XXVII

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"El cielo es Dios por dentro" -  Niña de 9 años con Síndrome de Down cuando se le pregunto sobre el tema. (¡¿Hermoso, no?!)

- ¡¿vamos a ir a donde?! -  Miré a Eros con los ojos tan abiertos que de verdad podía sentir como comenzaban a querer salir de mis cuencas y rebotar contra el suelo. Pero como sabía que eso era teóricamente imposible, no me preocupe mucho al respecto y seguí mirándolo de la misma manera.

Estábamos acostados en la cama con las sabanas cubriendo nuestros cuerpos, nos acabábamos de levantar y por la cantidad de luz en la habitación algo me decía que era por lo menos mediodía.

No me juzguen si ustedes tuvieran en sus camas a un proclamado Dios del sexo tambien se hubieran despertado hasta tarde.

Eros tenia el pelo revuelto y los labios húmedos e hinchados por mis besos y yo me ruborice por los recuerdos de lo que habíamos hecho, el tomó una pausa de lo que sea que me estuviera explicando para besarme y morderme mi propio labio y acercarme a su cuerpo.

- Si sigues mirándome de esa forma, no voy a poder concentrarme. - me regaño con voz suave

Sonreí traviesa y le devolví el beso antes de escucharlo suspirar y proseguir con su explicación mientras me acariciaba los hombros con la yema de sus dedos.

- Hay una ceremonia anual en honor a Poseidon. - dijo lentamente, como si tuviera miedo que mi mente se bloqueara y dejara de procesar lo que me decía. - Yo quiero que tu vayas conmigo. - termino de decir antes de darme un suave beso en los labios.

Mi corazón se emociono. Nunca había sentido nada igual que cuando estaba con el, pero ir al Olimpo...  para empezar, ¿eso no estaba prohibido para los mortales como yo? Ademas, ¿qué dirían todos?

- Te amaran, créeme.

Gruñí pegándole en el hombro

- Deja de hacer eso.

El rió pero no se disculpo, yo lo mire con una ceja levantada y una mirada que decía "no-creas-que-una-risita-basta-para-desenojarme" Eros tomo mi mano y la beso galantemente, cediendo.

- Lo siento, cariño.  - me mordió los dedos mientras agregaba. - pero tengo razón, ellos te amaran, y te quiero allí conmigo. - me pues ojitos y yo sentí como mi resolución salía volando pro la ventana -  Di que si.

Masculle numerosos gruñidos incoherentes antes de asentir y luego decir en tono gruñón.

- ¿y que me pondré? no tengo ni idea de como se visten allí, ademas, ¿hablaran ingles? porque no tengo ni idea de griego antiguo o lo que sea que hablen allí. - mi lengua comenzó a trabarse conforme mis palabras iban saliendo con mas rapidez de las que podía decirlas. - ¿Como voy a entrar al Olimpo? ¿Los humanos tienen permitida la entrada? ¿tienen alguna garantía que dice  "si te acuestas con un Dios puedes entrar al Olimpo sin morir consumido por las llamas del inframundo? - mi ceño se frunció un poco mas - Oh vaya, ustedes son los que tienen un inframundo ¿verdad?  ¿o esos son los egipcios?

Eros estaba riéndose tan fuerte que me obligo a parar mi vomito de palabras. Me quede tiesa con los brazos cruzados y moviendo el pie nerviosamente sobre las mantas.

Mi Dios griego comenzó a masajearme los hombros y contestar mis preguntas una por una.

- Veamos... Yo puedo confeccionar algo para ti si lo prefieres, o puedo llamar alguna de las Diosas para que te ayude en ello. Sobre el idioma... todos hablamos cualquier lengua que puedas nombrar, aun las que faltan por existir, no será problemas que hablemos en ingles. - al ver mi mirada de mortificación el me dio una de sus sonrisa ladeadas marca registrada y dijo. - no te preocupes, Poseidon es el que dio la orden en este caso. - lo vi fruncir el ceño unos segundos. - no tengo ni idea de porque, pero eso nos quita un problemas mas de la lista. 

Querido ErosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora