Capítulo 39: El pájaro

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Nomus pronunció una palabra y todos los soldados que le rodeaban cayeron al instante. La guerra no había hecho más que comenzar. Cuando el director se había despertado, los soldados semihumanos de Tara habían salido al combate, pero por desgracia no eran suficientes para combatir a los temibles guerreros del Key Impery, quiénes empleaban tanto magia como objetos antimagia, haciendo difícil combatirlos. Al principio solo los magos más expertos habían salido a combatir, pero finalmente todos se habían unido. Aun así, el vacío que dejaba Ammulets se notaba, tanto porque eran ocho miembros cómo por sus diferentes tipos de magia. Nomus soltó una maldición que hizo derrumbarse una montaña. Los escombros cayeron a la base del Key Impery, donde se encontraban los altos mandos que dirigían la estrategia de la batalla. Nomus los vio correr y los hizo caer uno a uno. Al verse privados de sus estrategas, los soldados del Key Impery comenzaron a atacar sin organización, a matar, con lo que los magos de la Academia tuvieron que retirarse por la ferocidad del ataque. Nomus iba en cabeza de la retirada, gritando:

- ¡Retirada! ¡Retirada! ¡Debemos permanecer en la barrera de la Academia! ¡Rápido!

Todos los magos de la Academia entraron rápidamente a la barrera protectora dejando a los demás apartados. Annikin y Luken se le acercaron a Nomus y le preguntaron:

- ¿Y ahora, qué hacemos?

Nomus reflexionó sobre sus opciones, pero al final, muy a su pesar, tuvo que decir:

- Esperar a que Ammulets derrote a Marcus y nos haga ganar la guerra. Eso es lo único que podemos hacer.

Me giré a tiempo para ver a una chica baja y con el pelo negro en la puerta. Primero creí que era Ev, pero luego observé que su pelo era mucho más largo, y a medida que se acercaba a nosotros noté que sus facciones eran muy diferentes, mucho más elegantes que las de cualquiera. Entonces, cuando estuvo a una distancia de cinco kerias de nosotros, me fijé que entre sus manos juntas guardaba algo. Y mientras abría sus manos dijo:

- Mirad, me he encontrado un pajarito.

Y dicho esto abrió sus manos, revelando que en su interior había un petirrojo esperando a ser liberado. Y de la puerta abierta salieron millones y millones de pájaros de todas las especies, colores y tamaños, y empezaron a volar por toda la habitación. Fue en ese momento en que me di cuenta de que el uniforme de la chica tenía tres estrellas. Y ella dijo:

- Dejadme presentarme: soy la Teniente Fortu, la amante de los pájaros.

Fer y Pauline se quedaron observando fijamente a la joven que había entrado. Tenía el pelo marrón oscuro corto y un uniforme de tres estrellas. Entonces dijo:

- Hola estúpidos. Jajaja que perfecta que soy. Me llamo Péraz y soy una de las tenientes del Key Impery. Disfruten de la función.

Entonces unos focos la iluminaron y ella empezó a cantar atronadoramente. Más que cantar, era gritar. Fer y Pauline se llevaron las manos a los oídos para librarse de tal sonido, pero no podían hacer nada para conseguirlo. Los chillidos de la Teniente resonaban por toda la sala, produciendo eco, y cada vez chillaba más y más fuerte. Fer y Pauline se tiraron a tierra: no podían más. Empezaron a retorcerse de dolor y a chillar, pero nada amortiguaba la horrible canción que se hacía peor por momentos. Cuando ya creían que no iban a salir de esa, la canción cesó y Fer y Pauline oyeron a Péraz toser. Tras levantarse, observaron que la chica estaba atragantándose, y finalmente de su boca salió una avispa. Y entonces llegaron más, cubriéndola por completo. La chica comenzó a gritar, pero esta vez de agonía, y Fer y Pauline se sorprendieron al ver a Silvy de pie sonriendo. Ella les miró y dijo:

- Bueno, no os quedéis ahí parados. Tenemos que encontrar a Marcus y matarlo.

Al alrededor mío se estaban desarrollando muchas batallas. Alba había sacado su atrapasueños y peleaba con dos águilas. Laya luchaba contra una bandada de garzas, mientras los chicos iban dando vueltas por toda la habitación, e incluso Christine se defendía como podía de tres buitres carroñeros. Ya creía que no saldríamos de esta, cuando vi a alguien en la puerta. Era Sonia. Nos hizo un gesto y yo llamé mis compañeros. Salimos corriendo, y cuando estábamos a punto de alcanzar nuestro destino Fortu soltó un chillido y se convirtió en un enorme halcón. Comenzamos a correr, y justo cuando estaba a punto de alcanzarnos salimos afuera. La puerta se cerró estrepitosamente y un candado azul apareció. Sonia nos miró con una sonrisa tímida y dijo:

- Por fin nos encontramos.

Ammulets Parte I: TomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora