
—Aquí están las palomitas... —ella entró al cuarto. Me giré a verla. Divisó la foto que yo tenía en mis manos —Ese es mi padre —dijo.
—¿El que estuvo recién aquí? —le pregunté.
—Si, Hugh —me contó.
Dejé el retrato en su lugar y me volví a tirar en la cama. Ella se quejó de esto y me ordenó que me quitara las zapatillas para subirme de esa manera en su cama. Se acercó y se sentó a mi lado. Apagó las luces y nos pusimos a ver la televisión.
—¿Vemos esta? —le pregunté al ver que estaban dando Troya.
—Si... me gusta Orlando Bloom —dijo y me miró. La miré mal. Ella sonrió y se metió una palomita en la boca.
—Me gusta Orlando Bloom —dije haciendo una mala imitación de la voz de una niña. Ella soltó una leve carcajada.
—Eres un tarado —dijo divertida y volvió a mirar la película.
—Bien que te gusta este tarado —susurré para mi mismo mientras me metía un puñado de palomitas a la vez. Ella no dijo nada, pero estoy seguro de que escuchó bien lo que dije.
Luego de media hora de película y de haber terminado casi el recipiente completo de palomitas nos acomodamos mejor en la cama. TN_________ se había acostado, mientras que yo estaba apoyado contra la cabecera.
La película estaba en su tramo final cuando miré la hora y mi reloj marcaba que ya eran más de las 12. Giré mi cabeza para verla y la encontré totalmente dormida. El recipiente estaba apoyado sobre su vientre mientras que su cabeza caía media de costado sobre la almohada. Sonreí y le quité el coso de las manos. Tomé el control y apagué la tele. Ella se movió y re acomodó.
—¿Zayn? —me llamó dormida.
—Aquí estoy —le dije.
—Tengo frío, ¿me abrazas? —musitó. No dije, ni hice nada. Ella está dormida, no sabe lo que hace, ni lo que dice —Por favor...
No lo dudé más y me acerqué a ella. Se acomodó contra mi pecho, su rostro quedó escondido en mi cuello. Me sentí idiota, me sentí como un niño de 5 años al que acababan de regalarle un auto a control remoto.
—¿Qué es lo que estas haciendo conmigo, gitana tonta? —le pregunté y besé su frente antes de cerrar los ojos y entrar al sueño.
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Nothing in my way EN EDICIÓN
Teen FictionCuando pasas toda tu vida cumpliendo órdenes dentro de un buncker, inevitablemente, algún día tienes que salir al mundo real. Tienes que aprender a ser una chica como cualquier otra, hacer amigos, guardar secretos, ser cautelosa y evitar a los idio...