Todos nos quedamos parados, sin saber que decir. Sonia y Marcus se miraban fijamente, sin decir nada. La tensión de la sala se podía cortar con un cuchillo. Pasó un minuto, pero ambos seguían sin pestañear siquiera. Entonces, Marcus dijo:
- No serías capaz.
- Pruébame
Volvieron a mirarse fijamente, y entonces me fijé en que Sonia cogía un candado y lo lanzaba al suelo. Y la magia que nos tenía aprisionados desapareció, permitiéndonos liberarnos. Marcus miró a su amada con ojos desorbitados y gritó:
- ¡Adelante, mis esqueletos!
Entonces se llevó la mano a la muñeca y observé como unos mil esqueletos aparecían por la gigantesca habitación. Nos quedamos en posición defensiva, y la batalla comenzó. Alba invocó su atrapasueños y se sumergió en su propia danza mortal. Vincent y Fer se colocaron espalda a espalda y empezaron a exterminar esqueletos rápidamente. Albert conjuró dos espadas de hielo con las que se puso a luchar con un grupo de esqueletos. Pauline hizo lo mismo que Alba y se puso a luchar contra todo enemigo que veía, sacando la lengua sin parar. Michael hizo aparecer dos de sus monstruos y entonces invocó sus propios esqueletos, diez más o menos, y para distinguirlos les puso bandas azules. Laya se puso a pelear contra Marcus, usando colores e ilusiones que no lograban confundir al poderoso enemigo. Silvy y Christine mostraron por primera vez sus habilidades como dúo: la rubia invocó a Baxter y la castaña se puso a controlarlo. Mientras montones de esqueletos eran destruidos, ellas gritaron:
- ¡Este es el poder del Duetto Perfetto!
Yo, por mi parte, traté de no involucrarme demasiado, pero los esqueletos no paraban y tuve que meterme en la batalla. Sonia se quedó parada en el mismo lugar en el que estaba, y de vez en cuando destruía grupos de esqueletos. Pasados quince minutos, nos hallábamos exhaustos frente a un montón de esqueletos muertos. Alba cojeaba y Laya estaba muy cansada, pero en general estábamos bien. Entonces oímos unos aplausos, y cuando nos giramos vimos a Marcus con la llave gigante en la mano, a punto de accionar una cerradura oculta bajo la alfombra roja.
- Enhorabuena, habéis conseguido vencer a mi ejército improvisado. Lástima que no halláis ganado esta guerra. La máquina está a punto de activarse, y cuando lo haga, todos estaréis bajo mi control.
Sonia dio un paso al frente y volvió a colocarse en la misma posición anterior. Una luz azulada la envolvió y un círculo mágico con un candado en su interior apareció en el suelo a su alrededor. Y clamó:
- ¡No pienso dejar que destruyas este mundo por el que todos hemos luchado! ¡No, no ganarás! ¡Porque yo estoy aquí! ¡Porque todos estamos aquí! Tus viejos amigos, Marcus, ¿no lo ves? ¿No ves qué has perdido lo mejor que te ha pasado en la vida?
Entonces él chasqueó los dedos y el hechizo que nos impedía movernos volvió. Y fríamente dijo:
- No sabéis lo qué es la ambición. No sabéis lo qué es desear el poder y querer hacer cualquier cosa para conseguirlo. Rendíos y no os alcanzará el poder de la máquina. Podréis convertiros en mis nuevos generales, podemos seguir estando juntos. Tan solo tenéis que rendiros.
Y Sonia negó con la cabeza:
- ¡Nunca vamos a rendirnos mientras el mal siga ahí fuera! ¡Porque somos magos de la Academia!
Y Marcus dijo:
- Vosotros lo habéis querido.
E introdujo la llave en la cerradura. El palacio entero tembló y comenzó a cambiar. Las torres se desmontaron como si fueran plegables, y la sala del trono se elevó. Una enorme máquina salió de los subterráneos del castillo, con un enorme trasmisor de radio apuntando al cielo. Pero no se activó. Todos comprendimos demasiado tarde que había que girar la llave. Todos menos Sonia. Justo cuando Marcus iba a poner punto y final a la guerra, la luz azul volvió a brillar con fuerza y ella gritó:
- ¡Final Padlock!
La luz azul iluminó toda la sala, primero con intensidad cegadora, y luego simplemente como luz de fondo. Marcus se hallaba frente a Sonia, dentro de un candado semitransparente que parecía hecho de hielo, pero que en realidad era de energía pura. Y su mirada, anteriormente cargada de maldad, ahora reflejaba la misma bondad que había en sus ojos antes de la guerra. Y dijo:
- Chicos, chicos. De veras que lo siento mucho, no sé qué ha pasado. Lo último que recuerdo es estar en mi cama, el día después de volver de combatir a los Cazadores de Magos. El resto... es como un sueño, como si lo hubiera vivido otra persona. Pero si de verdad soy yo el qué ha hecho todo eso, lo siento muchísimo.
Entonces Sonia se acercó y dijo:
- Marcus...
Su voz se quebró y las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos descontroladamente. La luz azul iluminaba toda la sala, y parecía que flotaba. Marcus dijo con voz tierna:
- Shh, shh. Tranquila, no llores. Yo te quiero, tienes que recordar esto. Tienes que ser fuerte para lo que vendrá -entonces nos miró a todos por un segundo-. Todos tenéis que ser fuertes. La oscuridad se está arremolinando y está a punto de despertar la mayor espiral de caos y destrucción que este mundo jamás ha visto.
El candado comenzó a elevarse poco a poco, como si se dirigiera al cielo, y Sonia, aún llorosa, le dijo:
- Debes recordarme. Debes recordar mi amor. No olvides qué te quiero. Entonces fue a darle un beso, y sus labios atravesaron la barrera azul y se fundieron en un enorme beso. Y Marcus, con voz suave, dijo:
- Yo también te quiero.
Y entonces el candado desapareció entre la luz llevándose a Marcus con él. Y una lágrima de Sonia cayó al suelo.
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Ammulets Parte I: Tom
FantasiaTom es un joven que viaja a la Academia de Magia para aprender la extraña magia del tiempo. Pero peligrosos enemigos hay a la vuelta de la esquina: Cazadores de Magos, Academias oscuras, malignos imperios que buscan dominar el mundo de Eioria. Para...