Querido Eros

VII

"Recordar es fácil para el que tiene memoria, olvidar es difícil para el que tiene corazón -Gabriel García Marquez.

El club se llamaba Fangs, la fanática de Buffy la caza vampiros en mi, medio esperaba encontrarse con hombres de tez pálida y ropa negra gótica y collares de picos en el cuello. Pero para mi decepción solo era un club normal, era bastante grande, mas de lo que yo esperaba. Era una de las primeras veces en que ponía un pie en un club nocturno, desde la universidad he preferido los bares con futbolito, televisiones con el partido en vivo (no que me interesa el deporte, solo me entretiene  escuchar a los hombres gritarle a un objeto inanimado) y karaoke los viernes. Lo se, soy todo un caso.

Pero nop, allí estaba yo, ataviada en mis pantalones de salir y una blusa negra con pequeños brillantes  en el escote que yo intentaba cubrir con mi pelo rojo a como diera lugar, me había maquillado un poco y me sentía extraña en mi propia piel. Eros se encontraba a un lado de mi sosteniendome la mano contra su antebrazo para evitar que me tropezará por doceava vez con mis tacones de plataforma.

- diablos, nena, de verdad eres torpe. - me aferró mas fuerte contra su costado cuando una piedra se coló en mi zapato y casi caigo de hocico.

- no es mi culpa. - mascullé intentando ocultar mi escote. - odio vestirme de esta forma. -  Me acomodé mis lentes murmurando groserías por lo bajo.

- te ves bien. - me dijo con tono ausente alargando el cuello para ver como todos entraban al local con la música a todo volumen. Nos detuvimos cerca de la entrada y capte como todas las mujeres se quedaron en silencio casi instantáneamente,se comieron con los ojos a mi acompañante, bien ataviado en su traje de esa mañana, su corbata era gris y la camisa blanca, su traje se le pegaba al cuerpo  justo lo necesario, dejando ver que debajo de esas capas de tela se encontraba un cuerpo firme y fibroso.

- gracias... - murmuré sintiendo los celos bullir en mi estomago, aun estando abrazada contra el cuerpo de Eros no parecía ser suficiente para todas las zorras del lugar para que pararan de  husmear a nuestro alrededor. Resistí el impulso de mostrarles los dientes y gruñir. ¿Qué diablos me pasaba?

Eros ignoro las miradas de las mujeres y  volteo hacia mi.

- lo harás bien, nena. - me dijo intentando infundirme animo, lo único que logró fue ponerme nerviosa. Tome una respiración profunda, normalmente no entraban este tipo de lugares, era demasiada gente, demasiado ruido, demasiado.. todo.

- hay que joderse. - murmuré mirando la entrada y como los hombres seguían con la mirada el culo apretado de todas las chicas ataviadas en minivestidos que me recordaban mucho a las licras para hacer ejercicio.

- Bien dicho. - entramos en el caos el uno al lado del otro. El ya no me tocaba, cosa que me decepciono pero intente ignorarlo. Yo no estaba allí para conquistarlo a el, si no para encontrar al amor de mi vida. Porque el pendejo ya había tardado lo suficiente en llegar. Ubique una gran pista de color plateado con un DJ y varias luces que se movían conforme la música, había mas de una barra de bebidas con su propio cantinero, todos hombres tatuados de camisa negra pegada y bastante atractivos. las mujeres pululaban alrededor como fieras al acecho. Los hombres estaba todos iguales, vestidos de chaquetas y camisas semiformales, lo cierto era que muy pocos venían tan bien vestidos como Eros, y tal parece yo no era la única que opinaba lo mismo, una rubia altísima se acerco a nosotros y mordiéndose el labio examinó a mi acompañante de arriba a abajo lentamente antes de seguir su camino hacia unas escaleras que llevaban a los balcones.

- ve por ellos, tigresa. - me dijo dándome una pequeña nalgada en  dirección a la barra. Cuando voltee la cabeza para amonestarlo el ya había desaparecido en pos de la rubia de 1.80