Ammulets Parte I: Tom

Capítulo 8: Escoge tu arma

Alba se quedó en shock después de lo que le dijo aquel hombre que se llamaba Scythe. Es normal, yo también me hubiera impresionado de sobremanera. Sin embargo, no vaciló al hablar:

- ¿Qué quieres decir con eso?

- Quiero decir que es la hora de que mueras.

Y dicho esto, se lanzó hacia nosotros con su guadaña en mano.

Fer dio un paso al frente. De todos los Atributs con los que había pensado enfrentarse, Sword era el más difícil. Su técnica con las espadas contrastaba con la técnica sutil del agua de Fer. El mago no dudó y lanzó su técnica más usada, el chorro de agua. Este chorro podía cortar el metal y era como una extensión de su cuerpo. Sword lo paró con su espada e hizo aparecer otra en su mano. Fer contraatacó moviendo el chorro para evitar los espadazos de su enemigo. Entonces le cogió una de las espadas y se la quedó. La batalla se transformó en un duelo de espadachines. Sword volvía a tener dos espadas, pero Fer contaba también con su chorro, así que estaba muy igualada. Continuó así durante unos minutos, las armas de ambos chocando y soltando centellas en el aire. Fer aprovechó que Sword había dejado un flanco débil y le lanzó un chorro de agua hirviendo desde su boca. Luego, cubriendo su mano con la misma sustancia, le golpeó hasta hacerle estrellarse en un pilar. Este se levantó y lanzó sus dos espadas como cuchillas, aunque Fer las paró con su arma secreta: el vapor de agua. Sí, el mago podía dominar también el vapor de agua, aunque le costaba bastante. Gracias a este gas de H2O podía parar ataques de su enemigo. Las espadas cayeron, y Sword se quedó con la boca abierta. Luego contraatacó enviando una tormenta de espadas que Fer frenó rápidamente con su chorro de agua. Pero Sword no se rindió y continuó lanzando espadas hasta que una le golpeó a Fer en la barriga, en el mismo lugar donde tenía la herida anterior. Entonces el Dragon Slayer se tambaleó hasta caer al lado del pozo. Sword se preparó y saltó al aire listo para matar a su enemigo.

- ¡Este es tu fin! Le gritó el cazador.

- ¿No sabías que los magos tenemos siete vidas?

Y dicho esto, una gran ola salió del pozo e impactó en Sword lanzándolo por los aires. Pero su enemigo se levantó rápidamente diciendo:

- Esto no se acaba.

Sonia no pudo evitar el golpe que fuertemente recibió. En cambio, Marcus sí que pudo parar el bastón que se dirigía hacia él. Parecía una ironía del destino, que su rival fuera el mismo que los derrotó en la Academia. Aquel barbudo que parecía ser mago, por sus poderes telequinéticos. Partiendo de ahí, trató de ganar tiempo para que Sonia se recuperara del golpe.

- ¿Tienes poderes mágicos?

- ¿Tú qué crees?

- ¿Eso es un sí?

- Igual

- Entonces, ¿Por qué has traicionado a todos tus compatriotas mágicos?

Al parecer a aquel hombre no le gustó la pregunta, porque gruñó e hizo que Sonia saliera volando por los aires con sus poderes telequinéticos.

- Yo soy Cane, y no necesito dar explicaciones.

Marcus hizo invocar un ejército de esqueletos. Luego frunció el ceño. Esta no iba a ser una batalla fácil.

Fer gritó y lanzó otro tsunami hacia Sword. Sin embargo, el ataque se partió en dos y Fer advirtió, con horror, que esa espada era diferente. Tenía una empuñadura más elegante, con diamantes y otras piedras preciosas. Además su filo era brillante, tanto que deslumbraba en algunos momentos. Sword se dio cuenta de que estaba mirando la espada y soltó una carcajada.

- Veo que estas mirando mi espada. Esta no es un arma normal. Es Kuchikukan, el destructor de mundos. Es la hora de que te destruya.

Fer lanzó su chorro de agua móvil, pero fue cortado en dos y dejó de mantenerse en el aire. El Dragon Slayer cogió las dos espadas del suelo y las lanzó. Ambas fueron cortadas por Kuchikukan. Sword parecía aburrido.

- Esto no es una batalla divertida. Necesitamos que sea igual. Vamos, escoge tu arma.

Y lanzó a los pies de Fer dos espadas parecidas a Kuchikukan, salvo que una tenía amatistas en la empuñadura y la otra obsidiana. Fer escogió la última.

- Ah, buena elección. Esta es Dakushi, la muerte oscura.

Y la batalla comenzó. Ambas espadas chocaron sin romperse, pero pronto Fer adivinó que Dakushi podía lanzar olas de energía oscura. La batalla de espadachines continuó. De vez en cuando Fer lanzaba chorros de agua cuando veía que su rival tenía un flanco abierto, pero eran parados con las espadas que invocaba Sword. Fer dio una voltereta en el aire y acabó detrás del cazador de magos. El espadachín se giró a tiempo evitar una estocada furiosa de Dakushi. Después, hizo un movimiento raro con Kuchikukan que deslumbró a Fer. Cuando volvió a ver, tenía una mano colgando, sin estar seccionada del todo. El Dragon Slayer no gritó, pero apretó los dientes sabiendo que los curanderos podrían curárselo perfectamente. Entonces la batalla continuó, y Sword fue herido con Dakushi. El corte comenzó a ennegrecerse, y el cazador de magos, enfadado, hizo aparecer una lluvia de espadas. Por suerte, la energía oscura y un chorro de agua las pararon. Pero Sword dio un paso al frente y le clavó Kuchikukan a Fer en el hombro derecho, saliendo la punta por el otro lado. Pero cometió un gran error: acercarse demasiado. El Dragon Slayer le clavó Dakushi en la barriga, igual que Sword había hecho con él dos veces. Luego retiró la espada y unió la energía oscura con un tsunami provocando que su rival se estrellara en la pared. Fer se retiró Kuchikukan de donde estaba clavada, se acercó a Sword y le clavó la espada en el corazón. Entonces ambas espadas desaparecieron, y Fer caminó con dificultad y lanzó la carta de teletransporte que Michael le había dado.

Alba absorbió dos guadañas, pero la tercera le dio en el muslo izquierdo. Comenzó a brotar sangre de la herida. Yo miraba la batalla sin nada que hacer, pues mi magia no era ofensiva. Entonces vi que algo aparecía a los pies de Alba y grité señalando al suelo:

- ¡Cuidado!

Ella paró a tiempo la guadaña, pero Scythe lanzó otras cuatro. Y el tiempo comenzó a ralentizarse. Dos fueron absorbidas, pero la tercera le rompió el atrapasueños y la cuarta le atravesó el corazón. No pude hacer más que quedarme atónito mientras mi amiga, compañera de equipo y salvadora caía en el suelo sin vida.