Capitulo 6: La calma que precede a la tormenta.

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Hola a todos.

Quiero pedir disculpas por estar tanto tiempo sin subir capis. Como ya avise, he tenido problemas personales que me han impedido centrarme en escribir.

Os subo este capi que ya tenía escrito antes de que todo pasara, como anticipo. Aún tardaré un poco en coger el ritmo que tenía de subir día si y día no esta historia. ( Intercalándola con dame tiempo).

Espero que os guste.

ES FICCIÓN.

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P.O.V Raúl.

Bendito domingo; Habíamos dejado a nuestros pequeños en casa de sus abuelos que se habían reunido todos en casa de mis padres, para pasar el día con sus nietos.

Mientras, yo paseaba por la calle con mi preciosa esposa, por fin un ratito para nosotros solos. Después de todos los exámenes y trabajos, por fin, mi preciosa mujercita tenía tiempo libre.

Me había despertado repartiendo besitos por mi cara, hasta que finalmente abrí los ojos.

-Amor...- Me dijo África, sacándome de mis pensamientos.

-Dime...- Contesté.

-¿Te apetece comer fuera?.- Dijo sonriéndome.

-¿Donde quieres comer?.- Contesté riéndome.

-Quiero finguers de queso..- Dijo con carita de niña buena.

-Venga, vamos para ya,  lechuza.- Digo divertido, abrazándola por atrás mientras andamos.

Comimos tranquilamente en el restaurante favorito de ambos, devoramos la comida y compartimos el postre. Cada vez que miraba a mi preciosa esposa, me quedaba embobado. Para mi ella, lo era todo, era el bastón en el que me apoyo para seguir caminado, el hombro donde llorar tras una pesadilla, el abrazo que siempre encuentro cuando lo necesito, el amor que siempre está cuando me hace falta. Todo, lo era todo para mí.

Sonreí al ver el parque al que acabábamos de llegar inconscientemente. Era el parque donde tantas veces de adolescentes, habíamos experimentado nuevas experiencias en el tema del sexo.

-¿Recuerdas ese árbol?.- Pregunte.

-Claro...- Se sonrojo.

Nos sentamos debajo de él; Yo apoye mi espalda en su tronco, mientras ella se sentaba en mis piernas cruzadas, y apoyaba su espalda en mi pecho. Rodee su cintura con mis brazos y bese su cuello.

-Me encanta estar así contigo, a solas, tranquilos.- Susurre.

-Lo sé..- Rió.- Aun que sean mis pequeñines de vez en cuando un poquito de paz no viene mal.- Me contestó.

Comencé a besarla el cuello, mientras mis manos acariciaban su espalda de forma suave. Fui hacía sus labios, dejando un camino de besos, desde su cuello, pasando por su mandíbula y terminando en su boca.

Luchar para estar juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora