Capítulo 17: Problemas

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Me giré. Seguía teniendo esa extraña sensación de que estaba siendo vigilado. Continué por el largo pasillo en el que me encontraba. Al principio había pensado que Elementarial era una copia diabólica de la Academia de Magia, pero no era así. Solo los primeros pisos mostraban similitudes, el resto era completamente diferente. Ya había gastado casi todos los polvos que había encontrado en aquel armario. Pero los saquitos negros seguían intactos. Estaba reservándomelos para una ocasión especial: un Element 5. Hoy en día sigo sin saber en que estaba pensando: yo, un alumno de tercero que prácticamente no sabía ningún hechizo defensivo ni ofensivo. Solo contaba con unos pocos conocimientos básicos de la magia del tiempo y unos polvos que había cogido de una estantería de la propia Elementarial. Pero me sentía tan seguro de mí mismo que podía hacer cualquier cosa. Vi que se acercaban dos personas a paso lento y preparé mi ataque, pero al acercarse más vi que eran los hermanos Starkiller. Annikin cargaba de Luken, que estaba herido en el costado. Me acerqué rápidamente y pregunté:

- ¿Estáis bien?

- Yo sí, pero Luken ha recibido un hechizo cortante de parte de un mago del viento y está sangrando a raudales.

- Te voy a contar un secretito, pero no se lo digas a nadie. Nomus se puso en contacto con un mago protector y cualquier mago blanco que entre aquí no puede morir. No sé exactamente el proceso, pero tu hermano está a salvo, Annikin.

Él se limitó a asentir y cargando a su hermano, se alejó. Yo respiré hondo y me adentré en aquel oscuro pasillo. Acabé en una encrucijada. Cuando iba a decidir qué camino tomar, oí unos terribles gritos del de la derecha. Rápidamente, enfilé siguiendo los chillidos, para encontrarme con un panorama complicado. Muy complicado.

Michael gritó de rabia y lanzó una carta al suelo. Mary se limitó a sonreír maquiavélicamente mientras el mago pronunciaba palabras en otro idioma:

- Επικαλούμαι, καταστροφέας των κόσμων

De la carta salió una enorme bestia que embistió contra Mary. Si preguntáis que bestia era, la respuesta era todas y ninguna. Su cara y su cuerpo cambiaban cada segundo, combinando distintos animales. Cada cambio de forma era más terrorífico y más peligroso. Mary comenzó a lanzar bolas de fuego amarillas que rebotaban en el terrible animal. Asustada, hizo aparecer el mismo fuego negro con él que casi derrotó a Vincent. La bestia, cuyo nombre era μετασχηματιστής, continuó avanzando. Finalmente, la maga del fuego lanzó su ataque definitivo gritando:

- ¡Luz azul, destruye a mis enemigos!

 De sus manos salió un terrible fuego azulado que envolvió a μετασχηματιστής de manera que no pudo continuar. Comenzó a gritar y a cambiar de forma más lentamente. Michael, estresado, se vió obligado a revelar el verdadero poder de esa carta:


- Θα επικαλεστεί, αληθινό σχήμα του καταστροφέα του κόσμου 

La bestia comenzó a cambiar de forma y, ante los sorprendidos ojos de Mary, Salió del fuego azul y se dirigió hacia su enemiga. Ahora mostraba un aspecto humanoide: era una mujer bellísima con una guadaña que centelleaba. Sus ojos eran vacíos, pero a la vez infinitos. Con un movimiento de su arma, Mary salió volando y se estrelló con una pared. El nombre de la mujer era χάος, la carta más poderosa de Michael. Mary, asustada, comenzó a lanzar fuego verde, sin resultado alguno. Y cuándo χάος se disponía a lanzar su ataque definitivo, la Element 5 lanzó su ataque más poderoso:

 - ¡Luz violeta, desintegra a mis enemigos! 

De sus manos salió un fuego violáceo que envolvió a χάος. La mujer comenzó a gritar. Michael trató de que le obedeciera o de que hiciera algo, pero Mary había ganado. Χάος se desintegró y su carta brilló cuando el dibujo de la bestia volvió a su lugar. La maga del fuego esbozó una sonrisa cruel y dijo:


- Parece que he destruido a tu juguetito. Vamos a luchar en serio. Y se lanzó hacia Michael. 

 Albert y Fer llevaban un buen rato dando vueltas ya. Habían combatido con muchísimos magos oscuros, pero Albert se despistó y alguien le cortó la cabeza. Por supuesto, el hechizo protector había impedido que muriera y le había devuelto la cabeza al sitio, pero aún así seguía quejándose. 

- Te digo que el hechizo ese me ha torcido la cabeza. O eso, o no me la ha colocado bien. 

- Deja de quejarte, estúpido mamut. Lo que cuenta ahora es la victoria. 

- Que te digo yo que así no puedo luchar. 

 - Ven aquí que te la arreglo. 

Fer buscó la rama curativa de su magia y aplicó a Albert el mejor hechizo de colocación de huesos y músculos que supo hacer. Afortunadamente, era el mago de hielo quién tenía razón, y se oyó un pequeño clac al moverse ligeramente el cuello de Albert. Este, con vehemencia, dijo: 

- ¡Ves como yo tenía razón! Pero el mago del agua le contestó susurrando: 

- Shhhh. He oído un ruido extraño. 

 Ambos magos se movieron de esa habitación. El ruido era inconfundible: Marcus estaba gritando. Los gritos provenían de una habitación con puerta cerrada. Utilizando la magia de creación de hielo, Albert hizo su fantástica llave que abre todas las puertas, su mayor logro hasta ahora. En la habitación había una gran pecera. Alguien estaba sentado en el borde. Las sombras le tapaban la cara, pero dijo:


- Que fáciles sois de engañar los magos. Y se rió con malicia.

 Sonia llevaba ya demasiado tiempo buscando a Marcus. Primero le había seguido la pista hasta la ciudad más cercana: la de Targeon. Allí se había enterado de que su novio había pedido un barco para ir hacía la Isla Maldita. Ese era el nombre por el que conocían los marineros a la Isla Maya. Sonia había ido un par de veces en excursiones de la Academia. Decían que estaba maldita, y tenían razón. El pueblo que vivía allí se transformaba en hombres lobo cada vez que había luna llena. ¿Por qué quería ir Marcus a aquel terrorífico y peligroso lugar? Sonia no se lo pensó ni un segundo. Alquiló un barco y se fue directa a buscar a su novio. No sabía porque, pero sentía una muy mala sensación respecto a todo. 

 Vincent creía estar volviéndose loco. Primero había oído sus propios gritos en alguna parte, pero extrañamente se habían desvanecido. Luego, los gritos de Marcus habían resonado por toda la sala, pero de alguna manera habían frenado. Y ahora, mientras oía a Michael gritar, pensó que debía hacer algo. Así que cogió un cayado que había tirado en el suelo y se encaminó hacia sus amigos. 

Tempeste había perdido por tercera o cuarta vez a Alba y Pauline. Siempre que las encontraba, algún mago rival le atacaba. Luego, el mago del viento le vencía, pero cuando se giraba las jóvenes desaparecían. Hacía cinco minutos que buscaba desenfrenadamente sin encontrar su rastro mediante el hechizo de localización del viento. De alguna manera, las chicas estaban fuera de su localización, así que fue de una torre a otra al convertirse en una ligera brisa. Esta vez, si que sentía la localización, y se puso a moverse. 

Nomus despertó en una sala oscura, larga y con antorchas. Tardó unos minutos en recordar lo que le había pasado: una de los Element 5 apareciendo ante él y lanzándole un poco de agua violeta. Sin duda le habían dormido. Trató de distinguir su alrededor. Vio que había alguien sentado en el trono, y cuando le reconoció la sorpresa fue muy grande:


- ¿Éteh? ¿Eres tú?

 Alba y Pauline oyeron unos pasos y se giraron. No había nadie, pero en ese instante sintieron una presencia a su espalda que les decía: - Por fin os he encontrado.




Ammulets Parte I: TomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora