Capítulo 15: A Elementarial

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- ¿Bueno, y qué vamos a hacer ahora?      

Llevábamos tres horas esperando a que el Consejo mágico decidiera si el plan del General Martin se aprobaba. Tres largas horas. Si pudiera avanzar el tiempo, lo haría, pero ese hechizo aún era muy complejo. A nuestro martirio se unieron Pauline, Michael, Fer con una venda en el estómago (siempre le herían en el mismo sitio). Albert aún no se había recuperado, y a Sonia y a Marcus no se les veía por ningún sitio. Finalmente Nomus salió del páramo y nos dijo:

- El plan ha sido aprobado. Todos los magos viajaran a Elementarial. Me he puesto en contacto con un poderoso mago protector. Me ha dicho que sus poderes harán que todo el que entre en Elementarial no morirá. Así que id preparándoos, porque partimos en una hora.

Seguí a Michael hacia nuestra tienda. Todas mis cosas estaban ahí, incluido mi reloj. Michael abrió una caja y sacó unas cartas de color plateado. Al ver que estaba mirándolo, me dijo

- Son cartas más poderosas, para la ocasión.

Resultó que Elementarial estaba en el Acantilado Cuatro, un Acantilado donde había montañas y volcanes que chocaban en el mar. Además, era una zona extremadamente ventosa, con lo que los cuatro elementos principales estaban representados. Yendo más allá, antes había una explotación de metales que se agotó en el año 350 EDAM. Se tardaba un día entero en ir a pie, pero Michael sacó la carta y todos nos lanzamos.

Metalican abrió suavemente la sala del trono. A su señor Éteh le gustaba el respeto, y cualquiera que no le mostrara tal debía morir. En la sala ya estaban Mary, Siren, Tempeste y Pan. Es decir, todos. Se arrodilló y se preparó para oír el plan de su maestro:

- ¡La Academia de Magia cree que puede atacarnos! ¡Cree que la luz puede ganar y todas esas chorradas!

Mary soltó una risita cruel. Éteh se limitó a mirarla con desprecio, y la pirómana se cayó rápidamente. El jefe supremo continuó hablando:

- ¡Es la hora de matar a todos los magos de la luz! ¡Esos estúpidos "héroes" creen que pueden salvarse! ¡No saben el verdadero poder de los elementos! ¡Preparaos para la batalla, porque no será sencilla! ¡Pero con nuestro poder, venceremos a la Academia de Magia!

Todos soltaron un grito de aprobación. Éteh dio su discurso por concluido y se sentó en la sala del trono. Luego los demás magos salieron de la estancia, pero los Element 5 se quedaron como siempre. Luego, el maestro se dirigió a cada uno de ellos:

- Mary, quiero que te prepares. Pelearás con el mago de fuego y el de las cartas, y sé que le vencerás.

- ¡Si, señor! Y se retiró de la sala.

- Siren, tengo un trabajito especial para ti. Quiero que atrapes a Nomus, el director de la Academia de Magia y lo suplantes por un clon acuático. Luego lo traerás aquí y te prepararás para pelear contra el mago del agua y el de hielo.

- ¡Si, señor! Y se fue rápidamente

- Tempeste, tengo otro trabajito especial para ti. Debes conseguir un pequeño artefacto para mí. Se trata de una botellita que Nomus guarda en una caja hermética con siete cerraduras. Me lo traerás y volverás aquí para pelear contra la atrapamagia y la asesina de la lengua.

- ¡S-Si, s-señor! Y se fue cojeando.

- Pan, otro trabajito te corresponde. Deberás crear una barrera que cubra el Acantilado Cuatro. Así los refuerzos no podrán entrar. Luego te prepararás para enfrentarte al mago del tiempo.

- ¡Sí señor! Se desvaneció con arena.

Metalican se esperó hasta que el último de los granos de arena se desvaneció. Luego, se dirigió a su maestro:

- ¿Está seguro de su plan?

- Completamente, mi fiel mago metálico. Si todo sale tal como lo planeado, no habrá necesidad de que pelees.

- ¿Pero, y la maga de las cerraduras y el mago de las llaves?

- Como he dicho, si mi plan tiene resultado, no tendrás que pelear.

- Sigo sin entenderlo.

- Bueno, he de decir que mi jefe ha conseguido convencer al mago de las llaves para que se una al lado oscuro. La maga de las cerraduras le seguirá, cree que su amor es eterno. Por desgracia, ya lo ha perdido. Ahora vete, las puertas están a punto de abrirse.

Efectivamente, se oyó un chasquido y las puertas se abrieron. Siren entró con Nomus, y Tempeste también, portando una botellita. Metalican se marchó después de que ellos dejaran sus encargos en la sala del trono.

Me dirigí a Vincent, que intentaba abrir las puertas:

- ¿Puedes describirme como eran las puertas abiertas?

- Él lo hizo con el mayor detalle posible. Me imaginé las puertas abiertas, y me concentré. Luego grité:

- ¡Porta Tempus Retractavit!

La primera vez no pasó nada. La segunda, tampoco. A la tercera fue la vencida: las puertas se abrieron revelando un pequeño salón igual al de la Academia, pero en versión oscura. La marea de magos me arrastró y entré en un pequeño pasillo sin seguir a nadie en particular. Vi los vestigios de la batalla, había alguien al final. Era un simple mago oscuro que me lanzó una bola de fuego, se la devolví utilizando un ataque y comenzó a gritar. Me sentí lleno de vitalidad. La batalla había comenzado.




Ammulets Parte I: TomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora