Capítulo 5: Ataque a la Academia Parte 2

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Pauline se giró al oír un ruido. Llevaba casi una hora buscando enemigos contra los que combatir. Ya se había encontrado con grupos grandes de soldados que habían caído frente a su lengua. Esa era ella. Pauline la "Asesina de la lengua". Los más jóvenes de la Academia habían sido evacuados, pensó ella. Pero no había tiempo para distracciones: debían acabar con la amenaza. No entendía como los cazadores habían conseguido un ejército tan grande. Tampoco sabía dónde estaban los numerosos soldados. Tras recorrer tres cuartos de la Academia no había encontrado suficientes cadáveres para cubrir la enorme suma de enemigos. Quizá tan solo fue una ilusión. Dejo de pensar cuando encontró a alguien caminando hacia ella con paso firme...

Vincent golpeó a un segundo soldado. Se había separado de Albert y andaba por la Academia, matando a los enemigos sin piedad. Se lo merecían, pensó. Se lo merecían por haber tratado de exterminar la orden mágica que nada le había hecho a la humanidad. Bueno, quizá con el paso de los años habían surgido algunos magos oscuros, que maltrataban a los humanos normales esclavizándolos. Era cíclico, pensó el Dragon Slayer. Sin embargo, la gente se convencía de que no había nada que pudiera evitar ese círculo. Ese tipo de personas, fueran magos o no mágicos, estaban equivocadas, Siempre había algo que hacer. Sus pensamientos se alejaron cuando oyó unos gritos furiosos dentro del Aula 55...

Fer se acachó para tomar el pulso a un joven mago. Había encontrado hasta diez cuerpos sin vida en aquella habitación. Al parecer había habido una gran batalla dentro. Hasta siete personas estaban heridas gravemente, cuatro soldados y tres magos. Fer se había encargado de acabar con su agonía Se retiró del suelo. Aquel chico estaba vivo, pero tenía una gran herida en el pecho y escupía sangre. Fer le atravesó limpiamente el corazón con una espada que había encontrado en el suelo. Murió de manera indolora, aunque ya había sufrido mucho. Se preparó para salir cuando oyó a alguien hablándole al oído...

Alba era brutal, pensó Albert. Había acabado con un grupo de veinte soldados ella, sin más ayuda que su atrapasueños y una lanza que le había quitado a una de sus víctimas. Ahora ambos se encontraban corriendo por el pasillo a causa de unos gritos que habían oído. En ese momento Albert vio que una lanza iba hacia el costado de Alba y la paró lanzando una lanza de hielo. Eran más soldados. Sin embargo los gritos se intensificaban, ¿Qué podían hacer? Entonces Alba habló:

- Tú lucha contra los soldados. Yo iré a ver qué pasa.

Albert asintió y se preparó para la batalla. Comenzó utilizando su magia de creación para hacer aparecer de la nada dos tigres blancos. Luego congeló a cinco enemigos y lanzó un poderoso rugido de hielo a otros tres. Pero alguien venía...

Sonia cerró la puerta con su magia y se dirigió donde Marcus luchaba con tres soldados. Este hizo aparecer un ejército de esqueletos que hizo trizas fácilmente a sus enemigos. Sin embargo, al acabar la pelea, hizo un amago de desplomarse. Sonia soltó un bufido antes de ir a ayudarle. Este día estaba siendo muy largo.

- ¿Estás bien?

- Sí, solo un poco cansado.

En ese momento, Marcus cambió la cara, e hizo un gesto raro con las manos. Cuando Sonia se giró, ya era demasiado tarde...

Michael corrió hacia el Aula 55, de donde salían unos terribles gritos. Ya habría llegado hasta ahí si no fuera por los molestos soldados, pensó el joven. Una vez en la puerta se encontró con Vincent y Alba. También ellos se habían dirigido hacia allí. Vincent hizo el gesto de silencio y luego señaló la puerta. Sus compañeros entendieron al momento lo que quería hacer. De una vez, derribaron la puerta, y lo que encontraron detrás de esta fue descorazonador. Había cuerpos de magos por todas partes, mutilados, algunos sin piernas ni brazos. En una silla estaba sentado Josen, el hermano de Albert, o por lo menos lo que quedaba de él. Su cuerpo, casi irreconocible, se había convertido en una masa sanguinolenta y Michael advirtió, con horror, que aún estaba vivo. Una voz les sorprendió:

- Sabía que vendríais, magos. Sois tan predecibles.

Provenía de un hombretón con aspecto de cavernícola que portaba un hacha. Y a su lado, cientos de soldados. Michael le reconoció enseguida. Era Axe, de los 6 Atributs. Pero antes de que pudiera hacer algo, sintió un fuerte golpe en la cabeza y los ojos se le cerraron.

Pauline sacó la lengua, pero su adversaria no le miraba, Ese era el defecto de su magia, que si no te miraban no podías matar a nadie. Su rival lanzó una flecha, pero Pauline volvió a abrir la lengua y el proyectil puntiagudo que se dirigía hacia ella cayó. Su magia también podía anular cualquier cosa que se dirigiera hacia ella. Su enemiga hizo aparecer un montón de arcos. Pauline sonrió. Reconocería esa magia en cualquier parte: era Arc, de 6 Atributs. Volvió a anular las flechas, y esta vez, también la "magia" de su rival desapareció. No era verdadera magia, sino que se trataba de objetos mágicos que producían armas a la velocidad de la luz. Pauline se dirigió hacia la que consideraba su antítesis y le golpeó con el puño. Arc contraatacó con una patada que hizo caer a la maga. Cuando se disponía a acabar con ella, Pauline se levantó de un salto y sacó la lengua a su adversaria. Pero esta apartó la vista rápidamente sin inmutarse y le golpeó de nuevo con el pie haciéndola volar por los aires. Pauline intentó levantarse, pero Arc le golpeó con una maza y lo único que vio fue oscuridad.

Albert no pudo hacer nada para detener la red que iba hacia él. Gritó de dolor. Al parecer estaba electrificada. Todos a su alrededor se reían y lo último que vio Albert fue un fuego abrasador, como el de Vincent...

Abrí la puerta, y la sorpresa que me llevé fue enorme. Una mujer portaba a Pauline en brazos, mientras que una especie de neandertal tenía a Vincent, Michael y Alba en sus manos como si fueran muñecos. Marcus y Sonia iban levitando, como marionetas, alrededor de un barbudo hombre con bastón. Finalmente, Albert iba en una red que llevaba un soldado común. Todos ellos estaban inconscientes, y habían recibido múltiples heridas, excepto Sonia. Aun así, faltaba Fer. Esperaba que pudiera sacarnos de esta, pero me di cuenta de que me encontraba ante los tres miembros restantes de los 6 Atributs. En solo dos días los había visto a todos. El barbudo me hizo levitar sin decir ni una palabra. Era una sensación extraña, porque me movía por el aire sin controlar mis acciones. Traté de despertar a Marcus y a Sonia, pero de mi boca no salió ningún sonido. Anduvimos por unos estrechos pasillos, y cuando ya me preguntaba si nos habíamos perdido, vi que la mujer, que iba a la cabeza entraba a una sala. Era un gran balcón, pero eso no era lo importante. Había multitud de grifos en el aire. Y todos ellos levaban un estandarte con la marca de los Cazadores de Magos que había en los uniformes de los soldados. Parecían casi maltratados, por su aspecto físico. Uno de ellos se acercó y la levitación frenó de golpe. Traté de levantarme, pero la mujer me cogió de la camisa y me hizo montar junto a ella y Pauline en uno de los grifos. Entonces se dirigió a mí:

- Si intentas hacer algo, tu amiguita morirá.

Cuando otro de los grifos se acercó, oí una fuerte explosión y vi a Nomus, Fer y unos magos que no conocía salir por la puerta. El soldado que llevaba a Albert cayó al suelo de repente, muerto. Un fogonazo cegador iluminó el balcón y Vincent, Alba, Michael, Marcus y Sonia aparecieron junto al director. El barbudo y el neandertal se subieron a los grifos, y la visión de la Academia alejándose de mis ojos fue la última que vi.


Ammulets Parte I: TomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora