XIX

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Okey, se que este capitulo se supone que era para el próximo miércoles... pero son vacaciones y los amo, así que aquí tienen, enjoy!!! :3 

" There is some good in this world, and it's worth fighting for"- Samwise Gamgee. (the lord of the rings)

Quisiera decir que soy una mujer de mundo capaz de mantener relaciones con un hombre sin que mi mente divague con los recuerdos y se forme ideas en su corazón, pero como no era el caso, ni lo intente.

Cuando me quede sola en mi cuarto, me levante a cambiarme y me senté frente a mi computadora, aun con los labios hinchados, el cabello algo revuelto y marcas rojiza en mi cuello, allí donde su barba me había rozado. Le hable a mi futuro yo sobre lo confundida que estaba, todo lo que me había pasado en mi cita y como me había dado por vencida en explicarle mi inocencia a Eros. Para cuando termine estaba exhausta y apunto de quedarme dormida en la silla.

Me desperté temprano y me hice una trenza de lado ante la negativa de mi pelo a verse bien esa mañana, y bajé a la cocina lista para encarar a mi dolor de cabeza particular.

- buenos días, Gwendolyn. - me saludo Eros, sentado en el piso de la sala de estar, yo sonreí acercándome a su mano extendida con una taza de café, tal y como me gustaba.

- Buenos días. - contesté sentándome a su lado, sonriendo levemente. De verdad que había extrañado esto.

- ¿Has dormido bien? - se intereso mirándome con una sonrisa sardónica, yo le pegue en el brazo y asentí con la cabeza, intentando que no se me subieran los colores.

- Si - perdí la sonrisa al recordar lo que había pasado en todo la semana, y la pequeña escena de terror con mi cita a ciegas. - ¿de donde sacaste a Aron, eh? - pregunte curiosa, no podía creer que un Dios de los enamorados pudiera haberse equivocado tanto antes.

Eros se tenso al completo y me miro con ojos arrepentidos.

- No supe leerlo bien, por lo general no me cuesta trabajo, en realidad es una tarea de lo mas sencilla, solo sigo el hilo que esta en tu aura y la conecto con aquella que responde a tu esencia.

- ¿Cómo? - me quede derecha y lo mire con los ojos como platos. - ¿puedes ver... auras?

- Por ponerles un nombre, si.

- ¿Cómo es la mía? - me interesé, sus ojos azules brillaron divertidos y yo me acomode mas en mi lugar y el sonrío por un momento olvidado su opinión manchada de mi, lo vi como mi antiguo amigo, aquel que coqueteaba y me sonría tiernamente.

- Es apenas una luz dorada. - me informo. - y dependiendo de tu humor es el brillo que exhibes.

- ¿y que tanto brilla ahorita? - susurré intentado hacerle ver lo mucho que el me importaba, la paz que sentía cuando estaba sentada a su lado, en este mundo de sonrisas y tazas de café, que me di cuenta con una mueca  risueña, el había tenido que hacer aparecer porque yo ya me había encargado de deshacerme de ellas.

Los ojos de Eros se fundieron de dorado y me miro intensamente, tanto que me sentí mas desnuda que anoche cuando me tenía en ropa interior y retorciéndome bajo su cuerpo.

- Estas iluminando la habitación, Gwendolyn. - susurró roncamente, me dio un pequeño beso en la nariz antes de volver a mostrarme sus ojos azules con motitas doradas.

- ¿Y que deduces de eso? - le pregunte amablemente, pero el solo sacudió la cabeza y me libero de su agarre mental.

- Ya me he equivocado otras veces con las mujeres, Gwen.- masculló huraño. - no te sientas tan especial.

Querido ErosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora