#26 Forgive me

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Ya había pasado una semana desde aquella charla con sus dos amigos.
Ella a toda costa ha evitado a José.
No le contesta las llamadas y casi siempre esta o en casa de Ian, Tony o Rachelle. Así que no podría ir a buscarla a su casa.

Estaba en el cuarto de juegos de la casa de Tony, quien fue por algunas chucherías para comer.
Su celular vibró con notificación de mensaje en WhatsApp.

Mark:
Hola... (?)

Sarah:
Hola...

Mark:
¿Cómo estás?

Sarah:
Bien ¿y tu?

Mark:
También.

Visto 17:45.

Te extraño.

Sarah:
Yo también.

Mark:
¿En serio?

Sarah:

...

Mark:
Me da gusto saber eso, por que, creí que era el único.

Sarah:
Pues ahora sabes que no lo eres.

Mark:
Sabes que nunca fue mi intención ofenderte. Te quiero demasiado para hacerlo.

Sarah:
Lo se.. pero ya no importa.

Mark:
Te necesito aquí conmigo...

Sarah:
...

Mark:
Perdoname...

Visto 18:01.

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No podía con los mensajes de Mark. Me rompían el corazón. Pero no quería salir lastimada o lastimar lo a el.
Una lágrima recorrió mi mejilla pero la limpie en seguida.

-Regrese.- dejé el teléfono de lado y tomé una lata de Dr. Pepper de los brazos de Tony y un bote gigante de Pringles.- ¿pasa algo?
-Nada, estoy bien.
-Bueno.
Le dije que pusiera la película de Sunshine of a spotless mind con Jim Carrey. Era de mis clásicos favoritos.

"Déjame mantener este recuerdo, solo ese."

Fue entonces cuando ya no sentí mi cuerpo.

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Desperté en una cama que no era mía. Oh. Casa de Tony, cierto.

Salí de la cama y me topé con una de las mucamas y le pregunté por Tony y dijo que en la cocina.

Lo fui a ver y ahí estaba él, bebiendo café.
-Al fin despiertas. Lo bueno que es sábado.
-Lo se.
-A noche llamó la tía Helen, le dije te ibas en la mañana.
-Bueno, pues vamonos.-
-Primero hay que comer.

Estaban en un restaurante pidieron desayunos .
Mientras esperaban su comida platicaba de cualquier cosa y la gente que terminaba pasaba por detrás de ella ya que su silla quedaba en el pasillo, pronto escuchó un estruendo. Alguien cayó al piso por culpa de su silla. Rápido se levantó, era un chico.
Estatura promedio, cabello castaño muy claro casi llegando al rubio.
-Perdón, realmente lo siento. Mi silla es una torpe.- dijo ella en broma, el chico río y por fin le pudo ver el rostro.

Pálido, ojos verdes como esmeraldas, y unos labios rosas que resaltaban en su tan blanco cutis.

-Mejor dicho, yo soy el torpe.
-No fue mi silla. Silla mala.- la apuntó con el dedo y el chico soltó una pequeña risilla.

Por fin se levantó por completo del piso. Si era mas alto que ella.
-Tyler White.- le dio la mano
-Sarah Morello. - y se estrecharon la mano.
-Te me haces conocida. ¿WWHS (West Wind High School.) cierto?
-Si, nunca te había visto por ahí.
-Soy escurridizo.- miró su reloj de muñeca.-se me hace tarde. Un gusto en conocerte Sarah, nos vemos luego.
-Si adios.- dijo ella y se volvió a sentar.

Llegó a su casa y lo primero que hizo fue saludar a su tía y luego ir a hacer su tarea a su cuarto.

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No me podía concentrar. Dos veces en el mes que pasa, pero esta ves sólo mataron a los guardias. No robaron nada. Fue algo así como una advertencia.

Era de noche y todos nos habíamos quedado en la bodega.

Esperando un ataque más.

11:30 p.m Todo tranquilo.

Mi mente no dejaba de pensar en que podría significar todo esto.

Desbloquee mi teléfono. La ultima persona a la que llamé.
Sarah....

Esa pequeña zorra, me evita, me ignora y todavía tiene el descaro de pasear su culo por la escuela como si nada sucediera. Puedo matarla en cualquier momento, pero primero me la voy a follar.

"¡GRANADA!"

Escuché a lo lejos y pude escuchar el estruendo a unos metros, pero no estaba tan cerca.

Los disparos se propagaron. Me escondí tras un auto y comencé a disparar.

Las balas enemigas venían de dentro de camionetas negras y había en los techos.

Visualice uno. Un headshot perfecto. Y al segundo, a penas iba a disparar cuando alguien lo ganó. Roberto.

Vi como una bala le pegó en el pecho de lado derecho a Ryan y cayó al piso.

Como pude me acerqué a él, quién estaba tras una puerta de acero.

-¿Ryan estas bien?.- le dijo.
-Malditos hijos de puta.
-Lo pagarán. Te pondrás bien bro.
-No hermano, de esta ahora si no salgo.
-No digas pendejadas imbecil.- le ordeno, tosió sangre manchando mi blanca playera con su sangre.
-No podre cobrar.- sonrió y volvió a toser.
-¿Cobrar que?
-Mi apuesta.
-¿Cual?
-La de tu y Sarah, enamorados. Les daba un mes.
-Imbecil.
-Aprendí del mejor.- y fue lo ultimo que dijo.

-Puta madre Ryan.

Dejé su cuerpo inerte tirado en el piso y seguí disparando.

Pronto todo cesó. Un último disparo al aire se escuchó y las llantas de aquella camioneta rechinaban y se alejaban.

-¿Ningún herido?.- escuché la voz de mi hermano por los aires.
-No, sólo un muerto. - dije

Todos se acercaron y vieron el cuerpo de Ryan.

-Mierda, mierda, mierda.- dijo Yayo poniéndose las manos en el cabello.- Ryan no puede ser.
-¿Que hacemos con él? .- dijo Alejandro.- no hay que dejar que Luis lo vea.
-¿Que no vea que?.- dijo a nuestras espaldas y cuando vio a Ryan sin vida en el suelo sus ojos oscurecieron.
-Luis.... es solo.....- intentó calmarlo mi hermano pero fue imposible, su mirada reflejaba odio y venganza.- ¡MIERDA! tenemos que agarrar a esos infelices.
-Tranquilo Luis.
-Tranquilo mis bolas, tu no sabes nada de él Alejandro. Él iba a dejar esto para siempre, se iba a ir con su novia, ya tenia su vida y ahora no podrá hacerlo, por que estos malditos le robaron la oportunidad.

Dio media vuelta, subió a su auto y se fue a toda velocidad.
-Síguelo Alejandro.- dije sin ver a nadie.
-Pero que haremos con Ry....
-¡Que lo sigas carajo! - le grité y el obedeció.

-Hay que tirarlo por la ciudad donde haya mucha delincuencia. No podemos arriesgarnos a tirarlo por aquí y que vengan e investiguen todo.- dije frío.
-Está bien vamos.- dijo Rodrigo sin reprochar, nos subimos a una de las Van negras y los demás ayudaron a subir el cuerpo.

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Hoy por las afueras del norte de la ciudad se encontró a un chico de no más de 25 años muerto por causa de una bala. Se cree que trataron de asaltarlo y al momento de negarse esas fueron las consecuencias.

El corazón se le fue a la garganta al escuchar eso. El cepillo cayó al piso y su mano fue a su boca. No puede ser él, pensó.

Ryan Hoffman es el nombre del joven, el cual asistía a West Wind High School.

ImplacableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora