Albert se preparó para la batalla. Creando diversas armas y lanzándolas consiguió dispersar a los animales el tiempo suficiente para acercarse a Silvy y tratar de atacarla. Sin embargo, cuando ya se había lanzado a por ella una bandada de pájaros lo cogió con el pico y comenzó a elevarlo. Albert se deshizo de ellos congelándolos y creó un tobogán de agua para no caer y romperse los huesos. Silvy pareció furiosa y los animales que controlaba comenzaron a atacar al mago de hielo, de manera que cuando pararon de embestir y confundir, Albert se hallaba exhausto y sin fuerzas. A cada animal que congelaba, los demás parecían volverse más y más fuertes. Entonces, mientras Albert recuperaba el aliento, Silvy se le acercó y le dijo:
- Tú que has destruido el bosque. Tú que has matado a los animales. Tú que has amenazado la paz de este hábitat y del Key Impery en conjunto. Tú mereces morir.
En cuanto acabó la frase sus ojos se volvieron completamente brillantes, y los de su ejército también. Entonces Albert cayó en un hoyo donde un montón de bichos de tierra comenzaron a hundirle. Aunque trataba de salir al exterior, millones y millones de gusanos, cucarachas, mariquitas, escarabajos Hércules, hormigas y muchos más tipos de insectos e incluso algunos arácnidos le arrastraban más y más hondo mientras los topos cavaban. Silvy se puso al borde del hoyo y gritó:
- ¡Ahora que ya conoces la verdadera fuerza de los animales, ha llegado el momento de que te rindas!
Y Albert se limitó a decir:
- Tú no conoces mi verdadero poder.
Con un solo movimiento de brazo congeló a todos los insectos que se hallaban bajo él. Con un movimiento de dedos creó una escalera con la que subió al exterior. Y al juntar las dos manos convirtió el bosque y todos los seres vivos en su interior en hielo muerto. Silvy se quedó en shock y tras un minuto completamente callada, empezó a llorar. El llanto se convirtió en ira y comenzó a golpearle a Albert débilmente con los puños. Entonces el mago de hielo creó una pequeña jaula donde la encerró y al instante lanzó una carta al suelo y tiró la jaula en su interior, transportando a Silvy a las mazmorras de la Academia.
Pauline se quedó mirando a su adversaria. A simple vista parecía una joven normal, poco agraciada en cuanto a belleza, con algunos granos cuyo peinado cubría. Su pelo era negro como el ala de un cuervo y le cubría los granos y uno de los ojos. Su expresión era neutra e incluso un poco aburrida. Iba vestida con un traje de militar con 4 estrellas, lo que indicaba que se trataba de una de las generales. Probablemente fuera la General Rachel, la Silenciadora y la Verdugo del Key Impery. Pauline trató de hablar para dar una réplica ingeniosa, pero por alguna razón no pudo. Al abrir su boca no salió ningún sonido, y al sacar su lengua no emitió ningún brillo como lo hacía cada vez que usaba su magia. Entonces Pauline comenzó a sentir una agonía indescriptible en su garganta, justo en el punto en el que estaban las cuerdas vocales. Dedujo que la magia de Rachel inutilizaba los órganos, pero por alguna razón le encantaba inutilizar las cuerdas vocales. Entonces su ritmo cardíaco comenzó a bajar y una idea nefasta se le cruzó por la mente a Pauline: Iba a morir.
Fer notó el agua incluso antes de enfilar por ese pasillo. Desde pequeño había sido capaz de sentir las moléculas de H2O si estaban cerca de él. Por esa razón, notó antes de entrar por esa puerta que había una tormenta en el interior de la sala. Se supone que era raro, pero Fer conocía los poderes de las generales mejor que nadie y sabía perfectamente de quién se trataba. Cuando entró no le sorprendió en nada verla sentada en una nube que soltaba una lluvia suave, cuyas gotas chispeaban en el suelo haciendo ruiditos. Fer sabía perfectamente que el clima que producía reflejaba su estado de ánimo, lo que significaba que estaba un poco quejosa y que algo le preocupaba. Cuando hacía Sol estaba contenta, cuando llovía mucho estaba triste, cuando había tormenta enfadada, y cuando estaba seria o pensativa nubes. El mago del agua tocó ligeramente la puerta lo que provocó que ella se girara. Cuando lo vio, su expresión cambió y también su estado de ánimo, porque la lluvia aumentó considerablemente y empezó a tronar. Su cara reflejaba odio, pero se contuvo un poco, porque los truenos disminuyeron. Entonces ella dijo:
- ¿Qué te hace pensar que después de lo que me hiciste puedes hablarme?
Ya estaba medio perdido cuando me encontré con Michael. Por su expresión adiviné que él tampoco sabía dónde estaba, pero al verme se le iluminaron los ojos. Cuando llegó a donde yo estaba preguntó:
- ¿Tú sabes dónde porras estamos?
Negué con la cabeza, pero en ese momento la puerta que tenía delante se abrió y una chica guapa con el pelo de color blanco se asomó. Michael la miró con los ojos desencajados, y un torbellino de plumas lo absorbió hacia dentro de la habitación. La General (porque con esas ropas era una General seguro) miró detrás de mí y dijo:
- Suerte con lo que te espera.
Y cerró la puerta de un portazo. Yo me quedé confundido por lo que me acababa de decir, pero entonces miré detrás de mí y lo comprendí. Una joven con el pelo negro y gafas se hallaba mirándome. Iba vestida con ropa bastante común, y al ver que la miraba tan fijamente dijo:
- Me llamo Laya Sun. Encantada de conocerte.
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Ammulets Parte I: Tom
FantasyTom es un joven que viaja a la Academia de Magia para aprender la extraña magia del tiempo. Pero peligrosos enemigos hay a la vuelta de la esquina: Cazadores de Magos, Academias oscuras, malignos imperios que buscan dominar el mundo de Eioria. Para...