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"Olvidate del amor, hártare de chocolate" - Carole Matthews, "El club de las chocoadictas"

- Estoy hasta la chingada de los hombres. En serio, creo que mejor me concentraré en las mujeres. Dios sabe que nosotras si pensamos con la cabeza y no con un pene antes de hablar. - le dije  o mas bien, balbuceé a mi mejor amiga, Lucy, que en ese momento me estaba rellenando lo que parecía ser mi décimo octava margarita.
Estábamos celebrando mis 25 años, edad en la que uno creería que ya tendría dos años mínimo de noviazgo y lista para casarme y tener hijos a la absurda edad de 28 años. Una parte de mi quería mandar a toda la sociedad y sus etiquetas y reglamentos que nadie lee pero que todos conocen al infierno. Pero otra parte, la que susurra que nunca he tenido una relación seria en mi vida, que jamas he pasado de segunda base   y que ve como todas mis amigas presumen esas rocas brillantes que algunos llamamos diamantes.... solo quiere llorar y gritar a los cuatro vientos obscenidades a Dios y al destino que me mantiene virgen y sin hombre.
- ¿es que hay algo mal conmigo? ¿Es eso? ¿soy difícil de contemplar? - mis ojos se tornan vidriosos y se que estoy apunto de llorar. - ¿es que soy imposible de amar? 
Sé que mi gran estallido emocional tiene mucho que ver con esa fase de borrachera deprimida que te da, sobretodo cuando estas de un humor de la fregada antes. (Un consejito... si estas enojada o triste, no tomes, solo lo vas a empeorar)

- ya cállate, Gwen. - Lucy me acerco mi margarita y espero hasta que me la acabe de un solo trago para continuar con su regaño. - tienes un cuerpo fabuloso que ocultas bajo esas miseras capas de ropa como si fueras un esquimal en el puto ártico y unos ojos magnifico de no ser por esas condenadas gafas que insistes en ponerte.

- Pero...

- chist, estoy hablando. Tienes una lengua viperina que a mi me encanta pero que a muchos hombres les puede resultar poco femenino.

- vaya, gracias,  Lucy. - dije sarcástica.

- ¡pero...! - se apresuro a añadir antes de que le lanzara el jarrón de margaritas encima.  - pero... tengo la perfecta solución para ti.

Se levantó con algo de dificultad y camino hasta un estante bien decorado con jarrones de colores  y portarretratos, en algunos estaba yo junto a ella sonriendo a la cámara  y en otras esta Lucy con su prometido, Lucas.

Su fecha de bodas era en Abril, lo que me daba poco mas de un mes para en encontrar al amor de mi vida y llevarlo a la boda como mi acompañante.
Lucy era una chica de estatura media, pero a un lado mío daba la apariencia de ser mas alta. Nunca me a gustado mi estatura, como si fuera poco tener una apariencia pequeña tambien tenia una cara mas bonita que guapa, gracias a mis benditas pecas, lo que no favorecía a la hora de querer lucir sexy como el pecado. Eso se los aseguro
Mi amiga se sentó a mi lado y sonríe traviesa. Eso no podía ser bueno para mi salud. Usualmente despues de lucir esa sonrisa seguía una propuesta demente. La ultima vez me convenció de nadar con tiburones en Australia. ¿Sabían que te hacen firmar un acuerdo que dice que la compañía no se hace responsable de si los tiburones te comen? ¡y te hacen pagar! como si saber que puede que no regreses con todos los miembros intactos no fuera paga suficiente. 

- ¡feliz cumpleaños! - y a continuación me mostró una bolsita arreglada con papel china de distintos colores, la bolsa lucia una mujer rubia sonriendo coqueta y las palabras "una de mis mejores cualidades es mi adicción por el sexo salvaje". Tal vez una mujer con mas experiencia en ese ámbito se hubiera reído, pero yo me sentía a punto de matar a la mujer que parecía sonreír solo para provocarme.

Abrí el regalo con una sonrisa que pronto se transformo en un ceño fruncido al no encontrar nada mas que una hoja de pergamino de aspecto frágil.

- ¿me conseguiste una hoja del siglo III AC? - le pregunte extrañada.

La sonrisa de Lucy se amplio.

- no es cualquier pergamino. - La tomo con cuidado y lo extendió sobre la mesa,alejando todas las copas para que no se mojara. - es un hechizo de invocación.

La risa que solté era claramente de una mujer borracha como un cuba.

Lo primero que capto mi atención fue el dibujo de un hombre tal apuesto como para pedir un balde donde babear en el. Tenia una sonrisa que hablaba de los placeres de la carne, y sus ojos miraban con picardía, como si estuviera imaginándose todo tipo de actos lujuriosos que hacer contigo. Y ese cuerpo... ay papi...

- ¿Quien es este Dioooos? - aullé exitada  solo con verlo. Tenía puesta lo que parecía ser una toga y dejaba al vista su torso y brazos desnudos. Me imagine rasgado la tela con los dientes y dejarlo cogerme contra el piso con fuerza.

Me ruborice dejando el dibujo como si pudiera leer mis pensamientos mas oscuros.

- ese Dios es Eros.  - respondió Lucy con una mirada de suficiencia. - no tienes una idea de la suerte que tuve al encontrarlo. Estaba en una de esas tiendas de antigüedades que se dan de importantes, pero déjame decirte que la dependienta me juro que todos tus problemas amorosos se acabarían si recitabas la invocación el día de san Valentin. Que hermosa coincidencia que tu cumpleaños sus el día de los enamorados.

- hermosa. - dije con sarcasmo.

- Gwen...

- ¿me estas diciendo que de regalo de cumpleaños me diste una hoja con un cupido sensual?

- Exacto.

la miré unos segundos antes de reír y abrasar el pergamino contra mi escote.

- ¡Oh, Querido Cupido! - le canté como una idiota. - ¡ven salvarme de esta sequía! ¡tráeme a un hombre que me ama y quiera hacerme cosas indecentes en restaurantes y baños públicos!

- Así no funciona, tonta

- oh, vamos, toda esta situación es tonta si no que patética.

- no se como lo hizo, pero se las arreglo para verse ofendida por mi comentario.

- claro que no. - me dio un caballito con tequila y me tome de un solo sopetón, sentí el calor extenderse por mi pecho y reí como una tonta abrazando mas el pergamino. - vamos. - me dijo jalándome para que me parara y la siguiera a la cocina. - para que la invocación funcione tienes que leer en voz alta el pequeño párrafo que esta a un lado del dibujo, y lo tienes que decir bajo la luz de la luna.

- eso no es para nada raro. -dije con un pequeño hipido antes de caminar hacia el patio delantero y leer  la inscripción con tono dramático.

- ¡Oh,Eros, Dios del sexo y el amor! Ayudadme a encontrar a mi alma gemela, para que complete el vacío de mi corazón.- en cuanto termine de leerlo, solté a reír. - Esto es lo mas estupido que he hecho en mucho tiempo. - aun así, ambas nos quedamos calladas. Expectantes porque algo pasara, pero como era de esperarse, nada sucedió.

Pero claro que algo iba a suceder.
Solo que no lo sabía todavía.

Espero que esta historia les guste tanto como a mi !! estoy muy ilusionada por esto<333 !!!

Besos, Swan2Black <3

Querido ErosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora