Una hora antes...
Vincent se despertó sudando. Desde su enfrentamiento con Arm que tenía pesadillas. Soñaba con que no conseguía parar el Cañón de Venganza Blacktower, y que la Academia quedaba destruida. Soñaba con él, en las cenizas de la que había sido su casa durante seis años. Soñaba y soñaba siempre lo mismo, pero aquella noche el sueño había cambiado. Ahora se veía a él deteniendo el Cañón de Venganza Blacktower, pero por alguna extraña razón al volver la Academia había desaparecido. Después de buscarla, se encontraba con unas montañas en el borde de mar. Algunas escupían lava, pero otras no. Soplaba un fuerte viento y el mar rugía. Luego se encontraba con una extraña edificación con un estandarte que por alguna razón estaba borroso en sus recuerdos. Entraba en la edificación, y en una enorme sala que actuaba de recibidor había una chica de cabello como el fuego y ojos llameantes. Y Vincent decidió que la amaba. Fue entonces cuando se despertó sudando, sin comprender su sueño. Y recordó el día que llegó a la Academia, a Nomus examinándolo con algún hechizo. Recordó su voz diciendo:
- Magia del fuego directamente enseñada de los dragones. Y una habilidad especial: sueña con lo que podría haber pasado.
Una hora después...
Cuando una de las personas que tenía delante se quitó la capucha, Vincent sintió su mundo desmoronarse. Era la misma mujer que había visto en sus sueños. La misma melena pelirroja y la misma mirada feroz. También había otra chica, con facciones escamosas y pelo azul verdoso. Y tres chicos: uno de cabello marrón y ojos vendados, otro de pelo blanco y mirada inquieta y un último de pelo gris y unos ojos crueles. Pero Vincent solo tenía ojos para ella, y comprobó que su voz era melodiosa y feroz al presentarse cada uno de ellos en orden:
- Yo soy Mary del volcán llameante
- Yo soy Siren de las profundidades marinas
- Yo soy Pan de la tierra verde
- Yo s-soy T-Tempeste de l-los vientos f-furiosos
- Yo soy Metalican del acero brillante y jefe de Element 5. Presentaos.
Albert habló:
- Yo soy Albert, amo del frío. Estos son Fer, dragón de las profundidades, Tom, príncipe del tiempo, Alba, princesa guerrera, Pauline, asesina de la lengua, Vincent, dragón del fuego, Michael, rey de las cartas, Sonia, reina de los candados y Marcus, emperador de las cartas, llaves y muertos. Luchemos.
Inmediatamente Metalican se lanzó a la batalla. Convirtiendo su brazo en un pilar de acero, golpeó a Tom, y con un chasquido lo volvió de metal. Pero llegó tarde: el joven ya se había llevado las manos al reloj, y de repente volvió a su estado normal. El enemigo arremetió entonces contra Alba y Pauline. Albert trató de ayudarlas, pero fue asediado por Siren junto a Sonia y Fer. Pan fue directo a por Michael y Marcus y Tom terminó peleando contra T-Tempeste. Vincent solo se quedó mirando a Mary del volcán llameante con ojos de cordero degollado hasta que ella le lanzó dos bolas llameantes. Vincent las cogió y se las tragó. Su oponente no mostró piedad y ardiendo en llamas movió su pelo hasta quemar a Vincent en la mano. Pero esto no le produjo daño, sino que le motivó: empujó a su rival sin golpearla muy fuertemente y ella dijo:
- ¿Qué pasa, que no puedes golpear a una chica fuerte?
Y chasqueó los dedos. Un extraño fuego oscuro salió de sus manos y serpenteando, acabó en los pies de Vincent. Este intentó cogerlo, pero era un fuego extraño, ya que no quemaba, pero tampoco era fácil de contener. Entonces Mary volvió a chasquear los dedos y el fuego subió de temperatura hasta 890 Dº. Vincent lo sabía porque su cuerpo era una especie de termómetro. Oyó a su rival reír:
- ¿Qué pasa? ¿Las llamas de un dragón no pueden contra las llamas del infierno?
Entonces el fuego se congeló y Vincent vio a Albert detrás, sonriendo a Mary:
- El infierno también es frío.
Y lanzó su ataque más poderoso, Oleada de Invierno, hacia la pirómana. Un aire frío, y un manto de nieve se trasladaron hasta Mary y la joven acabó convertida en una estatua de hielo. Albert hizo un signo a Vincent y le dijo:
- Tom está en problemas.
Cuando el joven se giró, supo que tenía razón.
Una fuerte ráfaga de viento me hizo volar por tercera vez. Y por tercera vez, volví al suelo invirtiendo el tiempo. Mi rival no me daba descanso, de manera que tenía que huir teletransportándome. Bueno, está mal decir que me teletransportaba, debido a que lo que hacía era simplemente retroceder en el tiempo hasta donde me encontraba en otro momento. Como lo que hice en la batalla contra Scythe, pero decenas de veces. Me alegré cuando vi que Vincent venía en mi ayuda. Pero nada más encender su cuerpo en llamas, Tempeste le envolvió en un minitornado de manera que su fuego se apagaba. Tempeste me lanzó una especie de aire condensado que me dio de lleno en la barriga. Cuando miré donde me había impactado el golpe, contemplé atónito que había sangre. Pero no me entretuve, avancé rápidamente, concentrándome en el suelo. Era un truco que Nomus me había enseñado: Si tu enemigo trataba que te movieras del sitio mediante telequinesis o algún otro truco solo tenías que concentrarte en tu posición, así que te anticipabas a los movimientos de tu rival y cuando él lanzaba tu conjuro tu ya habías retrocedido en el tiempo, con lo que se creaba una paradoja a tu favor. Cogí a Tempeste del cuello y lo lancé volando. Ya había aprendido que no debías tener compasión con tu rival, sobretodo su quería matarte. Entonces vi que Tempeste ya se había levantado y que pretendía lanzarme aire condensado a la cabeza en forma cortante. Sin tiempo, recordé lo que había estado practicando con Nomus hacía solo unas horas, y grité:
- ¡Tempus Revocare Comminatio!
El ataque desapareció. Tempeste me miró como quién ve un fantasma, y me lanzó ráfagas de aire sin parar. Decidí arriesgarme y probar un hechizo más difícil que habíamos practicado (sin éxito) la semana anterior:
- ¡Tempestas Vices!
Y las ráfagas de aire se dieron la vuelta y atacaron a su creador, quién las hizo desvanecer con un movimiento de mano. Luego, me lanzó otras. Yo, cada vez más confiado, probé un hechizo aún más difícil y grité:
- ¡Quod Tempus Retardo Motus!
El objetivo del hechizo era que el tiempo avanzara a cámara lenta, pero mi cansancio sumado a mi inexperiencia hizo que mi conjuro fallara. Por suerte, reaccioné instintivamente y di un salto a la izquierda, de manera que la mayoría de ráfagas pasaron de largo, pero una me pasó por el brazo produciéndome un feo corte que hizo que cayera al suelo. Oí a Vincent gritar y lanzar unas llamas. También oí a Tempeste chillar. Posiblemente se habría quemado y estaría pasándolo mal. No entendía como un mago tan débil como yo podía ser parte de los famosos Element 5. Lo último que vi fue a Vincent corriendo hacia mí, y me desmayé.
Alba absorbió las láminas de acero, de manera que Pauline pudo sacarle la lengua y matarle. O eso era lo que pensaban las chicas, porque Metalican se había convertido en una estatua de acero y luego había vuelto a la normalidad. Esa era la única manera de evitar conjuros como los de Pauline. Alba vio de refilón como Sonia le cerraba el paso a esa tal Siren, pero Albert y Fer estaban tirados en el suelo, de manera que la maga le lanzó una bola que dejó KO a la hechicera acuática. Pero Metalican aprovechó para golpearla con fuerza con un pilar, y luego gritó:
- ¡Retirada, retirada!
Alba vio como Metalican lanzaba volando a Vincent para golpear a Tempeste gritándole que se levantara. Luego cogió a la estatua-Mary. A su derecha iba Pan cargando con Siren. Los cinco magos entraron en un portal aparecido de la nada, y Alba se desmayó.
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Ammulets Parte I: Tom
FantasyTom es un joven que viaja a la Academia de Magia para aprender la extraña magia del tiempo. Pero peligrosos enemigos hay a la vuelta de la esquina: Cazadores de Magos, Academias oscuras, malignos imperios que buscan dominar el mundo de Eioria. Para...