XXV

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Quiero darle las gracias a todos aquellos que comentaron en mi aviso anterior, y quería decirles que he llegado a la conclusión de que tienen razón y mientras si cambiaré algunas cosas, estas serán mínimas y la invocación se quedara tal y como esta <3

"the biggest mistake you could ever make is being to afraid to make one"

Decir que la semana transcurrió en un ambiente mas bien surrealista, sería usar el eufemismo del año.

En las mañanas Eros me despertaba con alguna nueva forma de hacerme ver estrellas y tuve que acostumbrarme a desayunar mas ligero porque sino llegaría tarde al trabajo.

En las mañanas intentaba distraerme de todas las cosas que comenzaban a encantarme de aquel Dios tan problemático, pero me era imposible. Intentaba repetirme que tenía un equipaje muy pesado, como una madre controladora y una ex mujer con poco cerebro y sentido común, pero cuando recordaba su olor a canela o su mirada tierna al escucharme hablar de mi día como si fuera lo mas interesante que jamas oyó... todo parecía valer la pena.

Mi madre solía decir que nuestros corazones eran guerreros capaces de soportar las torturas mas creativas con tal de asegurar la felicidad de aquella persona especial. Y cada vez que escuchaba a Eros hablar de alguna de sus historias con su hija o sus hermanos... una parte de mi se asustaba recordando aquellas honestas palabras. Comenzaba a temer lo mucho que podía llegar a querer a este hombre, ¿El sentiría lo mismo? ¿lucharía por mi? Aun si el correspondiera mis sentimientos, yo era humana y no planeaba convertirme en lo que fuera que Psique había aceptado ser.  Ademas, Eros era un Dios, las reglas entre ambos mundos no podía ser mas distintas o desconocidas para mi. 

En parte fue por eso que acepte tener una cita con Jake, cosa de la que me arrepentía cada dos por tres, mi mente vagaba entre inseguridad por lograr conquistar a Cupido y la otra por mantener mis pies en la tierra y aceptar que hay un hombre muy bueno y decente disponible y que tiene un código postal mas cercano al mío.

Pero mucho lamentaba que con cada caricia y mirada que el me profesaba mi corazón estaba tomando la decisión que mi cabeza estaba intentando evitar.

Me estaba enamorando de Cupido.

Que putada.

De todas las estupideces que pude haber hecho, tenía que irme por el pez gordo y enamorarme del único hombre que no podía tener.

Eros ya me había dejado claro que se iría al final del mes y solo me aseguraba un final feliz... pero con otra persona, no con el.

Se que ya lo he mencionado pero esto vale la pena repetir: Que. Putada.

Mañana sería mi cita con Jake y mas me valía darle una oportunidad, porque no estaba dispuesta a quedar como la tonta niña que se enamoro de un Dios que no podía tener. 

Lucy y yo habíamos estado hablando de la boda inminente, ella estaba cada vez mas nerviosa y Lucas y ella habían estado hablando de abandonar todos los planes y fugarse a las vegas. No que yo los culpara pero las invitaciones ya habían sido enviadas, ademas el lugar estaba de ensueño.

La misa sería en una iglesia hermosa y simple, con un decorado floral y lleno de clase, como la dama de honor perfecta, me había encargado de ver todo de primera mano: invitaciones, vestidos, asientos, comida, bebidas, refrigerios, personal, flores, el ramo, el vestido... y cuando ella había sugerido la idea de aventarlo todo por la borda... no me lo tome muy bien.

- ¿ESTAS DEMENTE?  - le chillé al teléfono. Me levante de la mesa de la cocina en la que habíamos estado comiendo Eros y yo cuando Lucy había tenido su crisis de histeria y yo no estaba ayudando precisamente. - no, no, no y no. - mi respiración estaba bastante agitada y mis ojos estaban muy abiertos, Eros sonrío al verme y se recargó cruzando los brazos con las cejas arqueadas, yo bufé en respuesta pero seguí hablando. - Lucy, como se te ocurra fugarte y dejarme fuera a mi y a los otros 200 invitados, te rastrearé a ti y a tu flamante futuro esposo y se los daré de comer a los tiburones. 

Querido ErosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora